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Eduardo Russo tiene una asociación civil y construye identidades con los pibes /as que birlan el determinismo social.

Eduardo Russo llama a los /as funcionarios /as, especialmente a los /as concejales /as a que dejen la construcción virtual y se afronten los problemas reales, como los riesgos visibles que tiene la noche en Moreno Centro. Todo empieza con los llamados, el pedido de asesoramiento de familias que no recurren al Estado sino al individuo que logró empatía.

Eduardo Russo caminó la madrugada del 6 de abril con la angustia de ver en peligro la vida de un familiar directo que resultó «blanco equivocado de los patovicas de un boliche que están sobre la calle Libertador, cerca del banco Provincia».

Esa situación de violencia extrema que puso en serio riesgo la vida de un joven remisero de 19 años, significó abrir más la puerta de la nocturnidad, una caja que no es de Pandora.

Russo habla de la descripción brindada por una mujer policía de lo que ocurre en Moreno Centro: «La información que me dio una oficial de Moreno 1ª me lleva a un costado, me ve que soy una persona preparada en poder colaborar al ciudadano y me cuenta lo que pasa a la noche, que los días viernes y sábados ven a chicos de 15 años de edad tirados en la vereda, borrachos, drogados, chicas con la ropa interior baja. Es una problemática terrible, como un descontrol. Me pongo a pensar y digo quien se está encargando de la juventud. Qué hace o a dónde está el Estado».