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Por Mónica Arancibia.- A pocos días de las elecciones el ministro candidato hace acrobacias para pagar los vencimientos de deuda con el FMI, cumplir con sus fórmulas y contener las presiones cambiarias. La clase trabajadora llega a las elecciones con salarios deteriorados y más pobre.

Quedan pocos días para las elecciones y Sergio Massa se enfrenta (otra vez) a las presiones cambiarias, el dólar blue retomó su carrera en modo electoral y finalizó la semana por encima de $570. Es probable que continúe su camino en ascenso por la incertidumbre electoral y lo que vendrá.

En tanto, el ministro sacó otro conejo de la galera y sumó a Qatar como nuevo acreedor para cancelar los vencimientos al FMI, último pago antes de las primarias abiertas simultáneas y obligatorias (PASO) presidenciales del 13 de agosto.

Los malabares del ministro candidato para cumplir con los pagos al Fondo, también incluyó un préstamo de la Corporación Andina de Fomento (CAF), y yuanes provenientes de la ampliación del swap chino. En resumen: más deuda para cancelar deuda.

Qatar es el emirato más rico del Golfo Pérsico, mantiene lazos con Estados Unidos y tiene el 13% de las reservas petrolíferas del mundo. El préstamo de Qatar fue producto de, por un lado, de «los contactos de Massa, ya que el jeque si bien es el jeque primero, es amigo (del ministro), y, por otro, que el país árabe no oculta los grandes intereses que en los rubros de energía y seguridad alimentaria», publicó Télam de una fuente consultada. No sorprende que se sume otro país a la fila de los interesados en expoliar los bienes comunes naturales como el agua, o el litio. Del otro lado de la ventanilla peronistas, radicales, liberales y de Juntos por el Cambio están dispuestos a avanzar con el remate.

El Fondo sigue ahí

El FMI no se presenta a las elecciones. Sin embargo, tiene muchos candidatos que, con la única excepción de los candidatos de la izquierda, están dispuestos a sostener el acuerdo con el Fondo y avanzar con el ajuste sobre las mayorías populares. No hay grieta para los recortes, solo difieren los tiempos para realizarlo.

Massa cumplió un año al frente del Ministerio de Economía y se encargó de acatar lo que el Fondo pidió. En materia de gasto, en el primer semestre del año el ministro subejecutó partidas sensibles como salud (se ejecutó 39,6%), vivienda y urbanismo (29,9%) y agua potable y alcantarillado (33%), y del total del presupuesto vigente se ejecutó un 48%, según datos de la Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia (ACIJ).

Además, ACIJ advirtió que el Congreso incorporó el incremento del gasto en el presupuesto de este año tras el reclamo de distintas organizaciones por la reducción de partidas que impactaban “en el acceso a derechos de grupos y personas en situación de vulnerabilidad”, pero finalmente la Jefatura de Gabinete y el Ministerio de Economía no restituyeron el presupuesto recortado. Así, ajustaron en el presupuesto de este año en políticas alimentarias, asignaciones familiares, Fondo Nacional de Incentivo Docente, Becas a estudiantes, entre otras.

Massa se enojó con un periodista que le preguntó por la inflación, pero el Gobierno también se benefició de la suba de precios porque le permite licuar las partidas presupuestarias en función de alcanzar las metas acordadas con el Fondo. El ajuste presupuestario vía inflación afecta la vida cotidiana de la población a causa de menores recursos para jubilaciones, asignaciones familiares (AUH), programas sociales (Potenciar trabajo), entre otras partidas afectadas.

La poda también incluyó los subsidios de energía y las facturas de luz comenzaron a llegar a los hogares con fuertes incrementos. Según datos del Indec, el rubro Electricidad, gas y otros combustibles subió 156% desde que asumió Massa hasta junio de este año mientras que la inflación general en el mismo período fue de 89% en la región del Gran Buenos Aires. Lo mismo ocurrió en el resto de las regiones del país durante ese plazo: el aumento de la electricidad y gas fue superior a la inflación. Esto no es suficiente para el Fondo que insiste con “actualizar las tarifas de energía”. El Fondo se mantuvo firme en la meta de déficit fiscal primario de 1,9% del PIB que Massa quiere cumplir. Por lo tanto, seguirá el ajuste a Fondo.

Los próximos desembolsos del FMI se realizarán luego de las elecciones en agosto y en noviembre. Así, el Fondo dispone de un arma fenomenal para, incluso, incidir en las elecciones si lo que hace el Gobierno del Frente de Todos no lo satisface. Esto no es nuevo para el Fondo ya lo hizo en otras ocasiones: con Raúl Alfonsín, a quien le soltó la mano casi un año antes de que termine su gobierno; o con Fernando de la Rúa, un gobierno que hizo de todo para cumplir con el organismo multilateral y, sin embargo, le soltó la mano. Mauricio Macri tuvo todo el respaldo del Fondo, pero derivó en más endeudamiento y una fuerte devaluación. Massa aspira a que el FMI lo sostenga, pero el organismo se toma su tiempo (posPaso) para decidir si envía los dólares pendientes.

Desde su asunción, el gobierno del Frente de Todos tuvo como prioridad honrar las estafas que dejó Mauricio Macri. Primero, reestructuró la deuda con acreedores privados, que se cerró durante 2020 en medio de la pandemia y en un contexto de una crisis social aguda. Después renegoció el acuerdo con el Fondo y fue presentado como la única alternativa.

Mientras se priorizó honrar a la deuda ilegal, la pobreza aumentó a 39,2% y el poder de compra de los trabajadores retrocedió. El poder adquisitivo de trabajadoras y trabajadores (registrados y no registrados) cayó un 5% durante el gobierno del Frente de Todos. La situación es más grave si se incluye el gobierno macrista, los salarios perdieron un 23%. El grupo Mirador de Actualidad del Trabajo y la Economía (MATE) calculó que el bolsillo de cada trabajador acumula una pérdida de $4,7 millones (en pesos de junio de este año) desde 2016.


Nota completa en Izquierda Diario