De forma oficial el gobierno de Kicillof comunicó una matrícula para Escuelas Abiertas en Verano, distrito de Moreno, de 5.384 estudiantes, invirtiendo 12 millones de pesos en agua, artículos de limpieza y materiales didácticos, un soporte para cubrir menos de veinte días de ese programa histórico.
En ese período de vacaciones fue tiempo de recorrer 30 (treinta) sedes elegidas o seleccionadas por la Provincia de Buenos Aires a través de las Jefaturas y Consejo Escolar. Carlos Lana, consejero escolar de Juntos por el Cambio, retrata la hoja de ruta en la que sintió emoción al ver (en dos o tres sedes) el trabajo pedagógico de las docentes junto a grupos reducidos de alumnos /as. Ese registro lo pone en primer orden.

Con los ejes que el programa contiene, cargando los datos del año 2022, Lana afirma que los «errores» o «modus operandi» están sólidos. Recuerda que el año pasado el programa contó con 70 sedes y en este verano fueron 30, llamando esa reducción «ajuste educativo que golpea a los que más necesitan»:
¿Qué título ponés al programa en este comienzo de año?
Por la cantidad de cupos asignados, la concurrencia y la prestación alimentaria no tengo dudas en decir que fue un fracaso.
La concurrencia, reconocida oficialmente, fue de 1500 estudiantes
Por eso hablo de fracaso porque no se hizo la promoción que correspondía al programa de Escuelas Abiertas de Verano, que como continuidad o algo parecido al ATR (Acompañamiento de Trayectorias y Recuperación). La Provincia de Buenos Aires hizo una gran inversión en esto, cerca de 12 millones de pesos en agua, artículos de limpieza y materiales didácticos. También señalo que comedores que históricamente se elegían no tuvieron esta instancia de aporte y acompañamiento. El año pasado fueron 70 sedes y este año solo 30, el ajuste lo hacen en quienes más lo necesitan.
Cuando se referencia servicio de comedor, ¿es que pudieron cocinar?
No, solo el 80 por ciento de las sedes. El caso de la Escuela 74 es emblemático, recordando que allí se vivió la explosión de la cocina el año pasado y que gracias a Dios no produjo víctimas. Allí, en esa sede, no se pudo cocinar porque no funcionaba la cocina, ni siquiera podían calentar agua. En otra sede de los veinte días del programa solo tuvieron la mitad porque hubo desperfectos eléctricos. Otro caso presentó problemas en la provisión de agua y en otra sede el gas cortado. Pensemos un segundo que bajaban los proveedores leche en polvo que no se podía preparar, todo un desastre que queda certificado porque es increíble que nadie haya relevado que en las sedes elegidas era imposible cocinar y recibir en condiciones dignas a los chicos /as.
Entonces en el 20 por ciento de las sedes el Servicio Alimentario llegó el conocido Listo Consumo
Sí, productos de muy baja calidad, un día sándwich y otra jornada pizzetas precocidas. También una canastita que era lamentable. Agrego que en algunas escuelas se intentó impedirnos acceder a ver cómo estaba funcionando el programa…

El año pasado señalaste que el número de concurrentes fue inferior al cupo establecido. Ese modelo se repitió en este 2023. La pregunta es, ¿los proveedores bajaban esa comida precaria como indicaba el cupo previsto no el efectivo y real?
Primero respondo algo esencial: nosotros recorrimos las sedes porque es nuestra obligación y función, no vamos para denunciar sino para comprobar el funcionamiento de algo que piensa, ejecuta y financia de buena manera la Provincia de Buenos Aires. Controlamos con el fin de que el gobierno municipal y Consejo Escolar reconozcan los errores, pero el problema es cuando éstos son negados. Lo claro es que no hubo control, incluso le pediría a los funcionarios municipales que administran el Servicio Alimentario Escolar, ya que aseguran que hay un equipo de 20 auditores, que se sienten en la mesa de alguna escuela y ver si pueden comer esas pizzas o sándwich lamentables ofrecidos como almuerzo, entregados por los mismos proveedores que fueron denunciadas durante el año pasado por la pésima prestación…

Si cada sede presentó un número menor de alumnos /as de lo previsto y las empresas bajaron las viandas como si toda la matrícula estuviese presente, ¿qué se hizo con esa comida?
No lo sé, pero puedo pensar que se le entregan muchos sándwiches o pizzetas congeladas a los chicos /as. Sobre este punto pregunté de donde salían las pizzetas y me dijeron que de General Rodríguez salían los camiones pero con un detalle: aparentemente no tenían caja o cámara de frío esos camiones y de esa manera las pizzetas se descongelaban desde la salida del depósito hasta que eran entregadas en cada escuela.

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