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La vicepresidenta justificó al Gobierno actual y su ajuste diciendo que el de Macri “hubiera sido peor”. Muy cerca suyo en el palco se ubicaron Sergio Massa, Wado de Pedro, Axel Kicillof y su hijo Máximo. El ministro de Economía fue central en la foto, en momentos en los que empuja el ajuste ordenado por el FMI.

En un acto muy esperado por la fuerte interna que atraviesa el Frente de Todos para definir candidaturas, a un mes de la presentación, Cristina Kirchner hizo un discurso donde se jugó a demostrar una relación de fuerzas interna dentro del peronismo. En el escenario estuvieron en primera fila Axel Kicillof, Alicia Kirchner, Máximo Kirchner y Sergio Massa, al lado de Wado de Pedro: una foto como mensaje hacia el cierre de listas de candidatos. Esta cercanía contrastó con la ausencia de Alberto Fernández, que no fue invitado, Daniel Scioli -precandidato a presidente-, y la CGT.

En la foto de quienes acompañaron a la vicepresidenta también se pudo ver a los gobernadores Axel Kicillof (Buenos Aires), Alicia Kirchner (Santa Cruz) y Ricardo Quintela (La Rioja), a los massistas Cecilia Moreau y Felipe Solá, a Andrés «Cuervo» Larroque de La Cámpora y dirigentes sindicales como Yasky (CTA), Manrique (SMATA), Palazzo (Bancarios), Baradel (SUTEBA), Vanesa Siley (Judiciales), Correa (Curtidores), Furlán (UOM), Catalano (ATE Capital), entre otros. Mención aparte merece el dirigente de los movimientos sociales, Juan Grabois, a quien se lo vio muy cómodo y sonriente junto al ministro de Economía, Sergio Massa.

En lo que fue esencialmente un discurso para armar la campaña electoral del peronismo este año, destacó la necesidad de renegociar un acuerdo con el FMI, articular la economía entre lo «público y lo privado» y hablarle de forma directa a la oposición y sectores del empresariado para llegar a un «acuerdo nacional», mientras justificó el ajuste bajo el Frente de Todos como un mal menor frente a lo que podría haber sido un segundo gobierno del macrismo. La apuesta a la polarización y el miedo a un mal mayor, como principales cartas frente a un oficialismo que no puede volver a enamorar a su base electoral porque es garante del ajuste.

«Poner carita fea»

Mientras el tiempo pasa y se acerca la fecha para la definición de candidaturas, la imagen del peronismo en el poder se desgasta cada vez más. La razón es simple: ser los principales responsables del ajuste del FMI y de que hayan seguido aumentando la pobreza y cayendo los salarios mientras la economía registró un importante crecimiento en 2021 y 2022.

Cristina Kirchner es conciente de ese problema, y por eso cada vez que puede intenta despegarse de las consecuencias del programa de Gobierno que viene avalando por lo bajo. En su carta, publicada la semana pasada, señaló que «no es casual que ninguno de los dos Presidentes que aceptaron el programa del FMI conserve aptitud electoral». Y este jueves, durante el acto en Plaza de Mayo, volvió a recordar lo que había señalado en diciembre de 2021: «Lo dije un 20 de diciembre en La Plata. Va a haber crecimiento, pero cuiden los precios de la economía porque se lo van a llevar cuatro vivos. Y pasó, se lo están llevando cuatro vivos». Casi un año y medio después, volvió a insistir sobre el punto y señaló: «El problema que hoy tenemos acuciante es la distribución del ingreso. Creanmé que para distribuir el ingreso muchas veces hay que ponerle carita fea a los que tienen mucho«.

Las palabras de la vicepresidenta apuntan a generar una ilusión en las miles de personas que fueron a la plaza y que todavía apoyan su liderazgo. Buscan convencer de que es posible estar mejor si se negociara más duro con los verdaderos dueños del país, un puñado de grandes empresarios que se apropia de la riqueza producida. Mientras el público y la gran mayoría de los dirigentes que la acompañaban en el escenario aplaudían, Sergio Massa se rascaba la nariz, incómodo, esperando que pasara el momento. Lejos de poner «cara de malo» o algo parecido, durante estos meses en el cargo el ministro ha sido uno de los principales garantes de los negocios, garantizando tipos de cambio preferenciales para el sector agropecuario, liberación de impuestos para las grandes automotrices, la industria del conocimiento y otros sectores concentrados.

Una vez más, en el escenario de Plaza de Mayo volvieron a chocar las palabras y los hechos. Mientras frases como esas arrancaron aplausos y despertaron cantos contra «los gorilas de Clarín» y para «liberar el país», la estrategia política de la vicepresidenta viene siendo apoyar a Sergio en el programa económico y trabajar en el armado electoral del Frente de Todos. Un armado que, lejos de cualquier pretensión de confrontar con los sectores de poder, los principales nombres que se mencionan son el de Massa, agente directo de los intereses de Estados Unidos, y el de Wado De Pedro, que viene haciendo incansables esfuerzos para complacer a sectores del establishment como la Sociedad Rural y el Grupo Clarín, y reuniendo apoyos como el del sindicalista y empresario menemista Luis Barrionuevo, entre otros.

Unidad nacional para renegociar con el FMI y más extractivismo

Como afirmó en sus últimos discursos, Cristina apuntó a lo que llama un programa de gobierno, para articular una campaña electoral sobre el desastre que sigue dejando el gobierno del Frente de Todos. Convocó a una “unidad nacional” para renegociar con el FMI (¿con los mismos que nos endeudaron?), ya que es imposible pagar el acuerdo que rige actualmente, y volvió sobre las ilegalidades en la deuda que tomó el macrismo. Lo cierto es que no habló de “desendeudamiento”. La vicepresidenta sostuvo que es necesario que el FMI permita “elaborar un programa propio de crecimiento, industrialización, innovación”. «En todo caso que lo aten a un porcentaje de exportaciones, pero que dejen de querer dirigir la política y clausurar la industrialización del país», afirmó la vicepresidenta.

Cristina Fernández no está dispuesta a romper con el acuerdo solo pretende renegociarlo, y esto significa continuar bajo el mando del Fondo. En tanto, pagar con los dólares obtenidos de las exportaciones anticipa que están decididos a profundizar aún más el modelo extractivista sobre los bienes comunes naturales, con el objetivo de honrar la deuda.

La segunda parte fue proponer “modelos de acumulación acordados entre sector público y privado, entre las actividades que mayor retorno provocan”, lo que dicho con todas las letras fue “Tenemos recursos estratégicos recuperados: Vaca Muerta, LitioQue vengan a explotarlo, pero al menos una parte de la batería hacela acá, si te la estás llevando toda.” Una confesión de la política extractivista de bienes comunes naturales que viene realizando el gobierno nacional, con los gobernadores peronistas y radicales, pero pidiendo (¿con «carita fea»?) dejen algo de esa rentabilidad en el país, para poder pagar al FMI y favorecer cierta industrialización «nacional».

Por último, volvió a referirse a la necesidad de “renovar el pacto democrático” pero donde dirigió sus críticas centralmente a las “camarillas indignas” que manejan el Poder Judicial. La preocupación por su condena en el juicio de Vialidad por malversación de fondos públicos (que busca condicionar a CFK, en un juicio lleno de parcialidades donde no se investigó realmente la corrupción que indudablemente hubo bajo sus gobiernos), y otras causas judiciales que la tienen procesada, empujan a Cristina a seguir dirigiendo dardos a la Corte Suprema de Justicia, “verdadero mamarracho indigno”, que viene actuando de forma arbitraria a favor de Juntos por el Cambio, como mostró la suspensión de elecciones en San Juan y Tucumán recientemente. “No podemos seguir con la rémora monárquica” afirmó, aunque lejos de proponer una reforma democrática mínima del Poder Judicial que elimine los privilegios de casta, apuntó a simplemente cambiar el repertorio de “juristas” que compongan la Corte Suprema.

Acuerdos y apoyos por arriba, manos vacías para los de abajo

Un programa que le habló directamente a la burguesía, nacional e internacional, proponiendo una salida a la crisis económica donde se sigan garantizando ganancias extraordinarias, basadas en el extractivismo, exportación y una pequeña cuota de industrialización nacional, mientras sigue la sangría de recursos “renegociando” la deuda ilegal, ilegítima y fraudulenta con el FMI, que el propio Frente de Todos legalizó y llevó adelante con el ajuste que implicó, y con la ayuda de Juntos por el Cambio para lograrlo.

Con esto busca atraer grandes empresarios e incluso opositores al kirchnerismo para dotar la fórmula electoral que elija de respaldo político. Ninguna propuesta hubo ni para recuperar lo perdido con el macrismo, ni lo que se siguió perdiendo bajo el gobierno del Frente de Todos, con ella como vicepresidenta dando su respaldo al ajustador Sergio Massa. Ni una palabra como las promesas de “llenar la heladera” que hubo en la campaña de 2019, ni de cómo se redistribuirá la riqueza que efectivamente se transfirió en mayor proporción de los bolsillos trabajadores a los grandes empresarios, generando mayor desigualdad y pobreza entre los trabajadores ocupados y desocupados.