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Aún contabilizando el bono de $ 5.000 para los haberes más bajos, en el primer semestre del año el Gobierno ya realizó un fuerte ajuste para contentar al FMI. A pesar de las promesas, Fernández siguió eligiendo a los bancos.

En un acto que podría describirse como «de campaña», el presidente Alberto Fernández intentó mostrar una mejora para los jubilados con un bono que apenas compensa la pérdida del haber mínimo este año. Sin embargo, de conjunto en los primeros seis meses del año el poder adquisitivo de las jubilaciones cayó un 3,6%, y en junio se encuentran casi 10 puntos por debajo del de un año atrás.

Estimas propias de La Izquierda Diario revelan que el ajuste fiscal que «logró» el Gobierno ya alcanza de esa manera los $ 25.000 millones gracias a la nueva fórmula previsional impulsada por el Frente de Todos en diciembre pasado, comparado con el desembolso que hubiese tenido de haber garantizado que los haberes no pierdan contra la inflación. Esa fue la propuesta de Nicolás del Caño (Frente de Izquierda) en Diputados, que el oficialismo se negó a votar.

Fuente: La Izquierda Diario, en base a Anses, Boletín Estadístico de la Seguridad Social e IPC-Indec.

Es que las jubilaciones tuvieron ya dos incrementos en lo que va del año, que fueron siempre por detrás de la inflación. En el primer trimestre la fórmula arrojó un 8,1% que se aplicó en marzo, en tanto que en el segundo aumento fue de 12,1% y comenzó a regir a partir de junio. De esta forma, el aumento acumulado en los primeros seis meses suma 21,2%, por debajo del 25,7% del ritmo inflacionario (este jueves se conocerá el dato de IPC de junio, las consultoras estiman que ronda el 3,5% mensual).

Mientras que la jubilación mínima ($ 23.065) tuvo una pérdida de $ 6.773, apenas compensado por los tres bonos que debió otorgar el Gobierno reconociendo así que la movilidad previsional fue a la baja, un haber que alcanza a dos haberes mínimos ($ 46.129, por debajo de la Canasta del Jubilado) tuvo una pérdida de $ 13.546, que no se compensa con el bono de $ 5.000 a cobrar en agosto. En tanto que para la jubilación máxima la pérdida llega a $ 45.578, sin ningún bono.

Este recorte se aplica sobre el ya ajustado año 2020, en el cual el Gobierno dio aumentos por decreto muy por debajo de lo que arrojaba la fórmula macrista, y sobre el ajuste de 20 puntos de poder adquisitivo que venía del gobierno de Macri. Las jubiladas y jubilados no paran de perder.

Los bonos, al mismo tiempo, no se incorporan al monto del haber, por lo cual el Gobierno se anota un punto más frente al FMI ya que en los sucesivos aumentos siempre la base de cálculo queda retrasada. Esa fue la promesa de «desindexación» que el Gobierno sí cumple ante el organismo internacional, el objetivo principal de la fórmula de ajuste votada en diciembre pasado.

Sin embargo, la promesa de darle prioridad a los jubilados frente a los bancos no se cumplió. Mientras los bancos amasaron una ganancia de $ 142.000 millones este año, las jubilaciones siguen siendo recortadas, y más del 90 % siguen por debajo del valor de la Canasta del Jubilado, valuada en $ 64.000 en abril por la Defensoría de la Tercera Edad. Casi 6 millones de jubilaciones y pensiones son insuficientes para cubrir el costo de vida.

Junto a la titular de la Anses, Fernanda Raverta, a la titular del PAMI, Luana Volnovich, el gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof y el intendente de Lomas de Zamora, Martín Insaurralde, Fernández volvió a plantear que «entre los bancos y los jubilados, yo elijo a los jubilados. Y la verdad es que nunca dudé» y que «el esfuerzo había que hacerlo con los que peor estaban, y los que peor estaban eran los jubilados». ¿Se referirá al esfuerzo del ajuste para pagar la deuda?

Si el cálculo milimétrico para otorgar bonos a los haberes más bajos se centra en sacar 10 para compensar con 10 y así aparentar «redistribución» (vale decir, entre los que menos tienen), el mismo cálculo milimétrico busca sacar una nueva tajada fiscal con los haberes medios a altos (la mayoría de ellos igualmente insuficientes), achatar la pirámide de ingresos e ir llevando el sistema previsional a un haber básico universal y de miseria. Los jubilados no necesitan bonos discrecionales, sino el reconocimiento del trabajo de toda una vida.