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Izquierda Diario.- Hace un año Facundo Astudillo Castro desapareció tras “cruzarse” con policías bonaerenses mientras caminaba por la Ruta 3. Apareció muerto 107 días después. Su madre no descansa en la búsqueda de verdad y justicia. En esta conversación analiza el año transcurrido y dice lo que piensa sobre los protagonistas de este caso, desde el Poder Judicial y el Gobierno a quienes realmente la sostienen y acompañan.

La Izquierda Diario dialogó muchas veces a lo largo de este año con Cristina Castro. Algunas de esas conversaciones se tradujeron en entrevistas, tanto escritas como audiovisuales. Unas cuantas de esas conversaciones se dieron en los momentos más tensos y trágicos para ella y su familia. Sin embargo, la madre de Facundo nunca perdió ni la coherencia ni las convicciones. Ni siquiera cuando nos dio una extensa entrevista mientras aguardaba con angustia la confirmación oficial de que el cuerpo esquelitizado encontrado el 15 de agosto en el cangrejal de Villarino Viejo era el de su hijo.

En la historia de Pedro Luro (ese pueblo ubicado en el extremo sur de la provincia de Buenos Aires) quedará escrito para siempre que a la muerte de uno de sus jóvenes habitantes le siguió el nacimiento de una luchadora incansable, dispuesta a todo para saber la verdad y conseguir juicio y castigo para todos y cada uno de los criminales que se llevaron la vida de su “Facu”.

Esa historia tendrá al 30 de abril como efeméride trágica, bestial, indeseable. Ese día de 2020, en medio de la cuarentena estricta dictada por el Gobierno nacional, que empoderó hasta el paroxismo a los criminales de uniforme en todo el país, Facundo Astudillo Castro desapareció después de “encontrarse” violenta y desafortunadamente con la Policía Bonaerense. Desaparición forzada, hasta que se demuestre lo contrario.

El monstruo perfeccionado por Ramón Camps y Miguel Etchecolatz hace 45 años, hoy verduguea a gente indefensa en la calle, detiene ilegalmente, tortura en las comisarías, arma causas, fragua asesinatos y desaparece personas. Además de gerenciar el narco, la trata, los desarmaderos, la piratería del asfalto, el cuatrerismo y demás negocios, claro. Y lo hace ante los ojos y las narices de Axel Kicillof, de su ministro de Seguridad Sergio Berni y hasta de los funcionarios de la Secretaría de Derechos Humanos.

Contra ese monstruo y sus protectores políticos, judiciales, empresariales y mediáticos se viene enfrentando, desde hace un año, Cristina Castro. Esta conversación no es para hablar de la tragedia personal a la que se tuvo (y tiene) que enfrentar al habérsele arrancado un hijo. Ella ya habló bastante de eso y, en última instancia, quien quiera conocerla no tiene más que googlear “Facundo Astudillo Castro” y verá todo lo que el Estado le está haciendo pasar.

En esta conversación Cristina hace un balance de su lucha y cuenta qué espera hacia el futuro. También responde al “ping pong” de preguntas sobre los protagonistas centrales de este caso. Y no se olvida de pedir por la aparición con vida de Tehuel de la Torre ni de hablarle a tantas madres y padres que día a día sufren como ella los ataques de los perros guardianes del Estado capitalista. Cristina se sienta a la mesa. Se ceba un mate. Se olvida por un rato del trabajo y de los quehaceres de la casa. Y habla.

¿Cómo llegan, vos y tu familia, a este aniversario?  Este primer año sin Facu nos encuentra aislados nuevamente, con los mismos miedos y las mismas incertidumbres. Pero también con la certeza de no bajar los brazos. No podemos hacerlo, porque tanto la familia como los amigos de Facu seguimos sin entender esa maldad humana que lleva a realizar los actos que terminaron con su vida.

¿Qué actividad van a realizar este fin de semana?  En un principio teníamos planificada una marcha en Pedro Luro, pero con todo lo que está pasando y por respeto a la gente que trabaja en la salud, decidimos hacer un bocinazo. La idea es no dejar de decir “acá estamos, no nos olvidamos, estamos presentes y trabajando”. Queremos que se siga tomando conciencia de que en Villarino falta un pibe, no porque él quiso sino porque lo mataron.

Va a haber también un evento cultural  Sí. el sábado 1° de mayo. Los chicos de “Mil flores para Facu”, que son de los diferentes grupos a los que pertenecía Facu, van a hacer una movida por todas las plataformas, todo relacionado a la cultura, a la música, con artistas invitados. Y va a venir el muralero Chelo Candia, que ese mismo día va a venir al pueblo a dejarnos su obra. Todo eso lo vamos a transmitir por las redes. Queríamos hacer una mesa de juegos de ajedrez, que a Facu le gustaba mucho, pero por ahora no la vamos a poder hacer.

Hace unas semanas se sumó a la causa la fiscala de Santa Rosa, Iara Silvestre. ¿Ya tuviste oportunidad de hablar con ella?  Sí, sí. Cuando le notificaron que le habían asignado al caso ella misma me llamó, muy amablemente. Tuvimos un par de charlas telefónicas y después tuvimos una mesa de trabajo en conjunto con los fiscales (Andrés) Heim y (Horacio) Azzolin. Teníamos previsto reunirnos en Bahía Blanca (que es un punto intermedio para todos), pero como Bahía pasó a fase 3 no pudimos hacerla presencial sino virtual.

¿Qué impresión te causó?  Yo tengo una buena impresión. Me da la sensación de que es imparcial y que puede aportar mucho a la causa. En su condición de mujer la veo muy humana y empática, a la vez que seria. Todo lo contrario a lo que fue siempre Santiago Ulpiano Martínez. Yo ahora siento que tanto las querellas como los fiscales estamos parados en la misma vereda. Obviamente a excepción de la jueza María Gabriela Marrón. Creo que estamos todos peleando por una investigación seria, como realmente debería haber sido desde el primer momento. Seguimos esperando algunas respuestas de la Cámara de Apelaciones de Bahía Blanca, a la vez que estamos por acudir a Casación.

¿Y en qué momento pensás que está la causa?  Para mí la causa está avanzando a pazos agigantados. Desde un principio yo dije que estamos peleando contra gigantes. El primer obstáculo, que era el fiscal Martínez, ya lo sorteamos. Ahora estamos frente a otra muralla que debemos derribar. Hablo de la doctora Marrón. Sé que lo vamos a lograr y luego de eso estoy segura que vamos a avanzar en la justicia que Facu necesita para descansar en paz. Estoy segura que llegará el momento en que podamos decirle a él “lo logramos, los que te asesinaron están tras las rejas”. Nos falta poco. Nosotros la verdad ya la sabemos. Ahora queremos justicia.

Si tuvieras que decir qué fue lo más “absurdo” que tuviste que pasar en este año de lucha contra esos “gigantes”, ¿qué dirías?  Yo creo que lo más absurdo, por decirlo de algún modo, es la desidia y el abandono por parte de quienes gobiernan Villarino. Hasta el día de hoy no logro comprender cómo se pararon en la vereda de enfrente y no pararon de atacarnos desde todos los lugares posibles, cuando yo les estoy diciendo “miren lo que me está pasando”. Algo que me pareció tan absurdo, tanto de la intendencia como de quienes militan en Acción por Villarino. El fiscal también, que me parecía tan incompetente, tan incoherente. Y el infantilismo de la jueza. Lo más absurdo que me pasó es no entender, mirarme al espejo y dar vueltas mil veces en mi cabeza la idea de que lo que me hicieron pasar a mí se lo hacen pasar a todas y cada una de las personas que están en mi misma situación. Es absurdo que la misma Justicia te agreda y te maltrate de la forma que lo hicieron con nosotros.

¿Qué pensás que hubiera pasado si no estuvieras peleando como lo hacés, si no te hubieras cruzado con los abogados Aparicio y Peretto, con el perito Marcos Herrero, la perita Virginia Créimer, la abogada de la Comisión por la Memoria Margarita Jarque y demás personas que antes ni siquiera conocías?  ¿Qué hubiera pasado? La causa estaría cerrada y el cuerpo de mi hijo no lo hubiéramos encontrado nunca. Eso hubiera pasado. Nuestro primer grito fue “¡devuélvannos a Facu!”, porque ya sabíamos lo que habían hecho con él. Facu me enseñó cosas que yo nunca pensé que nos iban a servir y que ahora nos apoyamos en ellas para seguir luchando. Él me enseñó que existían las Madres y las Abuelas, me enseñó de derechos humanos, de la herida abierta de la dictadura que no se cerró. En eso nos apoyamos.

¿Sentís que sin apoyarte en eso sería mucho más difícil?  Sin dudas. Hay personas maravillosas a las que yo decidí escuchar y que me permitieron llegar hoy hasta acá. Son personas que estaban en mis zapatos, que pasaron por lo mismo que pasé yo, los que tuvieron la experiencia. Desde esa experiencia me orientaron y me alentaron a no bajar los brazos. Es con ellas y ellos con quienes estoy agradecida, que me abrieron los ojos. Cuando el caso todavía no había pasado al fuero federal la primera persona que me contactó fue Cielo Tailmitte Tonconvich, de la Asociación de Familiares de Víctimas del Terrorismo de Estado de Carmen de Patagones. Ella me dijo “lo que me estás contando lo tenés que denunciar pero en otro lugar, no en Pedro Luro”. Voy a estarle totalmente agradecida por ese consejo.

Te propongo un ping-pong de preguntas, yo te tiro algunos nombres o hechos y vos respondés con una definición breve  Dale

La jueza María Gabriela Marrón  Cínica

El fiscal Ulpiano Martínez  Tendría muchas palabras, pero una que encierra mucho de lo que es: macabro

Los fiscales Andrés Heim y Horacio Azzolin  Íntegros, excelentes fiscales

Sergio Berni  La vena de la dictadura que nunca se cerró

Axel Kicillof  Un incoherente

La ministra de Seguridad Sabina Frederic  Siempre fue muy amable conmigo, la considero íntegra, pero todavía no termino de descifrarla en muchas cosas

Alberto Fernández  Tiene voluntad, pero creo que es una persona que está sola

Leandro Aparicio y Luciano Peretto  Son mis guerreros, más que mis amigos son mis hermanos en esta lucha feroz que tenemos. Nos caminamos todo, recorrimos desagües, descampados y cada rincón donde nos daban algún indicio. Con Luciano nos tocó andar en el momento más estricto de la cuarentena, metiéndonos en los lugares más inimaginables y recibiendo amenazas de todo tipo, que no pararon hasta que decidimos buscar a Leandro y hacer la denuncia en la Justicia federal.

El intendente de Villarino Carlos Bevilacqua  Es un neonazi, yo lo veo y lo siento como si fuera Hitler. Ésa es la palabra, para mí es como Hitler.

Los testigos que, sabiendo a lo que se exponen, contaron lo que vieron  Son personas con un valor inquebrantable, pese a todo lo que vivieron siempre estuvieron firmes, diciendo la verdad y queriendo que se sepa la verdad. Son inmensos

Margarita Jarque y la Comisión Provincial por la Memoria  Son nuestros acompañantes, son “la gente de Facu”

La Policía Bonaerense  Lo peor con lo que pude toparme en esta vida. Es la dictadura misma

La Policía Federal  Son los primos hermanos de la Bonaerense, exactamente iguales

Esa parte del periodismo y de las empresas mediáticas que reproducen el discurso de la Bonaerense  Son encubridores. Se olvidaron su profesión, reciben dinero a cambio de hacerle creer a la gente lo que ellos quieren que crean

Los funcionarios de las secretarías de Derechos Humanos, tanto nacional como provincial, que incluso cargando con historias personales emparentadas con ésta prefirieron bancar a Berni y a la Bonaerense  Creo que esas personas nunca deberían haberse cruzado de vereda. Aunque sean parte de un Gobierno, y encima habiendo vivido lo que algunos de ellos vivieron, no pueden acatar cualquier orden. Se olvidaron los principios, se olvidaron de dónde venían y se olvidaron lo que tenían que hacer. Hay algo que no se debe vender es la integridad y los valores, y ellos los vendieron.

La criminalización de la juventud trabajadora y pobre  Parece que ser joven es un delito, pero no lo es. Ellos no tienen derecho sobre tu vida, ni por tu color, ni por tu raza ni por tu origen. Para ellos si sos joven sos un enemigo.

El gatillo fácil amparado por el Estado  Es la forma que toma esa vena de la dictadura que no se cerró. Es cuando se creen con derecho a llevarte por delante, matarte y encubrir lo que hicieron. Son muchísimos los casos en los que pasa exactamente lo mismo. Arrebatan vidas sin siquiera preguntar, primero disparan y después preguntan quién sos.

La impunidad  En Argentina quisieron que nos acostumbremos a que ellos salen siempre impunes. Yo no me quiero morir como Gualberto Solano (el padre de Daniel Solano, desaparecido en 2011 en Río Negro), teniendo policías condenados y que sigan en libertad y portando un arma. Eso para mí es lo más claro de la impunidad. Matan, violan, torturan, hacen todas las atrocidades posibles y siguen en funciones, con el aval de cada Gobierno que pasa.

En ese sentido, vos siempre decís que no luchás solo por Facundo  Claro. Yo quiero que todos los padres y las madres tomen conciencia de que esta vez me tocó a mí pero mañana puede tocarle a cualquiera. No es como dijeron algunas personas, prejuzgándonos, que “dónde estaba la madre cuando el chico desapareció”. Esa gente debería entender que una no está preparada para vivir algo así, una no elige que le pase esto. Ellos son quienes tienen que tomar conciencia de lo que pasó y de que hay que luchar para que esto no pase más a ninguno de nuestros pibes.

¿Sentís que hay una tendencia a naturalizar estos hechos?  Sí. Pero esto que nos pasó a nosotros no puede ser lo normal. No podemos normalizar que se lleven a nuestro pibes y los desaparezcan. Las cosas van a empezar a cambiar recién cuando la gente empiece a tomar conciencia de eso. Antes que nos pasara a nosotros mucha otra gente pasó por lo mismo. Esa gente es la que nos marca el camino. Hoy no queda otra que levantar los puños y salir a pelear. Tenemos la dolorosa escuela de las Madres de Plaza de Mayo. Para que no nos vuelva a pasar a nosotros tenemos que cortar esto de raíz.

Sin dudas la pérdida de Facundo te cambió la vida en muchos aspectos. ¿En qué cambió más Cristina Castro desde aquel 30 de aril?  Por afuera el envase es el mismo, pero por dentro mi vida fue una revolución. Cambié en muchas cosas. Me tuvo que pasar esto para poder entender a otras personas, para darme cuenta de que, pese a considerarme “apolítica”, todo es político, absolutamente todo.

¿Creés que el encubrimiento del crimen de Facundo también es político?  Sí, de lo peor de la política. La política debería ser otra cosa. Estos políticos están ahí puestos por nosotros, cobran sus sueldos por nosotros y lo que menos hacen es pensar en nosotros. Nunca voy a estar del lado de quien con la política ataca la salud, la educación o a nuestros jubilados. Cualquiera que ataque esas cosas para mí no es buena persona.

¿Y de la Policía qué pensabas antes?  MIrá, una vez un policía de acá, de Luro, me dijo “nosotros somos una gran familia”. Me llevó tiempo entender qué quería decir eso. A la Policía yo nunca le tuve miedo pero sí respeto. Siempre creí que ellos hacían su trabajo y listo. A mí me tocó muchas veces, en mi lugar de trabajo, convivir e interactuar con ellos. El respeto que les tenía ya se perdió por completo. Sé de lo que son capaces y hasta dónde pueden llegar. Son lo peor que puede haber. No los odio porque yo no sirvo para odiar, pero mucho menos los respeto. Si uno de ellos hace algo malo, el resto, sin excepción, lo encubren. Si ellos son una gran familia, yo puedo decir que encontré y estoy formando una familia muchísimo más grande, de personas luchadoras, que estamos en la vereda de enfrente y no vamos a dejar que sigan avanzando impunemente. Ellos van con armas y con mentiras. Nosotros con verdad y exigiendo justicia.

¿Sentís que Pedro Luro también cambió desde el año pasado?  Con la muerte de Facu Pedro Luro abrió los ojos. No todo el mundo está del mismo lado, pero todo el mundo sabe lo que pasó con Facundo. Yo creo que cambió mucho en este año la forma en que la gente del pueblo ve a la Policía y a los políticos. Ellos mismos se enlodaron tanto que mucha gente dijo “basta, esto no lo queremos más”.

¿Con quiénes te sentís agradecida?  Quiero agradecer a tanta gente que siempre estuvo y sigue estando al lado nuestro. Desde la familia hasta los muchos amigos de Facu, de diferentes grupos. Este año fue terrible para nosotros y sé que también lo fue para ellos. Tengo que agradecer a gente como Sergio Maldonado, Mario Salto, el papá de la China Cuellar, Viviana Alegre, Alberto Santillán. Y a los organismos de derechos humanos. Todo el tiempo estamos en contacto y todo el tiempo están cargándome de energías. Son personas inmensas.

Para vos es importante la organización, la lucha nunca en soledad  Es que aprendí el valor de la lucha colectiva. Las luchas deben ser colectivas. Yo tuve que aprender que sola no puedo y así fui buscando la ayuda de las personas más coherentes, que son las que hoy me siguen acompañando. Lamentablemente a muchos nos tuvo que pasar lo que nos pasó para entender que todo es político. Y que si ellos vienen de arriba y nos quieren pisar la cabeza, tenemos que enfrentarlos colectivamente. No somos sus esclavos.

¿Qué le dirías a quienes hoy pueden estar pasando por algo parecido a lo que pasaste vos?  Que no dejen de luchar. No dejemos que nos pasen por arriba, que nos pisoteen. Yo sé lo que está pasando, sé cómo les arman causas a los pibes. Veo cómo les arman causas también a quienes siembran cannabis, muchas veces para uso medicinal. Los ponen como “los narcotraficantes” por tener una planta y sabemos que los verdaderos narcotraficantes son esos que andan en autos recontralujosos, tienen mansiones y hasta les pagan campañas a más de un político. Cuando te pasa algo como lo que me pasó a mí, no podés menos que empatizar con esos pibes a los que agarran mientras apañan a los verdaderos criminales. Por eso les digo que nunca dejen de luchar. Si hay que salir a las calle, salgan. Si hay que acampar, acampen. Pero nunca dejen de pelear.

¿Algo que no te hayamos preguntado y quieras agregar?  No quiero dejar de nombrar a Tehuel, que sigue sin aparecer. Yo me sigo preguntando por qué la Justicia es siempre tan ciega, tan incompetente. En el caso de Tehuel, a esta altura ya tendrían que haber convocado a Marcos Herrero con sus perros. Así como yo, somos muchos los papás y las mamás que le estaremos eternamente agradecidos a Marcos por cómo se la ha jugado. Pero parece que mientras Marcos y sus perros más pruebas encuentran, a la Justicia le gusta menos.