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El miércoles 24 de julio de 1889 los propietarios del Molino Harinero Moreno, Eduardo Zinmermann y Bernardo Chihigaren, solicitaron permiso a la municipalidad para instalar un tranvía a caballo hasta la estación Moreno. Su recorrido era desde la planta, en Paso del Rey, hasta las vías del ferrocarril, por la actual diagonal La Industrial, allí continuaba al costado de las vías por el lado sur, junto a los postes del telégrafo, hasta la desaparecida barrera de la calle Asseff-Uruguay.


La solicitud se basaba en la necesidad de la empresa de trasladar mercaderías desde y hacia el ferrocarril, tarea que se veía entorpecida por el mal estado de los caminos. La obra se llevó a cabo con el tendido de vías sistema Kopell, con una trocha de 60 centímetros de ancho.
En 1916, Chihigaren, único dueño del molino, vendió las instalaciones a la fábrica textil La Industrial, de la firma Zoccola, Gonzales y Regules, entre los bienes adquiridos figuraba el tranvía a caballo que constaba de un único vagón y era utilizado por los trabajadores de la fábrica para ingresar o retirarse de sus labores, y también por los niños escolares de la zona que hoy es Paso del Rey, que concurrían a la Escuela N°1, antes de la creación de la Escuela N°9.


Los horarios del que pasó a ser conocido como el tranvía de la fábrica, se ajustaban a estas necesidades, que al llegar al final del recorrido se desenganchaba el caballo para ubicarlo del lado opuesto y poder volver.
El tranvía a caballo funcionó por algo más de 40 años, hasta la década de 1930, y uno de sus últimos conductores fue Pedro Ferrero.
Aun hoy es posible encontrar algunos rastros de su existencia, las barandas del paso a nivel peatonal de la calle La Industrial-Corrientes están construidas con los pequeños rieles del viejo tranvia a caballo.

Autor: OSCAR PASSARELLI