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Izquierda Diario.- El discurso de Cristina Fernández de Kirchner en el acto de Ensenada empezó en un país donde había un ministro de Economía. Cuando terminó, ya no ocupaba más su cargo. El esperado -y preparado- discurso de la vicepresidenta quedó desfasado ante la gran crisis e incertidumbre que provocó la renuncia del ex-ministro Martín Guzmán. Un dato que muestra cómo se acelera la crisis en el régimen político por los graves problemas económicos del país.

Cristina venía enfrentada (en sus términos) con Guzmán desde hace meses por diferencias respecto a la negociación con el FMI para reestructurar la deuda y cómo manejar la escasez de dólares, inflación y el déficit fiscal, como algunos de los problemas centrales de la economía. Desde entonces el kirchnerismo estaba presionando para reemplazarlo en la cartera de Economía. Hace un mes aproximadamente, luego del discurso de “unidad’’ de Cristina con Alberto por los 100 años de YPF, presentaba la renuncia Kulfas en el Ministerio de Producción. Hoy no hizo falta que la vicepresidenta terminara de hablar para que Alberto tuviera otra baja en su gabinete y con eso aumente su debilidad.

Este hecho suma un nuevo factor de inestabilidad al acuerdo con el FMI ya que Guzmán había cerrado la renegociación de la deuda y tenía el visto bueno del organismo, además del pronóstico de que el próximo trimestre probablemente ya no podrían ser cumplidas las metas que se establecieron allí. La interna del Frente de Todos termina exacerbando la crisis económica y política que atraviesa el país, aún de diagnóstico reservado, mientras las peores consecuencias del ajuste las padecen las mayorías trabajadoras atravesadas por el aumento de la inflación y la pobreza.

La renuncia de Guzman en pleno discurso, deja a la sumatoria de mensajes sutiles (y otros no tanto) contra el Presidente Fernandez cómo lindas anécdotas en el ejercicio de la oratoria. Y un mensaje contradictorio -en apariencia-: mientras primero puso el foco en reivindicar el primer gobierno de Perón y volvió a acentuar la necesidad de usar más “la lapicera”, a continuación enfatizó la necesidad del diálogo con todos los sectores políticos, una política de unidad para enfrentar los problemas económicos.

Sobre las definiciones más precisas de una posible hoja de ruta de medidas de gobierno o de las problemáticas económicas, políticas y sociales a resolver a las que apuntó la vicepresidente, la nueva coyuntura de renuncia agrega toda una serie de nuevas dificultades.

Entre esos problemas, si se quiere generales, apuntó a la problemática inflacionaria, la economía bi monetaria y en sus palabras la “necesidad de llegar a un gran acuerdo de todas las fuerzas políticas”, recordando lo mencionado en una carta que publicó en 2020.

De la posible orientación del “gran acuerdo” al que hizo mención la presidenta, se puede encontrar una pista en el claro gesto que realizó al reivindicar el encuentro que tuvo con el responsable de la Fundación Mediterránea, Carlos Melconian.

La economía bimonetaria apareció cómo el problema principal que tiene Argentina según Cristina Fernández que causa el fenómeno inflacionario. En ese punto Melconian opinaría, siempre según la palabra de la vicepresidenta, más parecido al ahora ex ministro de Economía. Cómo solución a este problema planteó que un “gran acuerdo” debería buscar “un instrumento que vuelva a colocar una unidad de cuenta, una moneda de reserva y una moneda de transacción en Argentina”. Hubo una valoración distinta además del tipo de fuga de capitales que se produjo durante los anteriores gobiernos kirchneristas respecto de la que se efectuó luego de la toma de deuda con el FMI. Según su visión, una es más grave que la otra.

El tema de los planes de asistencia estatal también tuvo su lugar, con algunas críticas tácitas a referentes de los movimientos sociales referenciados, hasta hoy, con el Albertismo. En ese nivel de la interna del gobierno, el gesto fue hacia Juan Grabois, al proponer que se debata el Ingreso Universal Básico que viene levantando entre otros actores, referente de un sector de los llamados “cayetanos”.

El agravamiento de la crisis en el país abre una nueva etapa, donde sectores de las grandes patronales, especuladores financieros, Juntos por el Cambio discuten una salida, el Frente de Todos con su interna a cuestas también. Todos avalan que el plan económico siga atado a pagar la deuda al FMI, que es lo que de fondo está profundizando la crisis, dejando el aumento de la pobreza y la inflación como golpes duros a las y los trabajadores. Más que nunca es necesario que la clase trabajadora intervenga en esta crisis para terminar con el ajuste, saqueo y dependencia, y poner como prioridad sus demandas urgentes.

A modo de anécdota

En el acto estuvieron presentes principalmente funcionarios del kirchnerismo, como Axel Kicillof, Máximo Kirchner, Wado de Pedro, Andrés “el Cuervo” Larroque, junto a Felipe Solá y Julián Domínguez, y también intendentes aliados de la provincia de Buenos Aires. La participación fue acorde al tono general que se le imprimió al acto, donde ya fueron explícitas por parte de Mussi y Secco, oradores previos a la vicepresidenta, las referencias a la centralidad de Cristina en el próximo armado electoral, sea como candidata o propulsora de la fórmula presidencial. Una contraposición a quienes acompañaron el acto de Alberto Fernández el viernes, con los líderes de la CGT y nuevos dirigentes de movimientos sociales.

Las referencias a Perón fueron deliberadamente recortadas sobre su ascenso y primer gobierno, pero para dirigirlo como dardos de respuesta al discurso del presidente el viernes. Cristina tomó el Manual de Conducción Política de Juan Domingo Perón y citó: “Persuasión con hechos. Yo no persuadía a la gente con palabras, porque las palabras poco persuaden. Yo persuadí a la gente con hechos y con ejemplos.” Y volvió a usar la metáfora estrella de la interna para decir que Perón “cazó la lapicera y no la largó más”.