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Por Rolando Astarita / Blog del autor.- El pasado miércoles 8 el diputado liberal José Luis Espert lanzó una seria amenaza contra el dirigente del Polo Obrero y del Partido Obrero, Eduardo Belliboni. Espert citó un tuit de Belliboni y, entre otras cosas, escribió: “Cárcel o bala para vos, Belliboni”. Como señaló correctamente el Partido Obrero, a través de un comunicado, lo de Espert constituye “una instigación a cometer un atentado de características fascistas”. Una instigación, precisa, que se da en el marco de un continuo ataque contra los movimientos piqueteros y de desocupados.

El tuit del diputado liberal ha sido repudiado por dirigentes y organizaciones políticas y sindicales. Así, por ejemplo, el sindicato AGD, docentes de la UBA, manifestó en un comunicado que “Espert ha acuñado la frase ‘cárcel o bala’, en línea con el bolsonarismo reciente y en la tradición de los más rancios fascismos históricos, para recusar la movilización y la lucha social en defensa de planes sociales o por el derecho al trabajo genuino. Repiquetea con sus tuits para promover las condiciones para la violencia contra los sectores populares organizados”.

Pero por otra parte, salió en defensa de Espert el legislador porteño Ramiro Marra, de La libertad Avanza: “A vos [Belliboni] te voy a meter preso”. Sin embargo, más significativo es el silencio de prácticamente todo el arco liberal frente a estas amenazas.

En entradas anteriores dijimos que el consentimiento, cuando no apoyo, a dictaduras o regímenes fascistas, está en la naturaleza del liberalismo a lo Hayek, Friedman, o tipo Milei y Espert (véase aquíaquí). No estamos ante exabruptos (en el sentido de afirmaciones surgidas de la nada), sino ante concepciones políticas e ideológicas asentadas. Por eso, en una de las entradas antes citadas, decíamos “Para esta gente la libertad primordial a defender es la del mercado y la de la propiedad privada del capital. Si estas son amenazadas, se justifican “los remedios de emergencia”, dictaduras y fascismos incluidos [agreguemos, también “correctivos Triple A”]. (…) Son parte constitutiva de un sistema de pensamiento desarrollado, por décadas, y a través de muchísimos escritos”. De ahí que terminan naturalizando el hecho de que un diputado nacional llame a asesinar a militantes y dirigentes obreros y populares. Es la barbarie en carne viva. No hay otra manera de calificarlo.