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SE FORTALECE EL IDUAR O EL GOBIERNO SOSTIENE UN DOBLE COMANDO –

El déficit habitacional es un problema histórico en Moreno. Políticas estatales erráticas ante la voracidad de los emprendedores privados dan como resultado un desarrollo del suelo que privilegia el negocio por sobre el derecho de las personas.

La presencia del Estado acompañando a la inversión privada en todo momento con más o menos concesiones, soslaya sistemáticamente el cumplimiento del derecho a una vivienda digna de la población que debería tenerlo como garante inexcusable. Hoy hay en Moreno al menos un déficit de 17.000 viviendas. El Estado ¿en qué medida podría, de una vez por todas, posicionarse como un actor que traccione la conquista de derechos y ponga un freno al capital privado? ¿Sería esto posible o hay condiciones estructurales que determinan una alianza entre Estado y Capital que daría por tierra con la ilusión del Estado como defensor de los desposeídos? Llámase a esta alianza «corrupción», «prebendas» o «intereses comunes».

Para Carlos Benítez, Administrador General del Instituto de Desarrollo Urbano Ambiental y Regional (IDUAR) esto solo sería posible a nivel local con «altísimos niveles de organización comunitaria«. Benítez asumió hace más de un mes la administración del Instituto, producto de un acuerdo entre la Intendenta Mariel Fernández y Máximo Kirchner. Conduce por segunda vez este organismo descentralizado. estuvo en la gestión Festa, aquella que desplazara a Mariano West del sillón de Asconapé 51. Significativamente, luego de la ruptura de los acuerdos entre el ex-barón del conurbano y la actual intendenta, Carlos Benítez retorna al mismo lugar y función.

Este movimiento es parte de una estrategia más amplia para fortalecer el PJ a nivel provincial en un año electoral, pero tambien un mecanismo para hacer viable algún tipo de planificación urbanistica en el incontrolable conurbano. El caso explosivo de Guernica encendió las alarmas.

Al IDUAR, histórica herramienta de la institucionalidad local, se le suma, por decisión del gobernador Axel Kicillof, la constitución de la Consejo Provincial de Vivienda y Hábitat y la creación, de Consejos municipales de Hábitat.

En este sentido Benítez sostiene la necesidad de crear instancias de diálogo y coordinación en la que estén presentes todos los «actores de carne y hueso»: los actores estatales, los emprendedores del mercado inmobiliario los colegios profesionales, las universidades, las comunidades religiosas y también la organización comunitaria y barrial. Visualiza al IDUAR como el actor que integre a la comunidad a esa mesa. Presenta como una condición ineludible la construcción de una inteligencia única y que de no ser así la política se atomiza y en esas condiciones, dice, «vamos a perder» frente a los actores del Mercado. Explica que como el Estado llega tarde, solo se ocupa de las problemáticas de la posesión del suelo informal de los sectores más desposeídos, mientras el Mercado avanza.

Benítez imagina un rol del Estado activo y con una inteligencia única, no atomizado, capaz de conducir el proceso: “Nosotros tenemos que planificar. Para poder planificar el suelo, para poder reservar suelo para el desarrollo urbano, para un emprendimiento privado, pero también para que nuestra gente tenga posibilidad de acceder a un lote, pero también para que nuestros productores puedan producir o que nuestros parques industriales se desarrollen. La planificación implica una construcción política que es entre los actores. Un Estado local que acumule el poder necesario para poder conducir ese proceso.”

Si el planeamiento no está acá en el IDUAR, ¿cómo se logra? Si el planeamiento está en otro lado.

El formato institucional yo creo que expresa la política y nosotros podemos lograr que haya una inteligencia única de intervención. Aún cuando las decisiones que tomamos puedan ser erróneas, es decir, que nuestra lectura de cómo se desenvuelve la ciudad pueda ser errónea y podamos errar no sólo en el diagnóstico sino en la propuesta política también,…ahora, con una inteligencia única igual. En ese marco nosotros vamos en ese camino. Si no hay una inteligencia única es una atomización de la política y si tenes una atomización de la política frente a los actores y el proceso en el cual se te va a desarrollar en la ciudad vos perdés. Volvés a correr de atrás y lo único que va a hacer es correr a poner un parche en el marco de lo que también ya va a estar dado que es que la gente debe resolver informalmente. El Estado no puede acompañar el proceso de la construcción de la gente.

Entonces repregunto, si planeamiento no está acá en el IDUAR, que es el Instituto de Desarrollo Urbano Regional y está como un área del ejecutivo, ¿no es eso atomización?

Por eso vuelvo a repetirte, la apuesta es que más allá de la expresión institucional se pueda construir una inteligencia. Se están saldando en un ámbito de discusión que crea la misma Intendenta, que preside la misma intendenta en el marco del ejecutivo, que es lo que se denominan los ateneos, donde los temas de discusión se ponen en común y se construyen políticas consensuadas. Eso, desde el eje de la propuesta de cómo organizar el ejecutivo municipal, la institucionalidad del Estado local. A eso le falta la pata de la discusión de la comunidad que es lo que nosotros vamos a construir desde el IDUAR. Lo que vamos a ir a buscar es cómo construimos el Consejo del Hábitat con la participación real y efectiva de todos los actores que deben estar sentados a la mesa que no son sólo los actores con los cuales vos interlocutás en el marco del desarrollo económico de la ciudad sino también en el marco del desarrollo de los derechos de la ciudad. Y ahí nosotros tenemos una inmensidad de desarrollo, no solo en los barrios informales, asentamientos, como son tomas o como lo queramos llamar, sino también en los históricos barrios populares de Moreno, muchos de los cuales nacieron desde la informalidad y hoy están incluidos en la ciudad formalmente hablando, zonas como Moreno Norte, como Trujui, como en Álvarez, que se han desarrollado, en Paso del Rey y que están integrados plenamente en la ciudad.

Se anunció el año pasado un programa provincial: suelo, vivienda y hábitat, para Moreno. Eran 243 millones de dólares hasta el año 2023. Hace un mes llegaste de nuevo al IDUAR, ¿qué hay de dinámica sobre esto? Porque tiene que ver con la valorización del suelo. Si no comprendemos que la planificación es valorar el suelo para que no vengan los actores inmobiliarios privados (Remax, Nordelta) y que terminen la discusión porque lo arreglan con Provincia, esto va a quedar demasiado reducido como un título periodístico, una nota valiosa de un anuncio de Kicillof. Pero están pasando los elefantes por adelante nuestro y no los vemos.

En principio, cuál es el salto cualitativo de estos millones realmente existentes, es que alguien se puso al frente y dijo en el tema de hábitat tenemos un problema y eso implica una institucionalidad que implica recursos. Eso me parece la respuesta concreta que hace Axel [Kicillof] post Guernica, hay que asumir este problema, el problema de la provincia de Buenos Aires que tiene millones, de desarrollo económico, industriales, pero hay que ponerse frente al problema. Este es un intento y un compromiso. Lo que nosotros estamos haciendo desde acá es cómo logramos que esos 243 millones de pesos o dólares, en este trienio signifiquen la llegada de proyectos concretos al distrito que empiecen a abordar las problemáticas.

¿Hay que hacer esos proyectos o te encontraste que están desarrollados?

Esos proyectos están desarrollados, varios de los cuales están en gestión. La gestión que me precedió a mí ha trabajado mucho en ese marco porque aparte técnicamente los reconozco y los reconozco como un equipo de mucha solidez y solvencia. Eso nosotros lo vamos a continuar y le vamos a agregar algunas cuestiones que son propias. Nosotros podemos ir a buscar esos recursos a Provincia. Varios están en gestión con generación de suelo, con consolidación de suelo ya generado, ocupación, con tema de trabajo con algunos proyectos en algunos barrios con la posibilidad de presentación de algunas herramientas que nos permite la ley, como son los consorcios, donde vos tenés una intervención público-privada, ya no solamente de generación de suelo desde la tierra que vos dispones como municipio. Tenemos los convenios con Nación en el marco también de poder generar vivienda. Ya están firmados los convenios. Estamos comenzando a trabajar en este tiempo una estrategia local. ¿Cómo construimos herramientas que a nosotros nos permitan generar el suelo, no esperando o necesitando la intervención de provincia para que los financie? Ahí vamos a intentar trabajar fuertemente el eje de la movilización del fondo de tierras, generando los recursos que podamos para poder implementarlo. Y por otro lado, construir mecanismos que nuestra primera etapa de gestión habíamos comenzado a despuntar, que están adentro de la ordenanza 56 86, que son los famosos bonos integrales de desarrollo en los barrios. Eso nos permitiría a nosotros con participación de la comunidad poder generar herramientas y estrategias propias. Eso implica altísimos niveles de organización comunitaria.

Eso que estás diciendo es Manantiales, el 80% de las personas que fueron alojadas allí, el 80% pagó y que es lo que se discutía en aquel momento, que esas familias estaban con casas de madera o casillas pero que se quieren arraigar en el suelo, estaban pagando una tasa. Eso tiene que volver al barrio, no puede ir a gastos corrientes. Cuando hay tanta vida en Moreno, hay que desarrollar, hay que entender los barrios que no tienen agua, calles, que no tienen luz. Es un mundo para desplegar planificación y algunos no lo entienden. Si es por rapidez le preguntamos a Nordelta cómo se hace rápido, pero no es por ese lado, es por el lado político y tengo mis dudas.

Es político y es de construcción de poder popular. No hay otra forma de resolver este problema o de abordar este problema en Moreno si no hay una enorme participación de la comunidad organizada en esa discusión con el Estado, no le veo otra salida. Nosotros no tenemos una salida netamente económica para responder ni vamos a tener hoy o en el corto plazo las 17.000 viviendas que necesitamos para las familias que tenemos inscriptas en el registro. Aunque Nación y Provincia solidariamente en el marco de su obligación institucional pusiesen todos los recursos a disposición, no lo podríamos resolver. Nosotros apostamos a eso, construimos una ordenanza que no existe en ningún lugar de la provincia de Buenos Aires que dice “nosotros lo podemos hacer con la gente”. Esa ordenanza estaba soslayada en los últimos años pero está vigente. Nosotros vamos a retomar desde ahí y vamos a intentar construir con ese sector y a su vez hay que construir las herramientas también para discutir. Nosotros no queremos dejar afuera al sector privado, al desarrollador, al que tiene interés de invertir en el distrito, que genere una inversión. No lo queremos dejar afuera, lo que queremos es discutir cuáles son las reglas del juego.


El conflicto en la Bibiana II y las agudas dificultades para el desarrollo en Manantiales plantearon durante todo 2020 las asperezas entre la organización comunitaria fortalecida en territorio y la clase política local y provincial que no quiere reconocer ese poder popular, de carne y hueso, cuando no se presenta complaciente ante un supuesto Estado protector que sistemáticamente vulnera por acción y omisión, todos sus derechos y sin embargo pretende conducir. Es esta un organización comunitaria que se apropia de la tierra para vivir y en la que intervienen cada vez menos las organizaciones comunitarias religiosas y cada vez más el narcotráfico en alianza con actores surgidos de las prebendas clientelares político/partidarias. Son estos actores, también de carne y hueso, y que además tienen capacidad de presión y poder de fuego, los que no se sientan a ninguna mesa de coordinación a la luz del día.

Habría que ver como asumen los funcionarios municipales y provinciales este enorme problema territorial para no seguir llegando tarde a la hora de planificar el futuro.