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Izquierda Diario.- Como si no fuera vicepresidenta por el Frente de Todos, dedicó una parte importante de su discurso a criticar la situación económica actual y a reivindicar los años de sus gobiernos pasados. Pero hacia adelante reclamó un «cambio de actitud» a la oposición de derecha y pidió estar unidos para revisar el acuerdo con el FMI. «Por supuesto que si te dieron 45 mil millones de dólares los vas a tener que devolver», dijo sobre esa deuda ilegal que dejó Macri. Además, ratificó que se considera proscripta y elogió a Wado De Pedro y al ajustador Sergio Massa, dos de los posibles precandidatos del peronismo.

Cristina Kirchner dio una conferencia en la Universidad Nacional de Río Negro, tras recibir el Doctorado Honoris Causa otorgado por esa institución y su rector, Anselmo Torres. Ante 1200 invitados y bajo el título de «¿Hegemonía o consenso? Ruptura del pacto democrático en una economía bimonetaria: inflación y FMI, crisis de deuda y fragmentación política», la vicepresidenta dio un discurso que estuvo dividido en dos partes bien marcadas.

Por un lado, cuestionó al Poder Judicial y se refirió a la crítica situación económica y al combo de inflación, bajos salarios e informalidad laboral, casi como si no formara parte del actual Gobierno. Además, reivindicó los años de sus gobiernos anteriores, mientras el público cantaba por «Cristina presidenta». Por el otro, señaló que para los tiempos que vienen «se van a necesitar decisiones que cuenten con legitimidad frente al conjunto de la sociedad» y llamó a la oposición de derecha a un consenso para revisar el acuerdo con el Fondo Monetario. «Vamos a necesitar que los dirigentes políticos estén unidos» aseguró, y reclamó frenar «la fragmentación política».

Como si no gobernara

Durante la primera parte de su discurso, la vicepresidenta comenzó retomando un concepto del que ya había hablado el año pasado, cuando recibió el Doctorado Honoris Causa de la Universidad Nacional del Chaco Austral, y que está en el centro de sus preocupaciones: «La insatisfacción democrática en las sociedades frente a las demandas que no son cubiertas por los Estados». Una «insatisfacción democrática» que calificó como una importante crisis institucional, al afirmar que «en Argentina pareciera que ni los 3 poderes funcionan». A horas de conocerse los fundamentos del fallo de su condena, la vicepresidenta señaló que «el sector más importante de la oposición está aliado con el Poder Judicial», al que calificó de «mafioso». E insistió con que se considera proscripta: «Creo que el que mejor lo definió fue el ministro del Interior Wado De Pedro cuando dijo que han reemplazado al Código Electoral por el Código Penal». En medio de su crítica, y tras conocer este jueves los fundamentos del fallo en su contra, la alusión al ministro cobra mayor relevancia, siendo uno de los principales nombres que se barajan como precandidato y que viene de encabezar un encuentro en Expoagro junto a los principales empresario del campo y los directores del diario Clarín y La Nación.

Pero el centro de su mensaje en esta primera parte estuvo puesto en las críticas a la actual situación económica, como si ella no formara parte del gobierno y del ajuste que se está llevando adelante. «Es cierto que hay crecimiento y que hay creación de trabajo, pero son precarizados y de muy bajos salarios», apuntó. Además, señaló que hoy «la economía bimonetaria nos lleva a este escenario de gran inflación» y remarcó: «No solo estamos sin Estado democrático sino que estamos sin moneda».

Sin embargo, inentó preservar al ministro de Economía, a quien llamó cariñosamente por su nombre de pila en distintas ocasiones: «Me acuerdo que Sergio había pronosticado que la economía iba a crecer y yo dije que ’claro que va a crecer, pero tenemos que alinear precios, salarios, tarifas y servicios para que el crecimiento no se lo lleven 4 vivos’, que es lo que está pasando». Sergio, que es Massa, no solo es uno de los principales responsables del ajuste en curso. También es otro de los nombres que se barajan como precandidatos en la interna eterna del Frente de Todos.

Buscando contraponer la crisis actual con los años de su gobierno, mostró indicadores de inflación y del nivel de salarios durante sus gobiernos mientras desde el público cantaban y pedían por su candidatura para presidenta. Una puesta en escena demagógica, para seguir alimentando la ilusión de una candidatura que no parece lo más probable, mientras intenta preservarse y no quedar asociada al ajuste actual. Una maniobra de patas cortas, que tuvo en su centro correrse de la responsabilidad del acuerdo al que se llegó con el FMI. «El que empieza una negociación es el que la tiene que terminar. No quise intervenir porque el que tenía que negociar era el ministro de Economía» dijo, y aseguró que «no hay catastrofe más grande para la Argentina que la que se produjo con el endeudamiento». Sin embargo, dejó en claro que el Estado argentino tiene la obligación de pagarle al organismo de crédito esa deuda ilegal tomada por el macrismo. «Por supuesto que si te dieron 45 mil millones de dólares lo vas a tener que devolver. No tengo una cuestión dogmática ni ideológica con el Fondo Monetario Internacional», remarcó y también destacó haber apoyado «con mucha fuerza la reestructuración de la deuda privada», algo que definió como «parte de la responsabilidad institucional».

Un llamado a la oposición de derecha

Con su referencia al acuerdo con el FMI y la necesidad de cumplir con los pagos, dio lugar a la segunda parte de su discurso, marcada por polarizar con algunas de las ideas que promueve el ala de la oposición que encabezan Macri, Bullrich y Milei al mismo tiempo que llamaba a formar un consenso con otros sectores de la oposición para renegociar el acuerdo con el Fondo. En ese momento destacó: «Se puede gobernar bajo dos formas, por hegemonia democrática o por consenso. Ahora, si no tenemos hegemonia democrática y tampoco tenemos consenso… que te ayude tu hermano.»

Si durante sus conferencias del año pasado, la vicepresidenta ya había dejado ver que la preocupaba la fragmentación política y la crisis que las dos grandes coaliciones están atravesando en los últimos años, en esta ocasión lo volvió a demostrar e insistió con la idea de que no se puede seguir de esta manera. «Yo estoy convencida de que es necesario acordar. Hay que sentarse a hablar, sin adjetivaciones, sin estereotipos ni clichés». La frase fue retomada rápidamente por Wado De Pedro, que desde su cuenta de Twitter se hizo eco y también reclamó consensos con un sector de la oposición de derecha.

La búsqueda puede interpretarse como un gesto de centro, buscando dialogar con un sector de la oposición y con el gran empresariado, y tratando de aislar al ala «dura» del PRO y los liberales. Por eso mismo, Cristina cerró su discurso en Viedma dejando un mensaje con destinatarios muy claros y con el objetivo de correr al «centro» la discusión política. «El otro día uno de los principales candidatos de la oposición dijo que el que decía que venía y sacaba el cepo (a la compra de dólares) era un chanta», señaló en referencia a Larreta y remarcó que le parecía «un saludable gesto».

Un guiño que siguió con el pedido explícito de buscar puntos de acuerdo para ese sector. «Vamos a necesitar que los dirigentes políticos en la Argentina estén unidos todos juntos frente a nuestro principal desafío, que va a ser revisar ese acuerdo con el FMI. No para no pagar, sino para que nos dejen crecer. Es imprescindible el cambio de actitud, que no pasa por darle la razón al otro en cuestiones que seguramente no nos vamos a poner de acuerdo, pero sí en esto». Una vez más, se busca sembrar ilusiones en que negociando con el FMI es posible lograr mejores condiciones para pagar, cuando la realidad marca todo lo contrario: la estrategia de reconocer la estafa de la deuda es lo que permite que se sigan yendo millones de dólares en pagos interminables, debilitando las reservas y alimentando la inflación, al tiempo que la subordinación del país a los intereses del capital financiero es cada vez mayor.

Ya para finalizar, también insistió con que los acuerdos también son necesarios para frenar «la fragmentación política». Y volvió a hacer una defensa del extractivismo que el gobierno del Frente de Todos viene fomentando con todas sus fuerzas: «En Perú tienen el Banco Central rebosante de dólares, y exportaciones mineras por más de 50 mil millones de dólares. Es algo que también nosotros vamos a tener que abordar seriamente. Chile exporta 40 mil millones de dólares por año en minerales nada más y la cordillera es la misma de un lado y del otro».

Así Cristina cerró su exposición y dejó marcado el rumbo hacia adelante: reivindicando una vez más el modelo extractivista, haciendo hincapié en la necesidad de renegociar con el FMI y su voluntad de pagar esa deuda ilegal y sobre todo, dejando un llamado a sectores del gran empresariado y de la oposición patronal para construir acuerdos en común. Uno más de los tantos gestos que el kirchnerismo viene dando hacia el establishment y que muestra para qué política se prepara, más allá de las palabras.