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Resultó la expresión más importante en una sesión de texturas y grises habituales.

El análisis macro de la concejala Araceli Bellota contó con luminosidad de quien sabe ofrecer la experiencia y el conocimiento ante un presente sobre cargado de selfie, tuit, memes y todo aquello que garantice inmediatez y resultados, buenos o malos, da igual.

Al referirse que los /as «estudiantes no necesitan que nadie les diga u ordene como organizarse», solo mirar la ola del 23 de abril, probablemente haya sido un mensaje solo para «la izquierda».

Mostró honestidad intelectual al «compartir que ella no cursó en ninguna instancia la educación pública» lo que no quita su enorme reconocimiento al saber y conocimiento que emana de lo público y gratuito. A modo de ejemplo, la legisladora y escritora, manifestó que «cuando necesitamos de un médico o un abogado, seguramente esos profesionales salieron de la universidad pública».

En la casa del pueblo, es decir el Concejo Deliberante, Bellota aportó riqueza a lo que nunca es retroalimentado con más nutrientes argumentales: «Se vio que la marcha del 23 superó el debate que los /as argentinos /as estamos dando, no se planteó un enfrentamiento entre la universidad pública y la privada porque todos sabemos que asistieron a la marcha alumnos /as, docentes de la UADE o de la Universidad de San Andrés. El tema es que este gobierno (nacional) se metió, por malos y brutos como decía Perón, en la esencia y conformación de nuestro pueblo. El tema de la educación no tiene que ver con gobiernos sino con la construcción de la Nación que arrancó en 1884 con la Ley 1.420, educación laica, gratuita y obligatoria y que siguió distintos caminos hasta que en 1918 llegó la Reforma Universitaria que planteó la autonomía de las universidades y no fue el peronismo porque todavía no existía, pero en 1949 tomó la posta Perón y suspendió el cobro de aranceles en las universidades, y por primera vez los hijos de obreros llegaron a la universidad. La educación es un camino, no son medidas de gobierno nada más, es pensar en el diseño de un país«.

Por supuesto que cargó contra el macrismo y el mileísmo, hizo un llamado a terminar con las chicanas y actuaciones. Bebiendo de la historia, teniendo memoria, aceptando realidades, Araceli cerró su discurso así: «Hace 50 años atrás se produjo algo parecido a lo del pasado día martes (23 de abril de 2024), obreros y estudiantes unidos porque les estaban birlando los sueños, porque les estaban queriendo quitar derechos que costó mucho tiempo conseguir. Ese movimiento se llamó Cordobazo y puso fin a lo que se llamó Revolución Argentina, la dictadura de Onganía luego de Lanusse. Fue uno de los primeros eslabones para que Perón pudiera regresar del exilio y volver a gobernar como era la voluntad del pueblo. No jodan con la educación, no jodan con estos derechos porque se están metiendo con la esencia del pueblo argentino».