Desalambrar NOTICIAS DE MORENO

Cristina observa el agua que levanta el hollín del pasillo. Recorre las zonas oscuras de la escuela 71 y se acerca a dos madres que preguntan cuándo vuelven las clases. Solicita en voz baja que consultemos a esas mujeres sobre el trabajo en la cocina, en el comedor. Aconseja indagar sobre la falta de gas que impidió durante un tiempo entregar un menú apropiado a los que sólo ven ese plato de comida. Cristina vive en Cuatro Vientos. Decide hablar, llora de bronca y angustia. Habla del hambre, el que sufrió de niña, el que se reproduce en los alumnos /as que pueden llegar sin medias, sin abrigo, vulnerables, sin derechos ni privilegios: "Se nota muchísimo el hambre, antes los chicos dejaban algo en el plato pero ahora hay algunos que llegan a pedir hasta tres platos. El director de la escuela nos dijo que entreguemos leche y pan para que puedan llevar a sus casas. El hambre se nota mucho, incluso los estudiantes de la secundaria que tienen mucha vergüenza ahora vienen al comedor..."

¿Tienen para darle alimento?

A veces no queda, pero hacemos algo para eso.

¿Lo percibís más el hambre en este momento?

El año pasado no fue esto, pero ahora sí. Hasta toman más leche a la mañana, parece que es el único lugar y momento en que pueden hacerlo. Se nota el hambre, el nivel económico de algunos padres no les va, no les alcanza.

Una mamá me contó que en la escuela no podían cocinar porque carecían de gas, que tenían problemas en la conexión

Las cocinas son viejas y tenías pérdidas.

¿Las cambiaron?

No, las arreglaron. Nosotros somos conscientes que acá hay una gran necesidad y tratamos de darle lo mejor. Para mí son mis changos.

¿Hace cuánto tiempo trabajás en la cocina de la Escuela Nº 71?

Hace cinco años. Te da pena cuando vienen los chicos sin medias con el frío que hace, no sé si es por los padres o la situación. Te duele verlos descalzos cuando llueve, yo los espero con chocolate porque vienen con tanto frío, tiritando.

¿Entran a buscarte, van directamente a la cocina?

Nosotros los esperamos con la comida y ellos vienen directamente y comen. En esto del hambre es algo que se tiene que sentir, yo lo sentí cuando era chica, el que pasó hambre sabe que el día es triste, no se acaba nunca y la panza chilla, ese es el hambre. Hay gente que no lo conoce y no puedo opinar de eso. Un diputado dijo la otra vez que nadie se muere de hambre pero yo le puedo decir que es eso.

¿Cada niño que ves en la escuela te lleva a tu historia?

Sí, por eso para mí es como tapar lo que yo tuve. Por eso guardo mis ollas, los platos, las cucharas, porque sin eso no podemos hacer nada. Esta escuela es como mi casa.

AUDIO 1 CRISTINA

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