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Izquierda Diario.- La inflación persiste en niveles elevados y en los últimos doce meses acumuló 92,4%, en tanto que los alimentos subieron 94,2% anual. Los costos de la suba de precios recaen sobre la clase trabajadora. Es urgente una suba de emergencia del salario, las jubilaciones y de los programas sociales para recuperar lo perdido, y atacar las verdaderas causas de la inflación.

El Indec dio a conocer el Índice de Precios al Consumidor (IPC) del mes de noviembre, que arrojó una suba de precios mensual de 4,9 % y de 92,4 % en términos interanuales, la mayor en más de 30 años.

De esta forma, en los once meses del año la inflación ya acumula 85,3 % y con este ritmo cerrará diciembre en torno al 100 %. La inflación persistente y elevada ya se transforma en crónica, toda vez que las perspectivas hacia el año que viene indican que, como mínimo, se mantendrá en esos niveles.

«La división de mayor aumento en el mes fue Vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles (8,7%), dentro de la que se destacó el incremento de los servicios de electricidad y gas a raíz de la segmentación de tarifas en todo el país, y específicamente en GBA, el aumento de agua también por segmentación», indicó el Indec.

Le siguieron en importancia Comunicación (6,4%) –sobre la que incidió principalmente la suba de los servicios de telefonía e internet– y Bebidas alcohólicas y tabaco (6,3%) –cuyo mayor impacto se dio por el aumento de los cigarrillos–.

Si bien en relación con la elevada tasa de octubre, cuando la inflación había alcanzado a 6,3% mensual, el dato del noviembre implica cierta desaceleración que el gobierno intenta mostrar como buena noticia, pero para los trabajadores y sectores populares sigue siendo un problema ya existencial en tanto que la suba de precios afecta permanentemente las condiciones de vida. Cada vez son más las familias trabajadoras que no pueden llegar a fin de mes.

En ese sentido, el pasado jueves el secretario de Programación Económica, Gabriel Rubinstein, afirmó que «está bajando la inflación» porque en octubre «la inflación núcleo fue de 5,5% y la mayorista 4,8%, cuando el índice general fue 6,3%». Para este mes estimó que la tendencia es «hacia la baja continua».

Sin embargo, la realidad es que, más allá de los números del último bimestre del año, el 2022 terminará para Argentina con los índices de inflación más altos desde 1991, durante los primeros años del menemismo y tras la crisis hiperinflacionaria del fin del Gobierno de Raúl Alfonsín.

Hace pocos días se conoció un informe de la Universidad Católica Argentina (UCA) que arrojó que un 43,1 % de la población vive en situación de pobreza y 3 de cada 10 trabajadores son pobres, mientras que los ingresos populares no paran de perder poder adquisitivo. Según cálculos de Luis Campos, integrante del Observatorio Social de la CTA Autónoma, “en octubre el salario real medido por RIPTE volvió a caer y registró el valor más bajo desde abril de 2006. Sí, el peor nivel en más de 15 años. En comparación con octubre de 2021 está casi un 5 % abajo”.

El Gobierno no ataca los problemas de fondo que ocasionan la inflación, como la escasez de divisas por los pagos de deuda publica y privada, el ciclo de altas ganancias empresariales o el atraso productivo. Los acuerdos de precios que propone, como el programa Precios Justos anunciado por el ministro Sergio Massa son un parche. Este actúa sobre las consecuencias y no sobre las causas de la inflación.

Tampoco enfrenta al poder concentrado que tienen las grandes alimenticias, que llega al punto de que dos o tres firmas pueden repartirse la casi totalidad de las ventas en su sector. Un ejemplo es el caso de la empresa Ledesma, que tiene una posición líder en la producción y comercialización de azúcar -controlando el 40 % de esta rama.

En este contexto, es urgente una suba de emergencia del salario, las jubilaciones y de los programas sociales para recuperar lo perdido. Que nadie gane menos de lo que cuesta una canasta básica familiar, en la actualidad en $ 139.738 (octubre), en el camino de lograr un salario mínimo igual a la canasta familiar que los trabajadores del Indec calcularon en $ 217.764 (octubre).

Al mismo tiempo, desde abajo es posible construir una fuerza social de la clase trabajadora, que pueda atacar las verdaderas causas de la inflación.