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Viernes, 19 de Julio del 2024
La crisis en la salud pública se expresa de forma recurrente por los ciudadanos que llegan a los hospitales. Los gobiernos se encargaron de destruir, vaciar y abandonar los lugares que tienen que dar respuestas ante las emergencias que son “vida” o “muerte”. De esta forma recibir una buena atención depende de la predisposición de los profesionales y de múltiples factores vinculados con el azar. En los sucios pasillos se escuchan las voces de quienes esperan y también de los que son la cara visible de la institución: “No tenemos camas”, “falta oxígeno”, “el médico en este momento atiende una urgencia”, “le recomiendo que lo lleve a otro lugar”, entre otras explicaciones, mientras el clima de tensión aumenta cuando algún familiar desesperado ingresa buscando auxilio. La descripción es necesaria porque se repiten las mismas imágenes, la misma película, Los más humildes están condenados a exigir asistencia en lugares que agonizan.
En este marco los reclamos aparecen y muy pocas veces se resalta la actitud de algún profesional que actuó con ética, con humanidad y respeto. Desalambrar recibió las palabras de una mujer que pretende resaltar el valor humano que desempeñaron médicos del Hospital Vicente López y Planes de General Rodríguez. “Señores médicos, enfermeros y a todo el personal que atendió a mi madre con el más profundo amor por su profesión: Quiero expresar agradecimiento por el trato humano que han tenido hacia mi madre y a nosotros como familiares. Sabemos que trabajan con muy pocos recursos materiales y a pesar de eso siguen sosteniendo con sus cuerpos lugares que se desarman. Nuestros gobiernos no invierten y sin embargo sobran seres humanos con vocación y amor para atender, contener y aliviar tanto dolor. Por favor sigan así y no bajen los brazos. Especialmente al personal de guardia del turno noche del 13,14 y 15 de marzo de 2016. Hace 60 años el Dr. Santa le salvó la vida a mi madre en esta institución. Hoy con 81 años ya no se encuentra con nosotros pero nos permitieron acompañarla en sus últimas horas, explicándonos todo el tiempo qué cuidados les brindaba y cómo su cuerpo iba reaccionando. En medio de tanta angustia no quería dejar de escribir estas pequeñas palabras. Los saluda afectuosamente profesora Nora Domínguez”.
Respetar a un paciente se transforma en excepcional cuando de forma permanente se atenta contra la salud pública mediante la corrupción, la desidia y el abandono. Así nos condenan a recorrer instituciones enteras en busca de atención y humanidad.
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Un comentario de Fabian Ferreyra
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