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Por Alejandro Olmos Gaona (historiador, especialista en Deuda Externa)/

Ponerse a leer el Decreto 582, publicado en el Boletín Oficial, donde se explicita la nueva invitación a los acreedores, para la renegociación de la deuda, es tarea que debe hacerse con prolijidad, y oportunamente haré los comentarios respectivos. Lo que si me interesa puntualizar, es el abismo que existe entre lo que se dice y las realidades que surgen a través de los documentos que generalmente nadie lee y menos en las redes.

Al asumir el gobierno el presidente Fernández y en otras exposiciones, fue muy claro al decir que “el país tenía voluntad de pagar pero carecía de la capacidad de hacerlo”, “no hay pagos de la deuda que se puedan hacer si el país no crece” “ la idea es pagar la deuda cuando sea sostenible”. También el ministro Guzmán coincidió con esa idea y han pasado meses de idas y vueltas, donde la primera oferta hecha a los acreedores, era “firme” y no tenía vuelta atrás y vencía el 8 de mayo. A partir de ahí comenzaron nuevas negociaciones, porque lo planteado fue rechazado en forma unánime.

Mientras tanto, la directora del FMI afirmaba que la quita de la deuda debía oscilar entre los 50.000 y los 85.000 millones de dólares para ser sostenible.

Lamentablemente puras palabras que se dan de patadas con la realidad. La oferta firme que vencía en mayo fue prorrogada muchas veces, y ahora hay una nueva invitación a los acreedores. Si la oferta antes de la pandemia establecía que se iba a empezar a pagar en noviembre del año 2023, ahora con las consecuencias devastadoras del Covid19, va a comenzar a pagarse dos años antes. ¿Cómo, con que dinero? No se sabe, ya que plan económico no hay. Si antes el valor presente de los bonos a negociar era de 33%, después de la pandemia es del 53 y los acreedores quieren más. Así podría seguir con otros detalles, pero lo significativo, es que los aprietes financieros siguen teniendo éxito, y el gobierno cede y cede a pesar de la devastación de la economía. Y el FMI, que ahora “es bueno” sigue impertérrito exigiendo a la Argentina que cumpla con sus obligaciones. Y cabe aclarar que lo que se negocia, no solo son bonos del 2016, sino también bonos del 2005.

Para ser breve: no se podía pagar hasta que la deuda no fuera sustentable. Sin embargo:
1.- Se pagaron al FMI 320 millones de dólares de intereses.
2.- Se pagaron al fondo de inversión Pimco más de 100.000 millones de pesos de intereses de la deuda.

Y lo más grave:

3.- Se pagaron 1.338.419.264 de dólares, y 532.437.396 de euros de intereses de la deuda a los acreedores privados hasta el 21 de abril, todo lo cual fue blanqueado en los considerandos del Decreto emitido ayer.

Antes de la grave crisis que tiene la economía hoy, se reiteró que no había posibilidades de pagar hasta que la deuda no fuera sustentable, ahora en medio de los graves problemas generados por la pandemia, con dificultades para sostener la ayuda a los grupos carenciados, con ajustes en las jubilaciones, que determinaron una disminución en los montos de las mismas fijados por la ley, con miles de puestos de trabajos perdidos y todo lo que se puede observar día a día, el gobierno muestra que ha pagado de intereses de la deuda más de 2.200 millones de dólares entre acreedores privados y FMI, además de deuda en pesos que pagará.

Tengo mi propia reflexión al respecto, le dejo a mis amigos que cada uno piense lo que quiera respecto a estos datos objetivos, que muestran una vez más el abismo entre los discursos y la realidad.