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A raíz de la invasión inglesa, en la mañana del lunes 28 de junio de 1806, tras abandonar la Ciudad de Buenos Aires y pasar la noche en Monte Castro (Floresta), el virrey Marqués Rafael de Sobremonte partió rumbo a Córdoba, viajaba en medio de un temporal, cruzó el puente de Márquez, sobre el hoy río Reconquista, tránsito por el actual Acceso Oeste, en jurisdicción de Moreno, acompañado de su familia, su estado mayor y una escolta de soldados cordobeses. Lo habían precedido las carretas con los caudales de la corona española y la Compañía de Filipinas, también con destino a Córdoba, retirados por su orden en la noche del 25, el día del desembarco inglés.

Sobremonte arribó a Lujan, donde se reencontró con los fondos del Rey, que eran transportados a cargo del ministro general de la real hacienda. 

El principal objetivo de los ingleses era el tesoro de la corona. De acuerdo a las leyes usuales de la guerra, debía ser entregado a los vencedores y así lo exigió el general invasor William Carr Beresford, como condición de la capitulación de la ciudad de Buenos Aires, evitando sus habitantes la imposición de una contribución de guerra.

Tras el pedido de devolución de la fortuna real realizado por el Cabildo, desde Luján Sobremonte dio su conformidad el 29, en atención a la ocupación sin derramamiento de sangre y al buen trato brindado a la población. Ese mismo día el virrey continuó su viaje.

El día 30, seis dragones y veinte infantes del célebre Regimiento 71 de las fuerzas invasoras, con sus rojos uniformes y banderas, al mando del capitán Arbuthnot y los tenientes Graham y Murray, en medio de un territorio desierto, transitaron a caballo el actual Acceso Oeste para apoderarse de los caudales detenidos en Luján. 

El 1° de julio, los dragones y su capitán desandaron nuestro camino regresando a Buenos Aires, en tanto que el resto de la tropa custodiaba las carretas con los dineros reales, arribando a la ciudad el 5 de julio. 

El codiciado tesoro fue embarcado el 17 de julio en la fragata Narcissus, llegando al puerto de Portsmouth el 12 de septiembre, donde fue cargado en ocho carros, llevando cada uno cinco toneladas de pesos plata, todo en medio de la algarabía de numeroso público acompañado de una banda de música, para luego ser depositado en el Banco de Inglaterra a la espera de ser repartido entre los integrantes del ejército y la armada, participante de la toma de Buenos Aires y un porcentaje para la corona británica.

Lo demás es historia conocida.

Nota: la ilustración corresponde a la caricatura de un periódico ingles de la época, en referencia a la toma del tesoro real en Buenos Aires.