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“A Facu me lo devolvieron porque rompimos mucho las pelotas”, dice Cristina Castro al cumplirse dos años de que su hijo apareciera muerto en un cangrejal cercano a Bahía Blanca tras 107 días desaparecido. ¿Qué cambió con el nuevo juez? ¿Qué cambiará con el nuevo fiscal? El recuerdo de aquella jornada, novedades de la “testigo H” y pruebas que siguen destapando la trama de encubrimiento.

En el anochecer del sábado 15 de agosto de 2020 el país se conmovió con la noticia de que el cuerpo esqueletizado de Facundo Astudillo Castro había sido encontrado por un pescador en un cangrejal de Villarino Viejo, a pocos kilómetros de Bahía Blanca. Tras 107 días desaparecido, su autopsia no pudo determinar dónde y cuándo murió. El Poder Judicial y el Estado en general siguen sin dar respuestas a demasiados interrogantes.

La Izquierda Diario sigue el caso desde el principio , acompañando a la familia en su búsqueda de verdad y justicia. Toda la información aquí vertida es producto del chequeo y la consulta con fuentes directas, además del análisis del expediente. Para ampliar y conocer detalles se recomienda visitar la sección especial sobre el caso.

¿Qué pasó en estos dos años en la causa? Pese al relato oficial (policial, del gobierno de Axel Kicillof y de ciertos serviles periodistas), que intentó dar por cerrado el caso afirmando que Facundo “se ahogó” solo en el lugar donde lo encontraron (mismo argumento usado en el caso de Santiago Maldonado), las querellas y la Fiscalía reunieron gran cantidad de evidencias que refuerzan la hipótesis de la desaparición forzada seguida de muerte.

“Para los estándares probatorios que maneja la Corte Interamericana de Derechos Humanos, con todo lo que ya tenemos probado deberían estar presos hace rato al menos los cuatro policías más complicados”, dice a este diario Leandro Aparicio, uno de los abogados de Cristina Castro. Las querellas (la familia de Facundo y la Comisión Provincial por la Memoria) denuncian que mucho del tiempo perdido es responsabilidad del Juzgado Federal 2 y la Fiscalía Federal 1 de Bahía Blanca, comandados por la juez María Gabriela Marrón y el fiscal Ulpiano Martínez.

Cambios

Producto de la lucha de Cristina y quienes la acompañan, Marrón y Martínez quedaron separados de la causa. En marzo de 2021 el fiscal se “inhibió” de seguir al frente. Luego, el equipo de fiscales que lo reemplazó (Andrés HeimIara Silvestre y Horacio Azzolin) recusó a la jueza porque ésta les impedía investigar. El 27 de diciembre la Cámara Federal de Casación Penal falló contra Marrón y ésta fue separada de la causa. El expediente ahora se tramita en el Juzgado Federal 1 a cargo de Walter López da Silva.

A su vez en julio, antes de jurar como juez federal de Pehuajó, Andrés Heim dejó su cargo al frente de la Procuraduría de Violencia Institucional (Procuvin), por lo que dejó también la causa. En su lugar el procurador general Eduardo Casal nombró a Alberto Gentili, titular de la Fiscalía Federal 2 de San Martín. Habrá que ver cómo se acomoda el fiscal con sus colegas Silvestre y Azzolin y, sobre todo, qué compromiso asume con la familia de Facundo, teniendo en cuenta que representa a la Procuvin.

“Vamos a tener una entrevista esta semana (que iba a ser presencial y al final va a ser por Zoom). No lo conozco, leí poco de él. Espero mirarlo a la cara para decir si me inspira confianza o no. Lo único que quiero es que trabaje en pos de la verdad”, dice Cristina Castro en diálogo con La Izquierda Diario.

A priori, Gentili debe lidiar con su propio currículum. En 2007, siendo titular de la Unidad de Apoyo Fiscal para la Investigación de Delitos Complejos en materia de Drogas y Crimen Organizado (Ufidro), organismos de derechos humanos lo denunciaron por tareas de inteligencia ilegal contra Adolfo Pérez Esquivel y otros referentes políticos y sociales. En 2008, tras comprobarse que había participado de fiestas con narcoabogados, renunció a la Ufidro. De ahí pasó a ser fiscal general de Lomas de Zamora y, antes de desembarcar en San Martín, pasó por San Isidro. En enero de 2015 se hizo cargo de la Unidad Fiscal AMIA tras la muerte de su amigo Alberto Nisman.

Para las querellas, la presencia de Gentili no debería echar por tierra nada de lo avanzado. “Después de los últimos testimonios recibidos en la causa no me caben dudas de que Facu nunca salió de Teniente Origone. Tengo muchas preguntas para los policías, pero creo que no me van a responder. El resto ya lo sé, por las pericias y los testimonios. Más no quiero saber, no me quiero imaginar más todo lo que hicieron con mi hijo. Sólo quiero llegar a un juicio y que sean condenados”, afirma Cristina.

La reciente salida del fiscal Heim no fue la mejor noticia para la familia de Facundo. Cristina lo lamenta “muchísimo” ya que para ella “siempre fue una persona muy íntegra” y se ganó su confianza. “Con él tuvimos grandes avances, el diálogo era constante y siempre me sacó todas las dudas. Ahora hay que volver a acomodarse. Nos cuesta mucho confiar ante todo lo que hemos pasado”, reflexiona desde su casa de Pedro Luro.

Sobre el juez López da Silva, la madre de Facundo dice que en una reunión que tuvieron en febrero “se puso a disposición y está dejando que los fiscales trabajen. Eso me parece lo más importante. Yo sólo pretendo que haga su trabajo. Hasta ahora no se negó a ninguno de nuestros pedidos”. Las querellas valoran que el magistrado no tenga los estrechos vínculos con el poder económico, político, militar y policial que detenta su colega Marrón.

Nulidades y pruebas

Para la familia fue muy importante que López da Silva haya rechazado el pedido de los abogados de los policías Mario Sosa, Jana Curuhinca, Alberto González y Siomara Flores para que se declaren “nulos” los hallazgos realizados por el perito adiestrador Marcos Herrero y que dieron resultados trascendentes para la investigación. Como se sabe, los perros de Herrero hallaron rastros y pertenencias de Facundo en patrulleros de la Bonaerense y en un calabozo de la comisaría de Teniente Origone.

Nulidades y pruebas

Para la familia fue muy importante que López da Silva haya rechazado el pedido de los abogados de los policías Mario Sosa, Jana Curuhinca, Alberto González y Siomara Flores para que se declaren “nulos” los hallazgos realizados por el perito adiestrador Marcos Herrero y que dieron resultados trascendentes para la investigación. Como se sabe, los perros de Herrero hallaron rastros y pertenencias de Facundo en patrulleros de la Bonaerense y en un calabozo de la comisaría de Teniente Origone.

“Todos sabemos que Marcos está preso injustamente. El pedido de nulidad fue una avivada de los policías contra las pruebas que Marcos encontró. La jueza Marrón había estado trabajando para rechazar esas pericias, pero por suerte ya no está en la causa”, dice Cristina. En su rechazo al pedido de los abogados policiales, el juez les recordó que los peritajes de Herrero se hicieron ante la presencia y bajo el control exhaustivo de la Gendarmería.

El juez también ordenó, a pedido de fiscales y querellas, medidas de prueba que Marrón había denegado. Entre otras, se pidió a varias compañías telefónicas que informen qué números poseen los policías y qué comunicaciones mantuvieron entre ellos y con su entorno durante el 30 de abril de 2020 y el tiempo que siguió. Aún se esperan esos informes para ser analizados y cotejados con los mensajes, imágenes y archivos autoincriminatorios encontrados en los celulares secuestrados a los policías.

Las querellas agregaron un pedido para que la empresa a la que estaba abonado Facundo informe el registro de llamadas y mensajes entrantes y salientes de su teléfono durante el tiempo de la desaparición. Y que se determine lo más fehacientemente posible el sitio geográfico en el que, a las 20:21 del 30 de abril, desde ese teléfono se envió un SMS a un amigo de Facundo con un mensaje escrito con palabras y modos que no le eran propios.

Los amigos de Massa

En los últimos días, la familia de Facundo y la CPM también pidieron que se cite a declarar al abogado Francisco Simonetti, apoderado del Municipio de Villarino cuyo intendente es el massista Carlos Bevilacqua. El 13 de julio de 2020, Simonetti envió a la Fiscalía (sin que ésta se lo pidiera) un listado de patentes vehiculares supuestamente registradas por las lectoras de la estación de control fitosanitario de la entrada a Bahía Blanca, correspondientes al 30 de abril.

En ese listado figura, ingresando a Bahía desde Villarino, la camioneta Honda de la testigo de identidad reservada conocida como “H”. Según su relato, eso demostraría que ella llevó a Facundo desde Teniente Origone hasta las vías cercanas al fitosanitario. A la vez, no figura el ingreso a Bahía del auto en el que viajaban los tres testigos que aseguran haber visto cuando a Facundo lo subían a un patrullero en la ruta, lejos de donde dijo haberlo visto “H”.

La geolocalización de los teléfonos de los tres testigos demostró que efectivamente viajaron ese día de Villarino a Bahía. Y como ése es el único paso posible, no es verosímil que hayan eludido la detección de las lectoras. De hecho, en el listado el auto figura pasando más tarde en sentido inverso (volviendo a Villarino). ¿Por qué Simonetti firmó un informe incompleto? ¿Y por qué al día siguiente, cuando la Policía Federal le tomaba declaración a “H”, el Municipio envió otro listado a la Fiscalía en el que la patente del auto de los tres testigos directamente no figura, ni entrando ni saliendo de Bahía Blanca?

Las gruesas irregularidades en los informes de la intendencia de Bevilacqua fueron denunciadas en 2020 por los abogados de Cristina, lo que derivó en una causa paralela que se tramita en el mismo juzgado de López da Silva. Hasta ahora, en ese expediente no hubo muchos avances, pese a los firmes indicios que incriminan a los funcionarios municipales.

Para la querella también es indispensable esclarecer los pormenores del “asado” que el 7 de agosto de 2020 el intendente Bevilacqua organizó en un vivero municipal y al que invitó a funcionariospolicías y periodistas. Además de estar prohibido por decreto presidencial ese tipo de reuniones, el encuentro se produjo una semana después de que se encontraran rastros de Facundo en la comisaría de Origone y de que el jefe de la Bonaerense, Daniel Garcíaviajara a Villarino para hablar con el intendente. Y una semana antes de que el cuerpo apareciera en el cangrejal.

Novedades de “H”

En los últimos meses declararon varios testigos en la causa, gran parte de ellos solicitados por las querellas. Uno de los más esperados era el de la testigo “H”, cuyo llamado a declarar estaba ordenado desde febrero pero recién lo hizo el 16 de mayo, tras faltar a dos citas previas y ante la insistencia de Cristina a los fiscales.

Para los abogados de la familia, en su nueva declaración “H” incurrió en la figura procesal de testigo reticente (lindante con el falso testimonio), ya que en reiteradas oportunidades se negó a responder preguntas a sabiendas de estar ocultando información relevante. Incluso quedó en evidencia que cuando declaró por primera vez mintió respecto a los objetivos de su viaje del 30 de abril.

A su vez, “H” se negó a entregar su agenda personal. Sólo envió por mail dos fotocopias de sus anotaciones de esos días, donde resaltan varias tachaduras alrededor del nombre “Alberto”. Las querellas quieren que se perite la agenda y se determine si “Alberto” es el teniente González, quien dijo haber tenido el último contacto con Facundo en la ruta antes de dejarlo ir y ver que era “levantado” por una camioneta.

Cristina tuvo la posibilidad de presenciar por Zoom la declaración de “H”. No duda en afirmar que “sus dichos fueron armados para desviar la investigación. Apenas se presentó dijo que era ‘alguien muy importante’ porque ‘volteó una causa’ y después dijo que quería verme y hablar conmigo para decirme lo que mi hijo le había dicho a ella en ese viaje. Yo estoy segura de que nunca estuvo con mi hijo y que él nunca habló con ella”.

“H” le dijo a los fiscales que quería ver a Cristina cara a cara. “Pero cuando terminó de declarar, el fiscal Azzolin la despidió y a la vez me agradeció a mí por estar conectada en esa audiencia. Cuando me nombró, ella se dio cuenta de que yo había escuchado todo y ahí se le transformó la cara. Desde ese día nunca más pisó la estación de servicio donde trabajo”.

Provocaciones

Un dato hasta ahora poco difundido es que “H” es asidua clienta de la estación Shell donde hace años trabaja Cristina. Obviamente, más de una vez se cruzaron desde mediados de 2020. Pero la septuagenaria productora rural, cuyo testimonio es funcional a la coartada policial, en dos años no hizo más que evitar cualquier contacto con la madre de Facundo.

¿Qué pensabas cada vez que te enterabas que estaba ahí? Que ella también es madre y haber sido partícipe de un encubrimiento como éste es lo más cruel que puede hacerle a otra madre.

¿Por qué creés que lo hace? Para mí es de esas personas que no tienen moral y cuando deben favores no tienen límites.

¿Cómo se manejaba cada vez que iba a la Shell? En estos dos años nos hizo pasar muy malos momentos. A varias chicas les dijo “yo soy la testigo H”, haciendo comentarios muy desagradables. Poco antes de declarar en mayo acusó a los playeros de robarle la billetera. Por suerte la empresa le mostró las imágenes de las cámaras donde se ve que ningún playero se acercó a su auto. Nunca pidió disculpas.

¿Vos te la cruzaste? Sí, claro. Nos hemos cruzado varias veces, pero nunca nos dirigimos la palabra. La última vez que estuvo fue pocos días antes de declarar. Ese día me había tocado servir mesas y llevé un pedido justo a una mesa al lado de ella. Apenas me vio se levantó y se fue.

Vos insistís en que nada de lo que dice es cierto Todo lo que dice, de principio a fin, para mí es inventado. Huelo sus mentiras de acá a la China. Lo que más me llamó la atención de su declaración fue cómo se presentó, diciendo que ella es importante porque volteó una causa, y que haya comparado a Facundo con un “ternero empantanado”. Muy agresiva, tanto que los fiscales tuvieron que frenarla cuando atacó a mi abogado Leandro y a Margarita Jarque de la CPM. A ella se la respetó siempre. Ella con su soberbia y altanería no respeta a nadie.

¿Qué se sabe hasta ahora sobre lo que le pasó a Facundo?

La reconstrucción de los hechos realizada por la Fiscalía y las querellas desmiente de punta a punta el relato sostenido por la Policía Bonaerense y el Ministerio de Seguridad provincial. Relato apoyado en la declaración de “H” y difundido (con “primicias exclusivas”) por operadores que propalan mentiras tanto en medios de Bahía Blanca como de Buenos Aires.

Las pruebas periciales y los testimonios volcados en el expediente (que orilla las 7.500 fojas) permiten avanzar en algunas definiciones sobre lo que sucedió entre la mañana y la tarde del 30 de abril de 2020.

Facundo salió de su casa de Pedro Luro a las 8 con el objetivo de ir a la casa de su exnovia en Bahía Blanca. Hizo dedo en la ruta. Poco después una mujer lo llevó hasta Mayor Buratovich, el pueblo siguiente dentro del partido de Villarino. A las 10 los oficiales Jana Curuhinca y Mario Sosa lo encararon en la entrada del pueblo y le labraron un acta por estar violando la cuarentena. Le sacaron una foto de espaldas y dos a su DNI. Según ellos, le dijeron que se volviera a Luro y lo dejaron ir.

Pero todo hace presumir que Facundo estuvo en Buratovich mucho más tiempo. Mensajes recuperados del teléfono de Sosa confirman que éste le escribió a una teniente de apellido Delgado, quien le respondió “si se ase el pajero vajalo” (sic). En la jerga policial, bajar significa llevarlo a la comisaría. En efecto, el sistema AVL de geolocalización del patrullero de Sosa y Curuhinca determinó que el móvil se trasladó desde la ruta a la seccional y allí se quedó un buen rato. En ese interín la Policía llamó a Cristina para corroborar el domicilio de su hijo.

Las antenas de telefonía confirman que a las 13:33 el joven llamó a su mamá desde Buratovich. Para la querella, esa llamada en la que le dijo “vos no sabés dónde estoy, mamá” se realizó cuando todavía estaba retenido en la comisaría. Luego, probablemente, le hayan ordenado irse. El patrullero salió nuevamente de ronda y a las 14:30 Sosa recibió un llamado de sus superiores. Le ordenaron que fuera al “taller”.

Entre Mayor Buratovich y Teniente Origone hay 24 kilómetros. En la mitad de ese trayecto, entre las 15:30 y las 16 los tres testigos que viajaban de Pedro Luro a Bahía Blanca vieron cómo un joven de las mismas características de Facundo era subido a un patrullero. Los geolocalizadores confirman que pasaron por allí. Uno de los testigos asegura que uno de los policías que levantó al joven en la ruta era Sosa.

Otros dos testigos (un matrimonio de la zona) declararon que al transitar por la ruta, a unos cinco kilómetros de la salida de Origone en dirección a Bahía Blanca, vieron a un joven “tirado como un perro” sobre la calzada y decidieron llamar a un conocido, empleado municipal, quien a su vez llamó a la Policía. Si bien sus relatos tienen algunos grises (las querellas sospechan aprietes), la descripción que hacen del lugar es compatible con el sitio en el que el oficial Alberto González dijo haber encontrado a Facundo.

Ese lugar no el mismo del mencionado por “H”. Ella afirma que levantó a Facundo apenas saliendo de Origone, no a cinco kilómetros al norte. Es extraño (y sospechoso) que en una geografía tan particular y por la que transita diariamente, una lugareña de 73 años se equivoque tanto.

González dijo que cruzó unas pocas palabras con Facundo, que le sacó una foto a su licencia de conducir (no tenía el DNI que sí tenía cuando lo detuvieron Sosa y Curuhinca) y lo dejó seguir luego de que le dijeran por teléfono que ya le habían labrado un acta en Buratovich. Agregó que a los pocos metros de despedirlo vio cómo el joven era levantado por una camioneta Renault Duster Oroch (“H” tiene una Honda RCV).

Durante esa tarde González tuvo al menos ocho llamadas (entrantes y salientes) con la comisaría de Médanos (cabecera de Villarino). Si bien en su teléfono esos registros fueron borrados, las comunicaciones figuran en el listado provisto por la compañía telefónica. Ocho llamadas seguidas en un pueblo donde “nunca pasa nada”. Y en plena cuarentena, cuando nadie salía a la calle. Demasiada actividad.

En el patrullero que manejaba González se encontraron restos de cabello compatibles con el ADN de Cristina Castro. Y en un calabozo abandonado de la comisaría de Origone se hallaron un amuleto con forma de sandía (con una vaquita de San Antonio en su interior) y un trozo de piedra turmalina compatible con otro hallado en el baúl de un patrullero de Bahía Blanca. Todas pertenencias de Facundo.

Vale agregar que “H” fue insertada en la causa por los propios policías Sosa y Siomara Flores. Ésta, hermana de Curuhinca y pareja en ese momento de Sosa, es quien le dijo que a la madre de Facundo que ese mediodía lo vio hacer dedo en Buratovich, lo levantó en su auto particular y lo condujo a la entrada de Origone. La misma que una semana después de la desaparición dio de baja sus redes sociales y eliminó la aplicación WhatsApp de su teléfono. El eslabón que en el relato de Berni y sus amigos “conecta” a Facundo con González y “H”.

“¿Por qué tanta perversión?”

Hace dos años Cristina Castro sacaba fuerzas de donde no tenía para soportar la noticia del hallazgo de su hijo muerto. Pero también para recibir, una tras otra, cada nueva provocación de los agentes del Estado. Desde el anuncio de Berni sobre la aparición de la mochila de su hijo (que no sucedió hasta un mes después), hasta el hecho de que la Policía Federal “camufló” al pescador que encontró el cuerpo y le impidió hablar con ella (algo de lo que Cristina se enteraría mucho después).

¿Qué pensás, a dos años, de todo lo vivido aquella noche? Yo digo que a Facu me lo devolvieron porque rompimos mucho las pelotas. Y lo hicieron de la forma en que no le tienen que devolver un hijo a nadie. Lo más fuerte fue no poder llegar a tocar ese cuerpo, porque no me dejaron nunca estar a menos de cuatro o cinco metros. Yo estaba segura que era Facu, pero no me dejaron tocarlo y sentirlo. Recién pude hacerlo el día que me entregaron sus restos. Pasé momentos terribles.

Incluso fuiste vos la encontraste la zapatilla Encontrar la zapatilla que ellos habían dejado afuera de la cinta perimetral. Se hicieron los sorprendidos cuando les marqué que estaba ahí. Después el pescador declaró que al fiscal Martínez y a la Policía Federal les había marcado la zapatilla y les dijo que para él era idéntica a la de Facu. Pero ellos la dejaron fuera del perímetro.

Durante mucho tiempo pensaste que el pescador no estaba ahí, pero no era así Eso también fue muy morboso y perverso. Cuando llegamos por la ruta a la zona del cangrejal la Policía nos dio mal la ubicación y casi nos hundimos en el barro y el mar se lleva la camioneta de Luciano Peretto. Me fueron a buscar con otra camioneta a donde estábamos empantanados. Sentaron a mi lado a un muchacho alto y grandote, con una campera de la Federal. Mientras íbamos en la camioneta él me decía “tranquila señora, todo va a estar bien”. Yo preguntaba dónde estaba la persona que había encontrado a mi hijo y nadie me decía nada. Cuando llegamos adonde estaba el cuerpo se llevaron a ese muchacho. Después de dos años y de mucho andar me enteré que era él.

¿Cómo te enteraste? Cuando Ulpiano Martínez ya no estaba en la causa se lo volvió a citar a declarar. Además de contar todo lo que vio nos acompañó, a las querellas y a los fiscales, hasta el cangrejal. Ahí me enteré que él había estado al lado mío en esa camioneta. Me pareció de una morbosidad total lo que hizo la Policía, poniéndolo al lado mío sin dejarlo hablar. Cuando me lo dijo le di las gracias por haber encontrado a Facu. Tiempo después pude abrazarlo y me hizo un regalo que lo llevo siempre conmigo. Conocí su historia de vida y comprendí muchos por qué.

¿También sufriste provocaciones durante la autopsia en Buenos Aires? El morbo de la jueza Marrón y del fiscal Martínez llegó al punto de filtrar a algunos medios, antes de informarnos a nosotros, que la prueba de ADN había confirmado que era el cuerpo de Facu. Recién después de eso pude tocar los restos de mi hijo, acomodar uno a uno los huesos en un féretro, ponerle algunas de sus cosas y cerrar el cajón.

¿Eso lo hiciste sola? Cuando me tocó acomodar los huesos en el ataúd sólo dejé que me acompañara mi abogado Luciano. Me había prometido que nadie más que yo vería así a mi hijo. Era el momento más duro de todos, pero así y todo no les permití ni a mi padre, ni a mis hijos, ni a los amigos de Facu que estuvieran ahí. Preferí que siguieran recordándolo como era. Loco, alegre, divertido. Que tengan esa imagen de él. Han sido crueles, muy crueles, pero me la he sabido bancar. Y hoy en día no le permito a nadie, absolutamente a nadie, que hable sin saber. Están las pruebas. Lo único que quiero es llegar a un juicio justo y que los asesinos de mi hijo tengan una prisión perpetua.

Hace poco Daiana Abregú murió en una comisaría de Laprida. Otra vez la Bonaerense de Berni. ¿Qué pensás? A Daiana la mataron con el mismo modus operandi que creemos que mataron a Facu, aunque con otro método. También está el caso de la chica a la que un policía mató por bronca en Bahía Blanca y otros casos de gatillo fácil. Encubriendo y sosteniendo a gente asesina, Berni es un protagonista de todas esas historias. No fue sólo con Facundo. Da muchísima impotencia ver que lo siguen bancando tanto a nivel provincial como nacional. Estas cosas no pasarían si no lo bancaran. Ya se tendría que haber ido hace rato, pero por algo lo siguen sosteniendo. Creo que es el títere que tienen listo para sacarlo cuando hay que reprimir al pueblo.

En el caso de Daiana reemplazaron a los comisarios de Laprida por Aldo Caminada, quien participó del encubrimiento de los policías del caso de Facundo Es que Caminada es mano derecha de Berni. Lo conocemos de Villarino. Pero es como decía antes, si siguen bancando a Berni no me sorprende que sigan haciendo esas jugarretas de correr de un lado a otro a los que “se portan mal”.

¿Qué le dirías a esa parte de la sociedad que, quizás sin quererlo, se fue olvidando de Facundo? Que nadie está exento de que le pase lo que me pasó a mí. Ningún padre ni ninguna madre puede decir que no le va a pasar algo así. Yo era de las que decían “a mí no me va a pasar”. De hecho peleábamos mucho con Facu. En 2017, cuando fue lo de Santiago Maldonado, Facu salió a reclamar por su aparición con vida. Pintó paredes, hizo murales. Yo lo veía y pensaba que lo que le estaba pasando a la familia de Santiago, a Sergio Maldonado, a mí nunca me pasaría. Y acá estoy, acompañándonos con Sergio.

Siempre los jóvenes en la mira de la Policía Es el odio hacia los jóvenes, hacia la libertad, a lo distinto, a lo genuino. Por eso nadie está exento, aunque las clases bajas son quienes más lo sufren. Si no nos mata la Policía nos mata de hambre el Gobierno. Por eso cuando escuchen sobre estos casos, no se olviden de que no queremos sumar a nadie más a la lista de padres y madres con hijos asesinados por la Policía y el Estado. Por eso decimos fuera Berni y que los familiares dejemos de ser perseguidos y amenazados por la Policía. Cuidemos a los jóvenes, la cacería es hacia ellos.