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La mañana del miércoles 18 de mayo, nos citaron 7:45 de la mañana en la sede a todos los censistas. Ingresamos al lugar, nos dieron la pechera, las planillas a llenar y una bolsa para guardar todo, incluso los stickers que debíamos pegar en cada casa ya censada. Algunos arrancaron su recorrido 8 AM, otros esperamos hasta las 10 AM aproximadamente para ver si se solucionaba la cuestión de la aplicación CensAR, justo el día que debíamos usarla no funcionaba. Empecé el recorrido que me correspondía, cuadras muy tranquilas ya que al ser un día feriado y de mucho frío no había nadie transitando. Cuando se realizó la capacitación que fue de manera virtual y en parte presencial, nos dieron un número aproximado de las casas a censar, las mías eran 30 en un total de 3 cuadras, otros tuvieron que caminar casi 8 o 10.

En primer lugar, muchas casas tenían mal la numeración lo cual en cierto punto se dificultaba para llevar bien las anotaciones. Pero eso no importó, continué la caminata. La primera casa que toqué el timbre la familia había realizado el censo digital, sólo tuvieron que responder la cantidad de mujeres y hombres en el hogar. Los siguientes tres hogares eran familias que no habían podido realizar el censo de manera virtual, algunas cuestiones para detallar: resultaba incómoda la pregunta ‘de acuerdo a la identidad de género ¿se considera…’, particularmente a las personas mayores (hombres más que nada) ya que miraban con cara rara. En otra de las casas me atendió una chica oriunda de Venezuela, la misma pregunta, pero diferente situación, comienzo a comentar los puntos correspondientes y ella percibe que había una opción que decía ‘mujer trans/travesti’, lo cual a modo de comentario me dice que le parecía que no debían haber puesto en la planilla esa opción, sino que, solamente hubieran puesto ‘transgénero’ una palabra que quizás incluye mejor y no es tan chocante a la hora de preguntarlo.

En segundo lugar, respecto a los hogares que realizaron el censo digital fueron 16 y sólo 3 las que tuve que realizar preguntas que no me tomaron más de 20 minutos, pero que al ser muy amables y con charla de por medio se extendieron unos cuantos minutos más. Muchos de los vecinos me advirtieron de las viviendas en construcción o deshabitadas para no perder tiempo esperando a que alguien atienda. Observando los datos del radio a censar, que fue una manzana, había un total de 28 mujeres y 22 hombres, 19 casas habitadas y 8 deshabitadas (en construcción).

Por último, volví al mediodía a la sede a volcar los datos de cada persona censada. Allí me recibió el responsable de radio, quien corroboró que esté todo bien. Tocó quedarme un rato más en sede para cargar también en la aplicación lo mismo que estaba en las planillas, que en teoría no pude usar porque no funcionó en todo el trayecto a censar.

Del censo realizado puedo destacar que muchos censistas eran jóvenes de 18 años en adelante, quienes comentaban que lo hacían por la plata, muy necesaria en este momento ya que algunos no tenían trabajo, cabe destacar que los censistas reciben 6 mil pesos. Por otra parte, la aplicación CensAR que tuvimos que instalar en nuestros celulares, en mi caso, no sirvió de nada porque no funcionó. La gente muy amable por suerte, facilitaron el recorrido realizándolo de manera virtual. A comparación de compañeras o compañeros que mucha gente no los atendió, y debían volver a pasar por el mismo recorrido al menos dos veces más. Y otros casos en los que la gente se acercaba a la sede, que era una escuela del barrio, para avisar que el censista no había pasado por su casa, lo cual la respuesta fue que el censo se iba a realizar hasta las 18 horas y que debía continuar esperando.