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En el marco del llamado «Panazo Nacional» las organizaciones que conforman la Plataforma Socioambiental contra la autorización del trigo transgénico HB4 realizada por el gobierno argentino en septiembre del 2020 y que espera la autorización de Brasil para poder ser comercializado, continúan con los panazos y actividades en distintos puntos del país para visibilizar el tema hasta este viernes 20. «El trigo transgénico HB4 de la empresa Bioceres se presenta como resistente a la sequía y tratan de imponerlo como una alternativa sustentable. Pero en realidad es un exponente más de lo que representan los transgénicos: monocultivos industriales que utilizan millones de litros de agrotóxicos. A pesar de no estar liberado comercialmente sabemos que ya hay sembradas alrededor de 25 mil hectáreas del trigo HB4 en siete provincias argentinas. Este es el primer trigo transgénico que tiene posibilidades de comercializarse en el mundo y así estar presente en nuestro pan y muchos de nuestros alimentos básicos junto con los agrotóxicos con los que será fumigado», sostienen.

Los «panazos» y actividades comenzaron el lunes 16 y se extienden hasta este viernes 20 de agosto. Se realizan en diferentes puntos del país, como Buenos Aires, Santa Fe y Entre Ríos, aunque desde la Plataforma Socioambiental invitaron a «sumarse organizando otras en más ciudades y comunidades».

De esa manera, el lunes 16 en Baradero en la Feria Mercado Raíz hubo molinos para moler trigo agroecológico cosechado en la zona y se compartieron panificados. En tanto, el martes 17 en Plaza de Mayo hubo un panazo para compartir trigos agroecológicos, panes artesanales y tortas fritas, mientras que el mismo día en Rosario en la Plaza San Martín también se compartieron trigos agroecológicos, panes artesanales y chapatis. También el viernes 20 a las 16 en Plaza Independencia se compartirán desde las 16 en Plaza Independencia semillas, arte y panes de harina de trigo agroecológico y, simultáneamente, en Santa Fe a las 16 compartirán trigos campesinos sin agrotóxicos, pan artesanal y habrá una feria campesina.

Para quienes no puedan movilizarse a los lugares en los que tienen lugar las actividades, desde la Plataforma Socioambiental invitan a sumarse con un «amasado virtual»: «consiste en ‘un pequeño video donde te filmes amasando o comiendo un pan diciendo: ‘Yo quiero seguir amasando/comiendo mi pan sin trigo transgénico’. Luego podes subirlo a tus redes sociales y arrobar a alguna de las organizaciones que impulsan la acción o podes enviarnos el video a nosotres y nos encargamos de compartirlo», detallan.

«El trigo transgénico HB4 de la empresa Bioceres se presenta como resistente a la sequía y tratan de imponerlo como una alternativa sustentable. Pero en realidad es un exponente más de lo que representan los transgénicos: monocultivos industriales que utilizan millones de litros de agrotóxicos. En el caso del trigo HB4 el mismo es resistente al glufosinato de amonio, un herbicida mucho más tóxico que el glifosato y que está prohibido en la Unión Europea para su uso agrícola», denuncian desde la plataforma.

«A pesar de no estar liberado comercialmente sabemos que ya hay sembradas alrededor de 25.000 has del trigo HB4 de Bioceres en 7 provincias argentinas. – sostienen – Este es el primer trigo transgénico que tiene posibilidades de comercializarse en el mundo y así estar presente en nuestro pan y muchos de nuestros alimentos básicos junto con los agrotóxicos con los que será fumigado. Resistir su cultivo y lograr que se retire su autorización es un imperativo ético, social y sanitario», destacan.

Así mismo, desde la Plataforma Socioambiental plantean que «para afrontar la crisis climática hace falta un giro de 180°, transformando (entre otras cosas) los sistemas agroalimentarios y agroindustriales hacia la agroecología, que a lo largo de los años ha logrado experiencias exitosas en producciones de todo tipo (hortícolas intensivas, de granos y oleaginosas extensivas, de carnes, de lácteos, de miel, entre otros) y que hoy en nuestro país representan decenas de miles de hectáreas y una cantidad de productores y productoras que crece exponencialmente». Además, sostienen que «es reconocido por organismos internacionales como la FAO o el propio IPCC que los sistemas agroecológicos son por lejos más sólidos y resilientes ante los eventos climáticos extremos. Además, representan la posibilidad de recomponer la fertilidad de los suelos, detener la pérdida de biodiversidad, crear trabajo y lograr arraigo rural descomprimiendo el demencial hacinamiento urbano que vivimos siendo el 8° país del mundo en extensión. Con la agroecología nuestro país puede desarrollar exportaciones con el valor agregado que el mundo demanda, y nuestro pueblo puede salir de la pobreza, la precariedad y la inseguridad alimentaria, construyendo su soberanía con trabajo genuino, de la mano de alimentos sanos a precios justos», sostienen.

En tanto, dado que tras la autorización de su uso por parte el gobierno de Alberto Fernández se espera que Brasil autorice su comercialización, la plataforma socioambiental también se replica en el país vecino de la mano de la Campaña Permanente Contra los Agrotóxicos y por la Vida que, con la consigna «Trigo transgénico: ¡no en nuestro pan!», sostienen: «el gobierno brasileño puede autorizar la importación y el consumo de trigo transgénico en Brasil. El producto ha sido modificado genéticamente para que sea resistente a un pesticida altamente peligroso ya prohibido en Europa y otros países. De aprobarse, la medida afectará la alimentación de todos los brasileños. El producto fue lanzado recientemente para plantar en Argentina, con la condición de que Brasil apruebe su importación. Esto se debe a que nuestro país es destino de las exportaciones de más del 50% del trigo argentino. Se trata de una situación sin precedentes, que afecta la soberanía de los países mientras pocas multinacionales se benefician. Si se aprueba el trigo transgénico en Brasil, no solo los brasileños, sino también los argentinos y países como Indonesia, donde va el 20% del trigo argentino, se verán afectados. La aprobación también podría abrir las puertas para la siembra de trigo transgénico en otras partes del mundo, especialmente en Brasil», alertan.