Marta corta las telas con las que armará los moños que ofrece en su puesto callejero, justo frente a la ex Feria Las Flores. Vendedora ambulante, se define como una mujer que aprende a sobrevivir.
Su hija, a punto de parir, vende en el Cruce Castelar: «Lamentablemente se nos fue la Feria Las Flores pero estoy acá tratando de sobrevivir y darle algo a mi familia. Antes venía la policía y la gente del IMDEL y no podíamos estar acá pero ahora, gracias Dios, nos están dando una oportunidad porque ellos saben que los que somos vendedores de la zona tratamos de acovacharnos en cualquier lado para poder trabajar».
¿Por qué no estás en el Predio Ferial de Las Catonas?
Está mi hija, pero en ese lugar no rinde. Tenés que invertir, la mercadería te sube. Mi hija tiene diabetes gestacional y entonces tengo que prepararle una comida especial…
Te digo inflación, ¿qué me contestás?
Tristeza, angustia. Decaíamos mucho y se siente mucho en la calle. El que dice que está todo bien miente. Lo que antes gastabas por un kilo de carne hoy te alcanza para medio o un cuarto de kilo. Tengo como sueño que mi familia salga adelante, que todas las familias argentinas salgan adelante, porque donde hay un niño /a hay una necesidad. Donde hay un vendedor /a en la calle detrás hay una familia. Los que están arriba no nos ven, estaría bueno que nos den un poquito de ventaja, que nos dejen respirar porque hoy es caro vivir, es caro comer.
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