Habrá un día, un tiempo, en que se hable del 23 de abril de 2024. Tomará dimensión el llamado a realimentar que «nuestro futuro no les pertenece» porque existió un pasado donde «el grito fue atronador«.
La marcha en defensa de la universidad pública con 800 mil personas moviéndose entre Congreso y Plaza de Mayo representó una reacción política a las políticas de desfinancimiento, ahogamiento, desaires y ataques del mismísimo Presidente de la Nación que convertido en líder y tuitero profesional hace uso de la red para desestimar las causas sociales, culturales que abrazaron plazas públicas de todo el país. Desde ya, porque lo simple y básico juega la partida de confrontación rutinaria, los /as voceros identifican la «politización» como herramienta para bajar intensidad de la PROFUNDA Y ENORME MARCHA que justamente condensa calidad y cantidad porque «lo partidario» no resultó la génesis convocante.
Como lo escribe Karina Micheletto en Página 12, «fue festivo, heterogéneo, transversal, atravesó generaciones, pertenencias sociales y partidarias. Reveló —ya se sabía, pero ayer fue reafirmado con tal contundencia que elevó esta certeza al orden de manifiesto— que la educación pública es un valor identitario fundante para la sociedad argentina, irrenunciable».
Cobertura de Desalambrar en un día que hará historia:
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