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Próximo a cumplirse un mes del ataque sexual de un hombre hacia una niña de 14 años en el barrio Parque Paso del Rey, un grupo de mujeres se convocó en asamblea y caminó esas calles desiertas, no por la ola de calor. Llevaban su voz y las cartulinas y cartones que exponen y visibilizan la férrea arquitectura institucional que amplía volumen a través de sus mitos:

Mito 1:

Si la familia no quiere no podemos hacer nada, hay que respetar la decisión de la familia.

La familia está viviendo su propio proceso y no siempre puede o quiere activar. Es responsabilidad de la comunidad tomar en sus manos la defensa de la víctima , incluida la denuncia penal, y muy especialmente la condena social.

Mito 2:

La justicia está investigando, hay que esperar a que lo encuentren. Si la fiscalía no solicita pruebas, declaraciones, no se pueden otorgar, menos vía online.

La justicia no investiga, especialmente en casos de abuso sexual, a menos que se la presione con acciones en la calle, difusión, pintadas, escraches. La posibilidad de ampliar declaración y seguir aportando pruebas no se cierra en todo el proceso.

Mito 3 :

Para realizar una denuncia hay que hacerlo en la comisaría. Si ya la realizaron, no hay que ir a ningún lado si no te citan.

No es necesario (ni recomendable) hacer denuncia en la comisaría. Se puede hacer directamente en fiscalía e, incluso, se puede hacer online, y tiene la misma validez y peso.

Mito 4:

No hay que hacer difusión con pegatinas, medios de comunicación alternativos, etc., oponiéndonos al abuso sexual contra lxs niñxs, porque el violador se puede escapar de la justicia. No le avisemos.

El violador TIENE que saber que lo estamos escrachando y buscando, es la única manera de evitar que siga violando.

Mito 5:

Si se ponen alarmas y se cortan todos los árboles, los violadores dejan de hacerlo y se hace prevención. Somos lxs vecinxs lxs que tenemos que mejorar el alumbrado público, no las empresas ni el municipio.

Las alarmas sólo sirven, en el mejor de los casos, para proteger la propiedad privada. Los violadores no necesitan árboles para violar. Violan en la comisaría, en la escuela, en la calle, en al tren, en el viaje de egresadxs.

Testimonios que no aceptan el silencio como sustancia vital del proceso, político y judicial: