El 30 de agosto de 1913 se inauguró el biógrafo Moreno, verdadera novedad de la época.
El emprendimiento cinematográfico estaba a cargo de la empresa Funes y Cía. y funcionaba frente a la plaza Mariano Moreno, sobre la antigua calle Del Plata, actual Doctor Vera, en la vereda opuesta a la municipalidad.
El biógrafo Moreno se convirtió en la competencia de El Argentino, la otra empresa del mismo rubro instalada en la sala de la Sociedad Francesa, espacio que hoy ocupa el Teatro Municipal Leopoldo Marechal.
En la inauguración se contó con la presencia del maestro Bartolomé Busso al piano y Manuel Pereyra en violín, se anunciaba que el lugar reunía confort y comodidad.
Se hace necesario destacar que el titular de la empresa cinematográfica era el capitán de fragata Leopoldo Funes, el oficial superior a cargo de la torpedera de mar Rosales, de la Armada Argentina, nave que naufragó en el Río de La Plata en la noche del 9 de julio de 1892 y de un total de unos 80 tripulantes hubo solo 19 sobrevivientes, la totalidad de los 17 oficiales y dos tripulantes subalternos, el resto murió ahogado, presuntamente encerrados en las bodegas.
El naufragio marco la historia de la fuerza.
Por el hecho se realizó un juicio oral, y el fiscal Jorge Lowry pidió la pena de muerte por fusilamiento para el capitán Funes, que abandonó a su tripulación.
Lo cierto, es que Funes era pariente de las esposas del general Julio Argentino Roca y de Miguel Juárez Celman, que eran hermanas. Del juicio no se habló más.
La carrera del capitán Funes quedó trunca, no volvió a comandar ningún buque ni ascendió al grado inmediato superior, continuando en el área administrativa de la Armada hasta su retiro en 1905, cuando contaba con 46 años.
Fuera de la fuerza, Funes ocupó por un tiempo, el cargo de comisario de policía.
Así llega a Moreno, en su rol de empresario del biógrafo, que vendió en diciembre de ese mismo año 1913. Algo adicto a la bebida, en el último tramo de su vida, Leopoldo Funes falleció a los 67 años, el 26 de marzo de 1926.
De corta vida, el biógrafo Moreno llegó a su fin en la madrugada del 20 de enero de 1914, cuando se incendió, presentando para aquel pequeño pueblo, un espectáculo que fue contemplado por más de mil vecinos, según las crónicas periodísticas.
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