Espacio Publicitario

publicidad
publicidad
publicidad

Izquierda Diario.- El país volvió a tener una inflación anual de tres dígitos por primera vez en más de 31 años. El Indec informó que en febrero los precios escalaron 6,6%. El Gobierno no logra frenar la inflación y los costos de la suba de precios recaen sobre las mayorías populares.

La inflación de febrero pasado fue del 6,6%, según el índice de Precios al Consumidor (IPC) que informó este martes el Indec y en el primer bimestre acumula ya un incremento de 13,1%. De esta manera, el acumulado de los últimos doce meses alcanzó 102,5%. De ese modo, el país volvió a tener una inflación anual de tres dígitos por primera vez en más de 31 años. La última vez que se registró un índice así fue en septiembre de 1991, con 115%.

La división de mayor aumento en el mes fue Alimentos y bebidas no alcohólicas (9,8%), principalmente por la incidencia que tuvo el alza de Carnes y derivados y de Leche, productos lácteos y huevos. El incremento de los precios de los alimentos golpea con más fuerza a los sectores de menores ingresos.

Entre los alimentos, lo que más aumentó incluye asado (29%), carne picada común (35%), paleta (34%), cuadril (34%), nalga (33%), arroz (15%), huevos (13%), naranja (72%) y batata (13%), según lo relevado en el área metropolitana de Buenos Aires.

En tanto, el Indec detalló que las divisiones con mayores aumentos fueron Comunicación (7,8%), por los incrementos de los servicios de telefonía e internet y Restaurantes y hoteles (7,5%), por las subas en Restaurantes y comidas fuera del hogar. También se registró el alza de «las cuotas de las prepagas, que impactó sobre Salud (5,3%); cigarrillos, en Bebidas alcohólicas y tabaco (5,2%); los combustibles, dentro de Transporte (4,9%); y los servicios de electricidad y agua en algunas regiones, en Vivienda, agua, electricidad y otros combustibles (4,8%)».

En los últimos doce meses los mayores incrementos se registraron en: prendas de vestir y calzado (121,7%), Restaurantes y hoteles (116,4%), Bebidas alcohólicas y tabaco (108,4%), Bienes y Servicios (106,8%), Alimentos y bebidas no alcohólicas (102,6%). Estos aumentos estuvieron por encima del nivel general (102,5%).

Los precios no aflojan. Las consultoras alertan que la inflación de marzo, que suele ser estacionalmente más alta, puede llegar a 7% por el impacto de las subas en tarifas, indumentaria, colegios privados y medicina prepaga.

Responsabilidad oficial

Luego de las 19 de la tarde, llegó un comunicado del Ministerio de Economía, con declaraciones del vice Adolfo Rubinstein sobre el dato de inflación. «El dato es sin duda muy malo», reconoció el economista, quien además justificó que la sequía y la suba de los precios en la carne fueron el motor de la crecida general.

Si bien la sequía afecta los precios, el Gobierno echó más nafta al fuego por autorizar los aumentos en los servicios públicos, combustibles y salud. El móvil oficial es cumplir con las metas del FMI, quien ratificó que este año el déficit fiscal primario debe reducirse a 1,9% del PBI. Además, el acuerdo que el Gobierno negoció con el Fondo es un “modelo” de alta inflación ya que la suba de precios es el mecanismo para ajustar el presupuesto, partidas como salud, educación, jubilaciones; y los ingresos de las mayorías trabajadoras.

El fenómeno inflacionario es complejo y tiene varias causas como la evolución del dólar, el aumento de las tarifas de los servicios públicos; la evolución de los precios internacionales; entre otras. Los grandes empresarios en este contexto de inflación remarcan precios, es la conducta del gran capital concentrado para defender y aumentar su rentabilidad. Se necesitan medidas de otra clase para combatir la inflación como el desconocimiento soberano de la deuda fraudulenta, la nacionalización de la banca y el comercio exterior bajo gestión de los trabajadores para atacar la fuga de capitales y las remesas de utilidades de las grandes empresas al exterior que debilitan la moneda nacional, y medidas de emergencia, que garanticen el nivel de vida del conjunto de las mayorías trabajadoras.

Los dirigentes sindicales deberían terminar con la tregua al Gobierno y ponerse a la cabeza de un plan de lucha para recuperar todo lo perdido en estos años, por una suba de emergencia para los trabajadores formales, informales, desocupados y jubilaciones y por la actualización automática frente a la inflación.