REFLEXIONES DEL OBISPO MALETTI –

La Iglesia ¿puede asumir una parte más activa y concreta en la solución de tamaño problema social? ¿No tiene la obligación de ser parte de una mesa donde se planifican las posibles soluciones?

En un documento (reunión virtual del Consejo Diocesano de Pastoral, septiembre de 2020) que lleva el título Sobre el sueño de una Iglesia Merlo – Moreno en tiempo de post pandemia, el Padre Obispo Fernando Maletti deja sellada una reflexión de gran valía ante o frente un tema de profundidad social, humana y cristiana. En el punto 3 presenta una radiografía muy interesante sobre los asentamiento y las tomas que, dice el documento, son cada vez más, y desarrolla algo más que la observación de un fenómeno social de pobreza y exclusión. La Iglesia ¿puede asumir una parte más activa y concreta en la solución de tamaño problema social? ¿No tiene la obligación de ser parte de una mesa donde se planifican las posibles soluciones?

«Tenemos que hacer un discernimiento pastoral: ¿Dónde estamos parados? ¿Cómo nos paramos frente a esta realidad? y ¿Cómo caminamos y acompañamos a la gente? ¿Cómo hacemos todo esto comunitariamente? Lo típico de Merlo – Moreno son estos barrios populares, de ahí que muchos sacerdotes, religiosas y religiosos han llegado hasta nuestra Diócesis porque querían insertarse en una Diócesis popular con rostro pobre, si alguno vino con otra dimensión se verá frustrado porque solo podemos ofrecer esa realidad donde estamos parados y lo que somos, no otra cosa. En nuestra Diócesis se evidencia la pobreza y la exclusión estando encerrados en nosotros mismos no vemos esta realidad. Igualmente en Merlo – Moreno conviven distintos grupos sociales, a veces mezclados y otras veces no. Hay vecinos, por ejemplo, con muros, con puestos de vigilancia, hay barrios cerrados. Esto es también un desafío a nuestra presencia como Iglesia, de acompañamiento por un lado y profético por otro».

En otro párrafo está escrito algo vinculado a NO idealización y/ o el romanticismo: «También en los enormes ámbitos de pobreza y exclusión donde no idealizamos el pensamiento cultural de muchos hermanos y hermanas sino que asumimos esa realidad para hacerlos crecer como Iglesia renovada, en una valoración de lo social y de una espiritualidad que los incluya. Ciertamente que Dios está en todos lados, pero no nos equivocamos cuando lo buscamos donde hay dolor, encierro y anonimato de tanta y tanga gente que se siente o la hacemos sentir afuera. Esto exige que, como Iglesia en Merlo – Moreno estemos presentes en los lugares por donde transita la gente, por eso es tan bueno esto de las Carpas Misioneras y las Misiones Populares».

La realidad marca, a noviembre de 2020, algo parecido a las post pandemia, con el virus conviviendo en las urbes, asentamientos, tomas y barrios populares. La Iglesia en su trabajo de fe, espiritualidad y materialidad ha tenido y tiene un fortelecerse en los territorios donde gobierna la pobreza y la exclusión.

Si de tomas, asentamientos y sueños posibles se trata, en el barrio San Miguel, Cuartel V, en parcelas que están en disputa legal, política y social, la Iglesia está presente y no solo en esa capilla de madera que abraza la esperanza de aquellas /os que reciben dolor, encierro y anonimato de tanta y tanta gente que se siente o la hacemos sentir afuera