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Los productos que son parte del programa cuestan un 5 % más, en promedio, desde este miércoles. Para las familias trabajadoras comprar los alimentos y productos básicos es cada vez más difícil debido a la suba de los precios por sobre los ingresos. El Gobierno se comprometió a revertir esa tendencia, pero hasta ahora es una promesa que está lejos de cumplirse.

El programa Precios Cuidados se renovó este miércoles con aumentos en los precios de los productos incluidos que llegan hasta un 8 % (en promedio 5 %) y se mantendrán por un período de tres meses. El programa viene fracasando en frenar la escalada de los alimentos, según el Indec aumentaron 22,4% entre enero y mayo (por encima de 21,5 % de inflación en el mismo periodo) y se estima que hubo otro salto cercano al 3,5 % en junio. Si bien esta medida del Gobierno permite acceder a precios más bajos, sólo un 10 % de las ventas en supermercados son de productos que se encuentren dentro del programa, pero su incidencia es muy limitada.

La situación social es crítica, más del 45 % de la población se encuentra por debajo de la línea de pobreza y la recuperación parcial de la economía no se siente en los sectores que menos tienen. El ministro de Desarrollo Social Daniel Arroyo admitió la gravedad de la problemática al afirmar: “Tenemos diez millones de personas que reciben asistencia alimentaria, ya hace cuatro meses que aún con más actividad económica, no baja la cantidad de gente en los comedores”.

El último relevamiento de la consultora Focus Market señala que, en junio, más de 30 productos de consumo masivo tuvieron aumentos preocupantes, entre ellos el té 8,4%, las harinas leudantes y manteca 8,3%, mermeladas 4,9% y pastas frescas 4,8 %. Esto refleja cada vez son más los productos que millones de familias ya no pueden acceder; la carne hace tiempo se volvió un lujo al haber aumentado más de un 74 % en el último año.

Los ingresos de las grandes mayorías crecen a un ritmo mucho menor que la inflación y el Gobierno es responsable directo en muchos casos. Según el análisis de la Oficina de Presupuesto del Congreso (OPC), hasta el mes de mayo, las jubilaciones y pensiones perdieron 10,0 % (con la inflación, los salarios públicos 7,9 % y los programas sociales 41,5 % fundamentalmente por la quita del IFE. No es que el Estado tenga menos recursos, por el contrario los ingresos públicos crecieron varios puntos por encima de la inflación, pero Alberto Fernández y Martín Guzmán están llevando adelante un duro ajuste con el objetivo de seguir pagando la deuda externa.

El salario del conjunto de los trabajadores no para de caer y el Gobierno tomó como discurso de campaña electoral que hará subir los sueldos por sobre la inflación, pero las medidas tomadas hasta el momento difícilmente puedan lograr ese objetivo. Para recuperar lo perdido en el último tiempo serían necesarios nuevos acuerdos salariales con incrementos importantes. En abril de 2021 (último dato del Indec disponible) en comparación con el mismo mes del 2020 los salarios del sector privado formal aumentaron 38 %, los del empleo público 33 % y los del sector informal 38 %. En ese período, la inflación interanual fue de 46 %, un ataque a los ingresos de los trabajadores en toda la línea.

Los salarios no venían de estar creciendo, comparado con 2015, el retroceso del poder de compra suma algo más del 20 % en el sector privado formal y una pérdida algo mayor al 30 % en el sector público. El macrismo garantizó el hundimiento del salario y Alberto Fernández que prometió en las elecciones llenar la heladera, no sólo no lo revirtió, sino que profundizó la caída.

Sin medidas de fondo que permitan controlar los precios las grandes empresas tienen todo a su favor para seguir facturando millones de pesos a costa de los bolsillos de las familias trabajadoras. Es urgente terminar con el ajuste llevado adelante por el gobierno del Frente de Todos para garantizar que nadie pase hambre y afectar los intereses de las corporaciones que en medio de la crisis social, económica y sanitaria sólo buscan seguir cuidando sus ganancias.