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La inflación alcanzó el 3,5 % en octubre y llegó al 52,1 % el último año. Los precios se mantienen en niveles elevados, y no se esperaba otra cosa porque los acuerdos oficiales no afectan en serio los intereses de las grandes empresas que aprovechan el contexto para remarcar. El poder adquisitivo del salario cayó más del 20 % en comparación con 2015 mientras las alimenticias ganan millones.

La inflación alcanzó el 3,5 % en octubre y llegó al 52,1 % el último año. Los precios se mantienen en niveles elevados, y no se esperaba otra cosa porque los acuerdos oficiales no afectan en serio los intereses de las grandes empresas que aprovechan el contexto para remarcar. El poder adquisitivo del salario cayó más del 20 % en comparación con 2015 mientras las alimenticias ganan millones.

El Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) que realiza el Banco central (BCRA) calculó una inflación de 50,4 % para 2021, frente a un incremento de los precios minoristas del 36,1% de 2020. Un porcentaje muy superior a las metas oficiales.

La inflación es un fenómeno que responde a un conjunto de causas que se retroalimentan, como las devaluaciones del peso, y la dolarización de tarifas de la energía y del combustible.

El Gobierno tuvo una política de minidevaluaciones administradas del tipo de cambio oficial que impulsaron una suba de precios. Este año decidió frenar los ajustes del tipo de cambio para contener la inflación. En tanto, las tarifas de los servicios públicos tuvieron incrementos menores este año. Habrá que ver qué sucederá después de las elecciones ante las presiones devaluatorias, una suba del dólar podría acelerar aún más los precios, y qué pasará con las tarifas y las naftas.

En este contexto complejo, las grandes empresas que operan en el mercado interno, en productos y servicios que no están atados directamente al dólar, aprovechan para remarcar precios para recomponer, sostener o subir sus ganancias. El Gobierno dispuso el congelamiento de 1.400 productos hasta enero que enfureció a las patronales que ya se burlaban de los Precios Cuidados y otros controles oficiales. Se trata de medidas que no domaron la inflación.

Mientras los precios no ceden y los hogares no llegan a fin de mes, las grandes alimenticias ganan millones. El Grupo Arcor ganó en 2020 $ 5.441 millones, Molinos registró ganancias por $ 1.745 millones en 2020, y Ledesma ganó $ 5.203 millones en un año (entre mayo de 2020 y mayo 2021).

Contra la maniobras empresarias para remarcar precios una medida elemental son los comités de trabajadores y usuarios para el control de precios desde los lugares de producción, pasando por todos los canales de distribución hasta la venta, y la exigencia de apertura de los libros de contabilidad de todas las firmas que aducen que “necesitan” ajustar sus precios. También control de los stocks porque las empresas recurren muchas veces al desabastecimiento para presionar y subir precios.

También se necesitan medidas orientadas a atacar las causas de la inflación como la nacionalización de los servicios públicos, bajo control, administración y gestión de trabajadores y control de los usuarios populares, la nacionalización del comercio exterior y del sistema financiero, y la creación de una banca estatal única.

¿Quiénes pagan los costos de la inflación?

La inflación carcome los salarios de la clase trabajadora. El poder de compra perdió desde noviembre de 2015 a septiembre de este año el 20 % en el sector privado registrado y el 26 % en el sector público. Entre los informales, el derrumbe es del 31 % desde octubre de 2016, según difundió el Indec.

Este jueves se concretó la reunificación de la CGT con dirigentes que pactaron treguas con el Gobierno de Macri y, con el de Alberto Fernández. Son cómplices de dejar pasar el ataque al poder adquisitivo del salario.

La pelea contra la remarcación de precios tiene que estar unida a la defensa del poder de compra del salario y de las condiciones de vida de la clase trabajadora. Por eso es urgente un aumento de emergencia de salarios y jubilaciones del 20 % para recuperar todo lo que se perdió en los últimos cuatro años, y que se ajusten automáticamente según la inflación. También hay que actualizar automáticamente por la inflación la asignación universal por hijo, y otras prestaciones sociales. El costo de la inflación no lo puede pagar el pueblo trabajador.