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Leila solo quiere que los adultos responsables asuman la conducta que no apareció desde el día lunes cuando su hijo de 11 años se quiebra y cuenta el horror que vivió cuando tres de sus compañeros ejercieron violencia y abuso en uno de los días de ese viaje de egresados.

La desesperación y bronca aumenta porque otros madres le cuentan que la orden institucional a los chicos /as fue que «borren de sus celulares el video«. La rabia de una madre es leer un mensaje que intenta minimizar el abuso en «fue una broma».

Esta mañana, Leila llegó hasta la puerta de la Primaria N° 60 (localidad de Trujui). A las 7 horas el edificio estaba custodiado por la Infantería bonaerense. Se sintió violentada, víctima, ella y su niño, una vez más.

Pero antes de buscar encontrarse con las autoridades, con los /as docentes que fueron parte del contingente que viajó a la Costa, concurrió a la Comisaría y realizó la denuncia. Solicita la separación de sus cargos de los /as docentes que no solo no pudieron cuidar a su hijo sino quienes después habrían intentado ocultar lo sucedido.

Funcionarios municipales de Justicia y Seguridad, acompañan al Inspector de Educación Primaria Raúl Fernández quien propone hablar individualmente con cada madre y padre. La asamblea rechaza. El clima nunca llega a tensarse. Un portón lateral custodiado por los uniformados se abre para que ingresen todas /os los /as adultos de 6° año.

Leila se quiebra, habla, declara, se cae, se levanta. Otros madres cubren sus rostros surcados por lágrimas y llantos.

Un niño sufrió abuso por parte de otros niños. Víctimas… los niños.

Leila fue llevada al Hospital por una descompensación.