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Izquierda Diario.- La rebelión de los médicos residentes del Hospital de Trauma y Emergencias Dr. Federico Abete de Malvinas Argentinas puso de manifiesto, una vez más, que el distrito gobernado por Leonardo Nardini del Frente de Todos sigue profundizando la política de precarización de la salud pública.

Los salarios y el agua

El viernes 23 los médicos residentes, hartos de los bajos salarios, de no tener obra social ni ART dijeron basta y se organizaron en Asamblea. Allí definieron las primeras medidas y se movilizaron junto a organizaciones sociales y políticas al palacio municipal. Allí entregaron a los funcionarios su pliego de demandas. De esta manera hicieron pública la terrible situación en la que deben llevar adelante su tarea en medio de la segunda ola de la pandemia. Es que, en Malvinas Argentinas, la primera línea tiene que pagar de su propio bolsillo el agua potable porque en el interior del hospital no cuentan con ese servicio.

En un distrito con casi 400 mil habitantes y gobernado por el peronismo desde su creación en 1995, la abrumadora mayoría de la población no cuenta con agua de red, difícil cumplir con las normas mínimas de bioseguridad recomendadas desde el inicio de la pandemia. En este distrito del AMBA, que se encuentra en Fase 3, el actual intendente Leonardo Nardini también es el vicepresidente de AySA (Agua y Saneamientos Argentinos). La bronca de los residentes también puso de manifiesto que los pacientes en los que atienden también carecen de un servicio elemental, el agua.

El fin de semana votaron en asamblea realizar paro activo y así desde el lunes 26 vienen realizando jornadas de difusión, aplausos y movilizaciones al palacio municipal. Ese mismo lunes se hizo evidente que «sin residentes no hay hospital» tal como ellos coreaban mientras se movilizaban. Los funcionarios del gobierno municipal lo saben y en pocas horas comenzaron los aprietes y amenazas de despidos a quienes se organizaban para luchar contra la precarización laboral.

Es criminal despedir médicos en pandemia

Es de público conocimiento la situación crítica en la que se encuentra el sistema sanitario y el agotamiento de la primera línea que viene peleando sin tregua desde marzo del 2020. Y lo hacen con total compromiso hacia los pacientes pero en condiciones laborales terribles. El Estado, a lo largo de los diferentes gobiernos, viene llevando adelante una política de desfinanciamiento y precarización del sistema de salud público.

El Estado, en este caso municipal y como también lo hacen los privados, no tuvo ningún problema en despedir y amenazar con despedir a médicos residentes de un hospital público en medio de la pandemia. Así lo denunciaron los médicos del Hospital Abete en sus redes sociales. El gobierno de Leonardo Nardini busca por todos los medios que esa organización por abajo de los trabajadores no se extienda ni al resto del hospital ni el resto de las dependencias municipales que también sufren la precariedad laboral.

El intendente había dado un aumento del 40% el 22 de Abril y planteado: “es el aumento más significativo de la región y su gestión”, lo que no dijo es que el sueldo y las condiciones de trabajo en el Hospital Municipal de Trauma son de las peores en toda la provincia. Como publicaron los residentes en su Facebook actualmente cobran la mitad que los residentes de la provincia, 36 mil pesos y no cuentan con obra social, aguinaldo, y son parte del Programa de Becas, por lo que no figuran en relación de dependencia con el Municipio. Nardini se jacta de su “compromiso de priorizar la salud de vecinos y vecinas” pero no son más que palabras vacías que contrastan con una realidad de médicos sobrecargados de trabajo, sin derechos y con salarios bajo la línea de pobreza.

Nota completa: Izquierda Diario.