POR JULIO EL ALI / TELAM –
Ante el silencio de Cristina Kirchner y Sergio Massa, Unión por la Patria sumó esta semana una victoria en el Congreso nacional con el frustrado debate por la ley «Bases», mientras continúa el incipiente camino de la reorganización del peronismo, a la espera del surgimiento de nuevos líderes.
Con heridas todavía abiertas por la derrota electoral y los balances negativos del gobierno de Alberto Fernández, el peronismo no encuentra un “caudillo” natural que encarne el recambio generacional y enfrente a Milei.
Aunque la figura de Cristina Kirchner sigue siendo una de las principales referencias, su silencio público y la decisión de no enfrentar públicamente al presidente, genera desconcierto en las bases.
Se esperaba que La Cámpora, la organización política conducida por el diputado nacional Máximo Kirchner, encabezara las protestas contra el Gobierno nacional, pero la postura del kirchnerismo duro es esperar a que la gestión de Milei tenga su impacto en la sociedad.
En cambio, el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, se mostró desde el 10 de diciembre como un dirigente que enfrenta a Milei, tanto en sus formas como en su plan económico, lo que generó diferencias con los camporistas, en una relación que hace tiempo genera rispideces.
En esta disputa, esta semana se sumó un nuevo capítulo con la renuncia del intendente de Avellaneda, Jorge Ferraresi, a la vicepresidencia del Instituto Patria, lugar donde ahora Cristina Kirchner centraliza sus reuniones de trabajo.
Así, Ferraresi dejó el bunker K con cierto malestar con La Cámpora y se prepara para ser una de las espadas de Kicillof, en la búsqueda de la reconstrucción con vistas a 2027.
En la misma línea se encuentra uno de los dirigentes históricos fundadores de la organización juvenil kirchnerista, Andrés ‘Cuervo’ Larroque, que además de ser ministro bonaerense es uno de los principales voceros de Kicillof en su camino al liderazgo del peronismo.
Al conocido distanciamiento entre Larroque y Máximo Kirchner, se sumó el del exministro de Ambiente y miembro fundador de La Cámpora, Juan Cabandié, que tuvo un gran protagonismo al ser la persona clave para el acercamiento de Alberto Fernández y Cristina Kirchner en 2018.
A pesar de su perfil bajo, Cabandié sorprendió a más de uno con sus cuestionamientos en la red social X al pedir “autocrítica” y vaticinar: «Si no cambiamos, la próxima elección nos gana» Myriam Bregman.
“No hay plan programático para resolver este quilombo; no hicimos autocrítica; no tenemos proyecto nacional; no le hablamos a las mayorías», publicó en las últimas horas en su cuenta de la red social.
“De no cambiar en las próximas elecciones nos gana Mirian B (sic)», en referencia a Myriam Bregman, sentenció Cabandié, quien señaló además que el kirchnerismo “se ancló a los logros del pasado y solo eso”, por lo que “de las últimas 6 elecciones perdimos 5”.
En ese punto, el nieto recuperado sostuvo que “la discusión programática y metodológica es sana y necesaria” porque “sociedad cambió y nosotros no”.
En una crítica solapada a La Cámpora y a la construcción del Frente de Todos, Cabandié sostuvo que “la construcción para lograr cargos no es igual a la construcción de poder popular”; y finalizó con una idea que gran parte del peronismo admite: “Somos responsables del triunfo de Milei”.
A este cuestionamiento, se sumó el de la diputada nacional Gisella Marziotta, cuyo referente político es el secretario general del gremio de encargados de edificio, Víctor Santa María.
Sin rodeos, Marziotta admitió: “Espero que Alberto Fernández de un paso al costado de la conducción del PJ nacional. Sería muy valorado porque necesitamos reconstruir el espacio. Ni si quiera está en Argentina”, remarcó la periodista sobre la presencia del expresidente en España.
Así la diputada porteña se alineó con el reclamo del intendente de Esteban Echeverría, Fernando Gray, quien solicitó la renuncia de la conducción del PJ nacional, que tiene mandato hasta 2025.
En estos tiempos vertiginosos, los reacomodamientos no son la excepción ya que debido al rápido ataque que propinó Milei a los gobernadores, éstos reaccionaron reeditando un nuevo round entre el poder central de Buenos Aires (CABA) y los estados federales.
Tras el rechazo en particular de la ley “Bases” en Diputados por parte de los legisladores cordobeses y la salida del Gobierno de Osvaldo Giordano (Anses), un hombre de confianza del exgobernador Juan Schiaretti, más de uno comenzó a imaginar una alianza entre Kicillof con el actual mandatario de Córdoba, Martín Llaryora, para renovar el peronismo dejando atrás la etapa de kirchnerismo puro que domina el movimiento justicialista desde la llegada al poder de Néstor Kirchner en 2003.
Falta correr mucha agua bajo el puente, pero la renovación tuvo algunos gestos que indican que está en marcha, aunque signada por el enfrentamiento con un Gobierno nacional que busca la confrontación permanente.
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