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Por Manuel Taba (Prensa Obrera).- El kirchnerismo adorna el pago de la deuda usuraria. El proyecto impulsado por el kirchnerismo para repatriar activos fugados, creando un fondo especial como vía de recolección de dólares para pagarle al FMI, obtuvo dictámen favorable en comisiones en el Senado. Modificación mediante, la creación de este fondo se discutirá en una primera reunión, mientras que quedó para instancias futuras la modificación a las excepciones del secreto bursátil, bancario y fiscal.

Entre las modificaciones realizadas en el texto se define que la creación del fondo es para pagarle la deuda al FMI, “presente y futura, sin prórrogas”, suprimiendo la facultad del Poder Ejecutivo de derogarla. De igual forma, amplía las facultades de la Afip para poder aplicar la ley (El Cronista, 19/4). El mismo será administrado por el Ministerio de Economía, y la fiscalización y supervisión de la gestión estará bajo la órbita de la Bicameral del Congreso creada para monitorear el pago de la deuda externa (Ámbito, 20/4).

Ahora bien, este apoyo del interbloque oficialista del Senado de conjunto, recientemente dividido como una maniobra en medio de la rosca por copar el Consejo de la Magistratura, plantea nuevos capítulos en la interna de la coalición de gobierno. La moneda de cambio del “albertismo” al kirchnerismo será que apoye el gravamen a la renta inesperada, propuesta elevada por el ministro de Economía, Martín Guzmán. Hablamos en ambos casos de proyectos que tienen el visto bueno del propio FMI, porque son al servicio de pagar esta estafa contra el país, y que no pueden soslayar tampoco que el colosal pacto de ajuste se descarga contra los trabajadores y las mayorías populares.

La pretendida acusación a la deuda contraída y a quienes fugaron los activos no pasa de una demagogia. Sustancialmente, porque en nuestro país en nada se modificó el régimen de fuga de capitales. El hecho testigo de que del récord de superávit comercial del 2021 no haya quedado nada fronteras dentro aporta clarificaciones al panorama. Pero que el kirchnerismo cargue tintas “contra los fugadores” en función de pagar la deuda es una impostura, porque con este proyecto de muy dudosa aprobación lo que hace es validar la estafa del FMI y el capital financiero contra la Argentina, lo que profundizará la pobreza y el hundimiento de la economía nacional.

En el mismo sentido es que este proyecto se compromete a gravar en un 20% a los fugadores que reconozcan estos activos dentro de los primeros seis meses, pudiendo llegar a un 35% si se vence el plazo. Revela todavía más que la única preocupación del gobierno es cumplir con el pacto de pago de la deuda externa usuraria, porque condona hasta en un 80% a quienes perpetraron este saqueo contra un país empobrecido hasta la médula y siquiera se propone repatriar lo restante.

La “frutilla del postre”, vale recordar, fue cuando en el mes pasado, durante los primeros debates del proyecto, el radical Martín Lousteau, senador de Juntos por el Cambio, le citaba a Cristina un pasaje de su libro “Sinceramente”, donde reconoce que fugaron activos fuera del país junto a Néstor Kirchner; o cuando admitía que bajo el macrismo retiró ahorros del sistema financiero para pasarlo a dólares y “guardarlos abajo del colchón”. Pero cabe recordar que varios nombres también de la tropa cambiemita, incluída la propia familia Macri, figuraron en el podio de los Pandora Papers, que colocaron a la Argentina entre los principales países salpicados en fuga de capitales y radicación de activos en paraísos fiscales. Todos los que nos gobiernan, de un lado y otro de la grieta, son parte del mismo régimen de saqueo.

Los que pagamos los verdaderos platos rotos del ajuste, los que todos los días salimos a ganarnos la vida trabajando por salarios cada vez más miserables, y en condiciones cada vez más precarias, necesitamos que se le ponga un punto final a la extranjerización de la riqueza del país. Para ello es imperioso cortar definitivamente con todo el esquema de fuga de capitales, nacionalizando la banca y el comercio exterior, gravando a los fugadores para dotar presupuestariamente la salud, la educación, la obra pública, garantizando un seguro universal a los desocupados, y desconociendo una deuda externa fraudulenta que es la gran síndica del saqueo nacional.