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Su compañero de vida y actual pareja le avisa que en veinte minutos llega a su casa en barrio Jardines I. Entra por Autopista hasta la calle Lola Mora, gira y hace un poco más de cien metros, pero esa distancia fue inconmensurable el pasado lunes. Dos motocicletas, cuatro delincuentes, rodean a Carlos que cae al piso. El ilícito queda perpetrado y filmado. Otra vez el laburante pierde su herramienta de trabajo y, con el verdadero sentido. Daiana … aún pueden contar la historia:

¿Cómo se puede vivir así? No es la primera vez que le roban la motocicleta

Daiana: No, no es la primera vez que ocurre. Bueno, vivíamos con miedo por eso él siempre me avisaba cuando llega a casa, me dice ‘estoy a 10 minutos’, ‘estoy a 20 minutos’. Calculaba los tiempos para uno estar atento, en mi casa yo tengo portón automático que tarda en levantar, yo tengo que verlo para poder levantar el portón, entonces lo que primero hice fue estar al pie del cañón, por así decirlo, en el portón parada esperando que él llegue, sano, porque gracias a Dios esta vez llegó sano, como decís vos, no es la primera moto, él trabaja con eso, no es un lujo.

Es su herramienta de trabajo la moto

No es lujo porque nos costó. En el 2019, noviembre, nos robaron otra moto en Puente Gnecco, a punta de pistola a las cuatro de la tarde, lo mismo, pánico, miedo, frustración, ahorrar porque vivimos el día a día, no es que tenemos un sueldo.

Cuando ves el video…

Fue impactante. Es un barrio de casas bajas, toda gente trabajadora, nos conocemos todos, nos conocemos, sabemos quién es el que sale a las 6, el que sale a las 7 de la mañana, sabemos a la hora que volvemos, pero estamos en la nada, estamos que es moneda corriente, que lo vemos en las redes sociales, lo compartimos porque estamos en alerta. La semana pasada robaron a una mamá a la 1 de la tarde en el colegio San Cayetano, yo vivo a tres cuadras, tengo el colegio a la vuelta. Es vivir constantemente si volvemos vivos, si lo contamos, verlo, la desesperación, yo lo viví, no pensé que le iban a robar, pensé que eran unos más del barrio, que a veces hay chicos haciendo delivery, porque es un barrio de gente que trabaja, las motos son constantes que anden en la noche porque hay varios chicos que trabajan, varias rotiserías. Fue impactante ver cómo le tiraron la moto encima y el con la desesperación de sus manos como diciendo ‘ya estoy, ya está, ¿Qué me vas a sacar?’ Él tenía su mochila, su casco. Queremos que actúen un poco más, porque nos prometen que hay seguridad, que hay patrullaje, estamos trabajando. Vos llamás al 911 y te dicen ‘Pasamos al Comando, de qué localidad sos, no tenemos vehículo’. Volví a llamar a los 10 minutos, a los 30 minutos vino el patrullero y ¿sabés lo que te dicen? ‘Nosotros no podemos hacer nada porque no tenemos recursos. Llamás por una moto robada, te toman patente y corroboran los datos’ y te dicen, sentite dichosa de que están con vida. Uno se tiene que reconfortar con eso y decir ‘tenés razón’ pero ellos te dicen estamos de brazos cruzados, no tenemos movilidad, no tenemos vehículos, no tenemos leyes, porque la policía puede hacer su trabajo, pero entran y salen y estamos en la misma.