Espacio Publicitario

publicidad
publicidad
publicidad

El jueves 12 de abril de 1860, fue inaugurada la estación Moreno del Ferrocarril del Oeste, fecha que es considerada la fundación del pueblo, que a su impulso nació y se desarrolló. 

Moreno es el primer pueblo en el país, surgido por la presencia del ferrocarril. 

Cuentan las crónicas periodísticas, que a las 12,34 horas del mediodía, llegó a la flamante estación el primer tren tirado por la locomotora Constitución, poco después arribó La Porteña. 

A la inauguración de la estación asistieron unas 350 personas, el gobernador provisorio Felipe Llavallol, señoras de sociedad de beneficencia, el ministro Carlos Tejedor, representantes diplomáticos, diputados, senadores, miembros de la comisión directiva de la empresa ferroviaria y lo más selecto de la sociedad porteña. 

Llavallol inauguraba, como funcionario, una obra de la que era propietario, dado que integraba el directorio de la empresa

La estación Moreno, enclavada en medio de la solitaria llanura era como el resto, un simple y humilde edificio de unos 34 metros por siete, con oficina para el telégrafo, un dormitorio, sala para pasajeros, depósito de encomiendas, cocina y sala para peones. Contaba también con pozo de agua y una plataforma o andén de unos 60 metros de largo y doce bancos, “tres de los cuales son de los nuevos venidos de París”

Por existir una sola vía se contaba con una plataforma giratoria que devolvía el sentido a las locomotoras. 

Ese día, el gobernador también realizó la primera comunicación del telégrafo, luego los presentes hicieron los honores a una bien servida mesa. 

Mientras tanto, el ingeniero Allan, con algunos operarios, trabajaba arduamente en colocar sobre las vías a la Constitución, que había descarrilado en la plataforma giratoria

A las tres de la tarde, los dos trenes, con sus locomotoras embanderadas y cargadas de flores, emprendieron el regreso a Buenos Aires. 

Por su parte Amancio Alcorta, único beneficiado por la inauguración de la estación, rápidamente delineó calles y manzanas y subdividió lotes a su alrededor, que vendió en sucesivas tandas. 

Un año después, en 1861, ya se alzaba un pequeño caserío, algunos edificaban sus quintas de fin de semana y otros se radicaban gracias a la facilidad de transporte que brindaba el tren. El comercio, pulperías y posadas, atendían las demandas de los pasajeros.

La condición de cabecera terminal de la línea férrea le brindó a Moreno una importante influencia sobre la región, hasta aquí llegaban no solo pasajeros atraídos por la novedad del tren sino comerciantes, productores y tropas de carretas para embarcar o descargar sus mercaderías, también se convirtió en punto de llegada y partida de empresas de diligencias desde y hacia el interior. Esta situación llegó a su fin en mayo de 1864 cuando se extendió la línea hasta Luján.