Ayer el Gobierno le pagó al Fondo casi U$S 1.900 millones correspondiente al vencimiento por el préstamo contraído en 2018 por la gestión de Mauricio Macri. Se destinó una suma millonaria al Fondo en medio de una crisis social donde la pobreza alcanza el 40,6 % en el primer semestre del año y afecta a casi 19 millones de personas.
Los «mercados» estuvieron de fiesta luego del pago millonario. Las acciones argentinas que cotizan en Wall Street terminaron la rueda con mayoría de subas, lideradas por Cresud (+3,7 %), Irsa Propiedades Comerciales (+3,2 %) y Globant (+3 %).
No todos tuvieron la misma suerte del FMI. La persistente inflación agravó el deterioro del poder adquisitivo de los ingresos y las medidas oficiales no permiten recuperar todo lo que se perdió en estos años. Para los jubilados se anunció un bono de $ 8.000, que junto al haber mínimo les alcanza para vivir 14 días en el mes. O los trabajadores estatales recibirán un bono, pero se mantienen los salarios de pobreza.
Por su parte, el pago al FMI se concretó el mismo día que la publicación del informe técnico sobre el programa Stand By acordado por la gestión de Macri elaborado por el organismo. El directorio del Fondo lo discutió este miércoles como parte de un mecanismo de rutina.
El pago del vencimiento al Fondo se debitó del saldo de los U$S 4.334 millones en derechos especiales de giro (DEG) que recibió la Argentina en agosto por el reparto de recursos extraordinarios del FMI para afrontar la pandemia. En vez de atender las urgencias del país esos recursos se utilizaron para pagar al Fondo, como lo anticipó la vicepresidenta Cristina Fernández en el acto de lanzamiento de la campaña electoral del Frente de Todos en julio. Tras el pago al organismo, las reservas brutas del Banco Central cayeron este miércoles a cerca de U$S 39.300 millones, su nivel más bajo desde febrero, y se estima que las reservas netas bajaron a U$S 3.000 millones.
El Fondo se lava las manos
El Directorio Ejecutivo del FMI reveló el informe técnico del Acuerdo Stand-By de 2018 donde concluyó que «la estrategia y la condicionalidad» del programa «no eran lo suficientemente sólidas para abordar los problemas estructurales profundamente arraigados de Argentina, incluidas las frágiles finanzas públicas, la dolarización, la alta inflación, la débil transmisión de la política monetaria, un pequeño sector financiero interno y una base exportadora estrecha».
El informe fue elaborado por el economista noruego Odd Perr Brekk, jefe del departamento de Asia y Pacífico del organismo, es un documento habitual que se realiza para sus programas de “acceso excepcional” como el de Argentina.
El informe señaló que el programa «no cumplió con sus objetivos, a pesar de las significativas modificaciones de las políticas económicas. Aumento de los reembolsos, junto con la fuga de capitales, ejercieron una presión considerable sobre el tipo de cambio».
El documento sostiene que el programa «no cumplió los objetivos de restablecer la confianza en el ámbito fiscal y la viabilidad externa, fomentando al mismo tiempo el crecimiento económico» y agregó que el acuerdo «representaba riesgos financieros sustanciales para el FMI, que aumentaron con la ampliación y más acceso anticipado».
Si bien el informe menciona algunas diferencias entre los directores del FMI por las políticas aplicadas, no apunta contra los responsables de la catástrofe, Christine Lagarde, David Lipton, Alejandro Werner o Ricardo Cardarelli, quienes negociaron y cerraron el acuerdo Stand By del Fondo con la Argentina. Según el organismo, «el informe de evaluación ex post concluye que se cumplieron las políticas y los procedimientos pertinentes del Fondo».
En tanto, el ministro de Economía, Martín Guzmán, consideró este miércoles en una entrevista en C5N que en el FMI “debió haber más autocrítica” y agregó que «va a llevar mucho tiempo resolver el daño que el gobierno de Juntos por el Cambio hizo a la Argentina». El funcionario cuestiona al organismo, pero está dispuesto a seguir bajo el régimen del Fondo por más de una década como lo reconoció en la entrevista.
Guzmán admitió que con los U$S 45.000 millones que el FMI le otorgó al gobierno de Mauricio Macri “alrededor de U$S 21.000 millones se destinaron para pagar una deuda insostenible y U$S 24.000 millones para generar activos externos”.
El Fondo se lava la manos y omite su responsabilidad en entregar un acuerdo millonario para financiar la campaña electoral de Macri, como reconoció Mauricio Claver Carone, exasesor de Trump y actual presidente del BID, e incluso no dice nada sobre su incumplimiento a su estatuto.
El Banco Central reveló en un informe que desde diciembre de 2015 la fuga de capitales fue de más de U$S 86.000 millones. La mayor parte del endeudamiento macrista financió la fuga de capitales; en particular el préstamo del FMI. Los responsables de dicha fuga fueron las grandes empresas como Telefónica, Pampa Energía, Western Union, American Express, General Motors, Shell, Cervecería y Maltería Quilmes, Telecom, entre otras. La información fue difundida por Horacio Verbitsky en su portal El Cohete a la luna.
El FMI violó su propio estatuto para autorizar la venta de dólares del Central. La Sección 1 del Art. VI del estatuto del FMI en su inciso a) establece que “ningún país miembro podrá utilizar los recursos generales del Fondo para hacer frente a una salida considerable o continua de capital, y el Fondo podrá pedir al país miembro que adopte medidas de control para evitar que los recursos generales del Fondo se destinen a tal fin”. A pesar de esto el Fondo no se hace responsable de nada.
FUENTE: LA IZQUIERDA DIARIO
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