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Haydé es vecina de Moreno, a sus 81 años narra su historia de vida en los campos de Santiago del Estero, más precisamente en el pueblo El Caburé.

La nota comienza relatando que en la época de la fiebre amarilla, su papá junto a su abuelo y tío, decidieron ir al monte, donde no había absolutamente nada. Un lugar donde los extranjeros, a quienes no se les entendía lo que hablaban, trabajaban en la vía, todos eran gringos, alemanes o polacos, no había ningún criollo ocupando esos puestos de trabajo.
El padre de Haydé junto a sus otros familiares ocuparon el monte, salían a hacer compras en un pueblito que se llamaba El Caburé, allí estuvieron tres meses escapando de la peste, muy parecido a la pandemia que vivimos hace un tiempo. Habían sido los primeros pobladores del pueblo, se podría decir casi fundadores.
El campo de su padre estaba a ocho leguas de El Caburé, en la parte sur. Ella detalla que se lo llamaba ‘campo de indios’ porque estaba desmontado, no había gente, por lo que su padre decide llevar plantas de tuna, para más adelante hacer un rancho y luego establecerse en el lugar, donde también terminaron sembrando maní y batata.

Entre las anécdotas narradas hay una en particular, ya estando casada con Miguel Suárez, tenía antojo de comer miel ya que estaba embarazada. Su papá le comenta que había encontrado una abeja, algo peculiar porque en ese entonces no era fácil encontrar una, tal es así que le ofrece ir con el hacha a conseguir la miel que tanto deseaba comer. En el proceso, lograron sacar un tacho de 20 litros lleno, pero cuando retomaron el camino de vuelta por la ruta 16, ya casi llegando a cuatro kilómetros de su casa se le adelanta el parto. Hoy, uno de esos hijos nacidos en el campo es quien pelea por la historia de Haydé y la de sus abuelos, un campo del que fue despojada.

Ella remarca: “Me quitó mi vida. Yo crié a mis hijos en esa tierra, ese hombre que se llama Mario Suárez nos quitó nuestra casa. Mi marido estaba enfermo de diabetes. Me quitó el campo donde sembraba, donde hace poco fui después de que falleció mi marido y de una operación que tuve del corazón. Después de dos años volví al pueblo, cuando me lleva Antonio y Analía quedó un solo horcón donde parí. Y a donde yo crié mis hijos”.

Haydé al finalizar la nota, deja un mensaje muy importante a los jóvenes que hoy en día viven entre pantallas: “Los chicos de hoy tienen que decir que la tierra no es un paquete de cigarrillos, la tierra es la fortuna que Dios nos dio. Dijo: te daré la tierra adonde vas a vivir y vas a criar animales para sustento de tus hijos. Y eso es lo que yo quiero defender y aplastar a la gente que tenga dinero, porque esa gente que tiene dinero se ríe del pobre trabajador, porque ellos nunca lo han trabajado al campo”.

La tierra es historia, cada parte de ella tiene anécdotas tristes y felices. Hay muchas generaciones de padres o abuelos que vivieron en el campo toda su vida, trabajando la tierra con sus manos y consiguiendo por cuenta propia los alimentos para subsistir. Debemos comprender que para la gente mayor la tierra es fortuna, algo que se debe defender y no vender.

Haydé, vecina de Moreno, es uno de los tantos casos que deberíamos tener en cuenta y ayudar a recuperar no solamente su tierra sino también su historia.