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Alberto Fernández afirmó que el aumento de marzo para las jubilaciones, pensiones y asignaciones será de un 12,28 %. Con esta actualización el haber mínimo será de $ 32.630, mientras la canasta del jubilado para octubre del año pasado era de más de $ 75.500. El presidente aseguró que la suba será por encima de la inflación, pero según las estimaciones difícilmente la alcance. En el marco de las negociaciones con el FMI los jubilados siguen siendo una variable de ajuste, desde 2015 acumulan una pérdida de casi un 23 %.

Con un video difundido en redes sociales, Alberto Fernández anunció este jueves que el porcentaje correspondiente a la actualización de marzo para los jubilados, pensionados y titulares de la Asignación Universal por Hijo (AUH) y Asignación Universal por Embarazo (AUE), será del 12, 28 % . Con esta actualización el haber mínimo será de apenas $ 32.630, mientras la canasta del jubilado, estimada por la Defensoría de la tercera edad, para octubre del año pasado era de más de $ 75.500. El presidente aseguró que la suba será por encima de la inflación, pero según las estimaciones difícilmente alcance.

La decisión de pagar al FMI, desde la asunción del gobierno del Frente de Todos y antes de que se declarara la pandemia, es la causa por la cual las jubilaciones fueron las primeras en sufrir el golpe de los recortes desde 2019. De esta manera, quedó al desnudo como una falsa promesa la frase de Fernández, durante la campaña electoral, cuando dijo que entre bancos y jubilados, elegiría a los jubilados.

Solo en el año 2021, los ingresos jubilatorios cayeron un 6 % con respecto al año anterior y desde del 2015 la merma es de casi el 23 %. El dato de este descenso en términos reales, surge de una evaluación realizada por el Observatorio del Derecho Social de la CTA – Autónoma.

El video informativo en el cual se puede ver al presidente, junto a la titular de la Aanses, Fernanda Raverta, culminó con una promesa: «Todas las jubiladas y jubilados empezarán el año ganándole a la inflación». Pero con la inflación de enero estimada cerca del 4 % y la de diciembre que fue del 3,8 %, sería necesario un descenso en el ritmo de la suba de precios durante febrero para que esa promesa se cumpla.

El incremento en las jubilaciones será el primero del año y comenzará a regir desde marzo próximo, acorde con lo establecido por la Ley de Movilidad; la próxima actualización será en junio. La fórmula de movilidad combina la variación trimestral de los salarios según el RIPTE (Remuneración Imponible de Trabajadores Estables que elabora Seguridad Social) y el Índice de Salarios del INDEC; con la recaudación impositiva que ingresa a la Anses, de acuerdo a la ley sancionada en diciembre de 2020. El nuevo mecanismo para fijar los aumentos, reemplazó al sancionado por el macrismo en 2017 (junto con los votos de parte del peronismo), pero hasta el momento en lugar de permitir una recuperación de los haberes, profundizó su caída.

Debido a la fórmula aprobado por el Frente de Todos, los fondos para jubilaciones se recortaron un 4,3% en términos reales (teniendo en cuenta la inflación) durante el 2021 y para las asignaciones universales por hijo (AUH) un 11,3% menos. Además por la quita del IFE y el ATP, las prestaciones sociales cayeron 9,9%. Estos recortes fueron centrales en el ajuste general del gasto ejecutado por Martín Guzmán, en sintonía con los planes que suele exigir el FMI.

Si el Gobierno hubiese utilizado los recursos con los que siguió pagando al Fondo en estos meses, en aumentar las jubilaciones, a diciembre de 2021 hubiera podido pagar el equivalente a más de 10 millones de esas canastas básicas calculadas por la Defensoría de la tercera edad. De firmarse un acuerdo con el organismo financiero internacional sólo traerá más ajuste y miseria para jubilados, trabajadores y el pueblo pobre.