La convocatoria ya empezó a crecer: sindicatos, comisiones internas y cuerpos de delegados combativos; centros de estudiantes universitarios, terciarios y secundarios; organizaciones de derechos humanos y movimientos sociales; los partidos políticos del Frente de Izquierda Unidad. Ese día tenemos que ser miles y miles en las calles. Se viene una dura pelea contra la esclavitud laboral y el plan de Milei, el FMI y el gran empresariado.
Milei y las grandes patronales quieren trabajadores y trabajadoras esclavas. Eso es lo central de la reforma laboral que acaba de mandar el Congreso. Hablan de “modernización laboral”, pero quieren que sea más fácil y más barato despedir; aumentar la jornada laboral y flexibilizar todavía más las condiciones de trabajo; eliminar o limitar fuertemente el derecho a huelga o a la posibilidad de hacer asambleas. Eso entre muchas otras cosas.
Hasta ahora, la CGT solo responde con declaraciones a estos ataques. La única “protesta” de su dirigencia fue no ir a la última reunión del Consejo de Mayo. Y ahora hablan de convocar una movilización, que no se sabe cuándo sería, cómo se prepararía y si tendría continuidad o no. Incluso si convoca a movilizarse, su plan no es enfrentar y derrotar la reforma, sino negociar distintos puntos de la reforma laboral, defendiendo sus propios intereses como corporación.
La dirección de la CGT tiene la obligación de llamar a asambleas para que las y los trabajadores discutan en primer lugar qué significa la reforma laboral. Y, en segundo lugar, decidan cómo enfrentarlo. El siguiente paso debería ser un paro nacional activo, con movilización, que sea el inicio de un plan de lucha que siga hasta ganar.
Por el momento, tampoco llamaron a nada las organizaciones sindicales que se alinean con el kirchnerismo y dicen ser opositores, como la Bancaria, UOM o algunos gremios de la CATT (Transporte) o fueron parte del Frente por la Soberanía y el Trabajo, que hasta ahora no han hecho más que discursos y ninguna resistencia seria, sin romper con la estrategia de la CGT.
Ya existe una convocatoria a movilizarse. Será el 18 de diciembre. El gobierno amenazó con votarla ese día en el Senado, aunque ahora parece dilatarse. Pero ya tienen casi todo cocinado. Por eso no hay tiempo que perder. Tenemos que construir, entre todos y todas, una masiva movilización ese día, como parte de una pelea más larga contra todo el plan del gobierno, que incluye el Presupuesto 2026, lleno de ajustes; la reforma laboral, la reforma tributaria, el ataque a la Ley de Glaciares y la represiva reforma penal.
Entre quienes ya convocan a movilizarse están los sectores del sindicalismo combativo que se reunieron esta semana en Ademys, que vienen protagonizando las luchas de resistencia, así como jubilados, organizaciones sociales y toda la izquierda.
Tenemos que ser miles y miles. Por eso hay que organizarse desde ahora mismo. Desde todos los lugares de trabajo y estudio; desde el movimiento de lucha de las mujeres; desde los movimientos sociales; desde todos los sindicatos que se opongan a estas leyes nefastas. Todos y todas tenemos que salir a las calles. Son ellos o nosotros. No podés faltar.




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