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por Ole Skambraks (Alemania) En una carta abierta, un empleado de ARD critica un año y medio de cobertura de Corona: Ole Skambraks ha trabajado como asistente editorial y editor en la cadena pública durante 12 años.


Publicado originalmente en Multipolar – Publicado en español en piensaChile. (Nota del Trad.: ARD y ZDF son dos grupos de radiodifusión pública de Alemania, La radiodifusión pública en Alemania se financia principalmente con el pago obligatorio de17,50 euros al mes que realiza cada hogar)

Ya no puedo permanecer más en silencio. No puedo seguir aceptando sin rechistar lo que ocurre desde hace año y medio en mi empresa, la radiotelevisión pública. Cosas como el «equilibrio», la «cohesión social» y la «diversidad» en la información están consagradas en los estatutos y los contratos estatales de los medios de comunicación. Lo que se practica es exactamente lo contrario. No hay un verdadero discurso e intercambio en el que todas las partes de la sociedad puedan encontrarse.

Desde el principio, he sido de la opinión de que la radiodifusión pública debe llenar exactamente este espacio: promover el diálogo entre los defensores de las medidas y los críticos, entre la gente que tiene miedo del virus y la gente que tiene miedo de perder sus derechos básicos, entre los partidarios de la vacunación y los escépticos de la misma. Pero desde hace año y medio, el espacio de discusión se ha reducido considerablemente.

Científicos y expertos que eran respetados y respetables en la época anterior a Corona, a los que se les daba espacio en el discurso público, de repente son unos cascarrabias, unos teóricos de la conspiración o unos covidiotas. Un ejemplo muy citado es el de Wolfgang Wodarg. Es especialista en medicina múltiple, epidemiólogo y político sanitario de larga trayectoria. Hasta la crisis de Corona, también formaba parte del consejo de Transparencia Internacional. En 2010, como presidente de la Comisión de Sanidad del Consejo de Europa, destapó la influencia de la industria farmacéutica en la pandemia de gripe porcina. En ese momento, podía representar personalmente su opinión en la radiodifusión pública, pero desde Corona esto ya no es posible. Ha sido sustituido por los llamados fact-checkers (Nota del Trad.: blogeros baratos y vulgares) que lo desacreditan.

Consenso paralizante

En lugar de un intercambio abierto de opiniones, se proclamó un «consenso científico» que hay que defender. Quien lo dude y exija una perspectiva multidimensional de la pandemia se gana la indignación y el desprecio.

Este patrón también funciona dentro de las redacciones. Desde hace un año y medio ya no trabajo en el área de las noticias diarias, de lo que estoy muy contento. En mi puesto actual, no participo en las decisiones sobre qué temas aplican y cómo. Describo aquí mi percepción de las conferencias editoriales y un análisis de los informes. Durante mucho tiempo no me atreví a abandonar el papel de observador, el supuesto consenso parecía demasiado absoluto y unánime.

Desde hace unos meses me aventuro a salir al hielo y a hacer algún comentario crítico aquí y allá en las conferencias. Esto suele ir seguido de un silencio de sorpresa, a veces de un «gracias por señalarlo» y a veces recibo un sermón sobre por qué no es cierto. Esto nunca ha dado lugar a la presentación de informes.

El resultado de un año y medio de Corona es una división de la sociedad que no tiene parangón. El servicio público de radiodifusión ha desempeñado un papel importante en este sentido. Cada vez falla más en su responsabilidad de tender puentes entre los campos y promover el intercambio.

A menudo se esgrime el argumento de que los críticos son una pequeña minoría, que no merece atención y a la que no hay que dar demasiado espacio por razones de representación proporcional. Esto debería haber sido refutado a más tardar desde el referéndum en Suiza sobre las medidas de Corona. Aunque allí tampoco se produce un libre intercambio de opiniones en los medios de comunicación, el voto sólo fue 60:40 para el gobierno. (1) Con el 40% de los votos emitidos, ¿se puede hablar de una pequeña minoría? También hay que mencionar que el gobierno suizo vinculó también el plebiscito a los pagos de la ayuda a Corona, lo que puede haber influido en la decisión de algunas personas de poner su cruz en la casilla del «sí».

La evolución de esta crisis se produce a tantos niveles y tiene un impacto en todas los sectores de la sociedad que lo que se necesita ahora mismo no es menos, sino más espacio libre para el debate.

Lo revelador aquí no es todo lo que se discute en la radiodifusión pública, sino lo que queda sin mencionar. Las razones son múltiples y requieren un análisis interno honesto. Las publicaciones del científico de los medios de comunicación y antiguo consejero de radiodifusión del MDR, Uwe Krüger, como su libro «Mainstream – Warum wir den Medien nicht mehr trauen» (Mainstream – Por qué ya no confiamos en los medios), pueden ayudar a ello.

En cualquier caso, hay que ser valiente para nadar a contracorriente en las conferencias donde se discuten y debaten los temas. A menudo, el que puede presentar sus argumentos de forma más elocuente se impone; en caso de duda, por supuesto, el consejo de redacción decide. Desde el principio, la ecuación era que las críticas al curso de Corona del gobierno pertenecían al espectro de la derecha. Después de eso ¿qué editor se atreve todavía a expresar un pensamiento en este sentido?

Preguntas abiertas

Así, la lista de incoherencias y preguntas sin respuesta que no han recibido una cobertura sustancial es muy amplia:

  • ¿Por qué sabemos tan poco sobre la „gain of function research“ («investigación de ganancia de función». Investigación que se orienta a determinar cómo hacer que los virus sean más peligrosos para los humanos)?
  • ¿Por qué la nueva Ley de Protección de la Infección establece que el derecho fundamental a la integridad física y a la inviolabilidad del domicilio puede restringirse a partir de ahora, incluso con independencia de una situación epidémica?
  • ¿Por qué las personas que ya han tenido Covid-19 tienen que volver a vacunarse, aunque estén al menos tan protegidas como las personas vacunadas?
  • ¿Por qué no se habla del «Evento 201» y de los ejercicios globales de pandemia en el periodo previo a la propagación del SARS-CoV-2, o sólo se los relaciona con mitos conspirativos? (2)
  • ¿Por qué no se publicó íntegramente -y se discutió en público- el documento interno del Ministerio Federal del Interior, conocido por los medios de comunicación, en el que se pedía a las autoridades que buscaran generar un «efecto shock» para ilustrar el impacto de la pandemia de Corona en la sociedad humana?
  • ¿Por qué el estudio del profesor Ioannidis sobre la tasa de supervivencia (99,41% para los menores de 70 años) no aparece en ningún titular, pero sí las proyecciones fatalmente erróneas del Imperial College (Neil Ferguson predijo medio millón de muertes coronarias en el Reino Unido y más de 2 millones en Estados Unidos en la primavera de 2020)?
  • ¿Por qué un informe de expertos elaborado para el Ministerio Federal de Sanidad dice que la utilización de los hospitales en 2020 por parte de los pacientes de Covid 19 fue sólo del 2%?
  • ¿Por qué Bremen tiene, con diferencia, la mayor incidencia (113 el 4.10.21) y, al mismo tiempo, la mayor tasa de vacunación de Alemania (79 %)?
  • ¿Por qué se hicieron pagos de 4 millones de euros en una cuenta familiar de la Comisaria de Sanidad de la UE, Stella Kyriakides, que fue la responsable de concluir los primeros contratos de vacunas de la UE con las empresas farmacéuticas? (3)
  • ¿Por qué no se describe e informa sobre las personas con efectos adversos graves de la vacuna en la misma medida que se hizo con las personas con efectos graves de la vacuna en 2020? (4)
  • ¿Por qué a nadie le molesta el desordenado recuento de los que «enferman a pesar de la estar vacunados»? (5)
  • ¿Por qué los Países Bajos informan de muchos más efectos secundarios de las vacunas Covid 19 que otros países?
  • ¿Por qué la descripción de la eficacia de las vacunas Covid-19 en el sitio del Instituto Paul Ehrlich ha cambiado tres veces en las últimas semanas? «Las vacunas COVID-19 protegen contra las infecciones por el virus SARS-CoV-2». (15 de agosto de 2021); «Las vacunas COVID-19 protegen contra un curso grave de la infección por el virus SARS-CoV-2» (7 de septiembre de 2021); «Las vacunas COVID-19 están indicadas para la inmunización activa para prevenir la enfermedad COVID-19 causada por el virus SARS-CoV-2». (27 de septiembre de 2021) (6).

Me gustaría profundizar en algunos puntos.

«Ganancia de función y fuga de laboratorio” („Gain of function“ und „Lab leak“)

No he oído ni leído nada sustancial sobre la «investigación de ganancia de función» („gain of function research“), es decir, la investigación para hacer que los virus sean más peligrosos, que se llevó a cabo en el Instituto de Virología de Wuhan, China, y que fue financiada por los Estados Unidos. Esta investigación se lleva a cabo en los llamados laboratorios P4, donde se trabaja desde hace décadas tratando de lograr que los virus del reino animal pueden ser alterados de tal manera que también se vuelvan peligrosos para los humanos. La ARD la ZDF (Nota del Trad.: Dos canales estatales de TV) han dejado de lado este tema hasta ahora, a pesar de que existe una clara necesidad de debate. Una primera cuestión a debatir podría ser, por ejemplo: ¿Queremos, como sociedad, que se haga ese tipo de investigación?

Actualmente existen numerosos informes sobre la «teoría de la fuga del laboratorio» („lab leak theorie“), es decir, sobre los supuestos de que el SARS-CoV-2 se originó en un laboratorio. Hay que mencionar que este tema fue inmediatamente tachado de mito conspirativo el año pasado. Los medios de comunicación alternativos que siguieron esta pista fueron expulsados de redes sociales como YouTube Twitter y la información fue borrada. Los científicos que expresaron esta tesis fueron atacados masivamente. Hoy en día, la teoría de la «fuga de laboratorio» („lab leak theorie“) es al menos tan plausible como la transmisión por un murciélago. El periodista de investigación estadounidense Paul Thacker ha publicado los resultados de su meticulosa investigación en el British Medical Journal. La Dra. Ingrid Mühlhauser, profesora de Ciencias de la Salud de la Universidad de Hamburgo, escribe al respecto:

«Paso a paso, él [Thacker] muestra cómo los operadores de un grupo de laboratorios estadounidenses desarrollan deliberadamente una teoría de la conspiración para disfrazar su accidente de laboratorio en Wuhan como una conspiración. El mito está respaldado por revistas de renombre como The Lancet. Los periodistas científicos y los proveedores de servicios de comprobación de hechos adoptan la información de forma irreflexiva. Los científicos implicados guardan silencio por miedo a perder prestigio y financiación para la investigación. Facebook bloquea los informes que cuestionan el origen natural del SARS-CoV-2 durante casi un año. Si se confirmara la tesis del accidente de laboratorio, la ZDF y otros medios de comunicación habrán defendido mitos de conspiración.»

Ivermectina y alternativas a la vacunación

Desde hace meses se sabe que hay tratamientos eficaces baratos para el Covid-19 pero que no se permite utilizarlos. Los datos al respecto son claros. Pero las campañas de desinformación pseudocientífica contra estos remedios son indicativas del estado de nuestra medicina. La hidroxicloroquina se conoce desde hace décadas y se ha utilizado millones de veces para la malaria y las enfermedades reumáticas. El año pasado, se declaró repentinamente peligrosa. La declaración del presidente Donald Trump de que la hidroxicloroquina era un «game changer» hizo el resto para desacreditarla. La retórica política ya no permitía un debate científico sobre la HCQ.

La situación catastrófica en la India debido a la propagación de la variante Delta fue ampliamente difundida por todos los medios de comunicación en la primavera (en ese momento, todavía se hablaba de la variante india del virus). Por otro lado, el hecho de que la India haya controlado la situación con relativa rapidez y que el medicamento ivermectina haya desempeñado un papel decisivo en grandes estados como Uttar Pradesh, ha dejado de ser noticia. (7)

La ivermectina también está aprobada provisionalmente en la República Checa y Eslovaquia para el tratamiento de los pacientes de Covid 19. Al menos MDR informa de ello, aunque con una connotación negativa.

En la lista de posibles medicamentos de la Bayerischer Rundfunk, la ivermectina ni siquiera se menciona, y sólo se citan estudios negativos y no positivos sobre la hidroxicloroquina.

La molécula Clofoctol también mostró una buena eficacia contra el SARS-CoV-2 en pruebas de laboratorio en el verano de 2020. Hasta 2005, el antibiótico se comercializaba en Francia e Italia con los nombres de Octofene y Gramplus. Las autoridades francesas impidieron en varias ocasiones al Instituto Pasteur de Lille realizar un ensayo con pacientes de Covid-19. Tras varios intentos, a principios de septiembre reclutaron al primer paciente para ello.

¿Por qué las autoridades sanitarias se oponen con vehemencia a métodos de tratamiento que habrían estado disponibles desde el principio de la pandemia? Me hubiera gustado ver una investigación de ARD sobre esto. También hay que mencionar que las nuevas vacunas Corona sólo recibieron la aprobación de emergencia porque no había ningún tratamiento oficialmente reconocido para el SARS-CoV-2.

No es mi intención promover una cura milagrosa de Corona. Quiero señalar hechos que no han recibido la atención que merecen. Desde el principio se difundió en el discurso público la opinión de que sólo la vacunación puede poner remedio. Por momentos, la OMS llegó a cambiar la definición de «inmunidad de rebaño» en el sentido de que sólo se podía adquirir mediante la vacunación y ya no mediante una infección previa, como ocurría anteriormente.

Pero, ¿y si el camino tomado es un callejón sin salida?

Dudas sobre la eficacia de la vacuna

Los datos de los países con tasas de vacunación especialmente altas muestran que las infecciones por el SARS-CoV-2 no son raras, sino que son habituales, incluso en personas totalmente vacunadas. El Dr. Kobi Haviv, director del Hospital Herzog de Jerusalén, afirma que entre el 85% y el 90% de los pacientes graves de su unidad de cuidados intensivos están doblemente vacunados. (8)

La revista Science escribe, refiriéndose al conjunto de Israel: «El 15 de agosto, 514 israelíes fueron hospitalizados con enfermedades graves o críticas de Covid-19 … De estas 514 personas, el 59% estaban totalmente vacunadas. De los vacunados, el 87% tenía 60 años o más». Science cita a un asesor del gobierno israelí que afirma: «Una de las grandes historias que salen de Israel [es]: ‘Las vacunas funcionan, pero no lo suficientemente bien’«.

Además, ahora es evidente que las personas vacunadas portan (y propagan) tanto material vírico de la variante delta como las personas no vacunadas.

¿Qué se deduce de esta situación de los datos en Alemania? – Un lockdown específico para los no vacunados o, por decirlo de forma algo eufemística: la «regla 2G» (Nota del Trad.: Vacunados y Convalecientes). La sociedad está dividida de facto en dos clases. Los vacunados recuperan sus libertades (porque no suponen ningún riesgo para los demás), los no vacunados (porque suponen un riesgo para los demás) tienen que someterse a pruebas que tienen que pagar ellos mismos, y en caso de cuarentena ya no cobran sueldo. Tampoco se descartan ya las prohibiciones de empleo y los despidos basados en el estado de vacunación, y las aseguradoras sanitarias podrían imponer en el futuro tarifas menos favorables a los no vacunados. ¿Por qué esta presión sobre los no vacunados? No hay ninguna justificación científica para ello y es extremadamente perjudicial para la sociedad.

Los anticuerpos producidos por la vacunación disminuyen significativamente después de algunos meses. Un vistazo a Israel muestra que, tras la segunda vacunación, toda la población está recibiendo la tercera dosis y ya se ha anunciado la cuarta. Los que no renueven su vacunación al cabo de seis meses dejarán de considerarse inmunes y perderán su «pase verde» (la tarjeta de vacunación digital que ha introducido Israel). En Estados Unidos, Joe Biden habla ahora de los impulsores de Corona cada cinco meses. Sin embargo, Marion Pepper, inmunóloga de la Universidad de Washington, cuestiona esta estrategia. Según declaró al New York Times, «la estimulación repetida de las defensas del organismo también puede conducir a un fenómeno llamado «agotamiento inmunitario»».

Se discute poco el hecho de que se puede crear una inmunidad mucho más robusta a través de la infección natural. El año pasado se descubrieron «anticuerpos ultrapotentes» o una «superinmunidad» en las personas infectadas por el SARS-CoV-2. Estos anticuerpos responden a más de 20 mutaciones virales diferentes y persisten más tiempo que los anticuerpos producidos por la vacuna.

Al menos, el ministro de Sanidad, Jens Spahn, ha anunciado ahora que también se permitirá la detección de anticuerpos. Pero para que se le considere oficialmente inmune, la persona tendría todavía que ponerse una vacuna. ¿Quién entiende esta lógica? Una entrevista de la CNN con el Dr. Anthony Fauci, presidente del Instituto Nacional de la Salud (el equivalente americano del RKIdeja claro el absurdo. Las personas con inmunidad natural no han sido consideradas hasta ahora por los políticos.

Conozco a un médico que está intentando desesperadamente obtener una respuesta de las autoridades sanitarias y del RKI sobre esta cuestión: Uno de sus pacientes tiene un nivel de anticuerpos IgG de 400 AU/ml – significativamente más que muchas personas vacunadas. Su infección de corona fue hace más de seis meses, por lo que ya no se considera inmune. La respuesta que obtuvo fue: «¿Vacúnelo de todas formas?», algo que el médico se niega a hacer con este título.

Falta de comprensión periodística básica

El camino de salida de la pandemia propagada por la política y los medios de comunicación resulta ser un serie de vacunación permanente. Los científicos que exigen un enfoque diferente a Corona siguen sin tener un escenario adecuado en los medios de comunicación públicos, como ha vuelto a demostrar la información parcialmente difamatoria sobre la campaña #allaufdentisch (Nota del Trad.: se trata de una campaña de artistas, en internet, que critican la forma en como el gobierno ha conducido la campaña contra el Corona), en lugar de discutir el contenido de los vídeos con los implicados, han buscado expertos para desacreditar la campaña. Al hacerlo, las cadenas públicas están cometiendo exactamente el mismo error del que acusan a #allaufdentisch.

El periodista del Spiegel Anton Rainer dijo en la entrevista de la SWR sobre la acción de vídeos que no era una entrevista en el sentido clásico: «En principio, se ve a dos personas que están de acuerdo entre sí”.  A mi me dolía el estómago después de escuchar los reportajes de mi emisora y estaba completamente irritado por la falta de comprensión periodística básica para dejar que la otra parte también de su opinión. (9) Comuniqué mis preocupaciones a las partes implicadas y a la dirección editorial por correo electrónico.

Un dicho clásico que se escucha en las conferencias de trabajo es que un tema «ya se hizo». Este fue el caso, por ejemplo, cuando planteé el muy probable registro deficiente (incompleto)  de los efectos secundarios de las vacunas.  Si, así es, me dijeron y la cuestión se discutió con el experto de la empresa, que -como era de esperar- llegó a la conclusión de que el registro que se hacía era correcto. «El otro bando» se menciona aquí y allá, pero muy rara vez se le dedica tiempo en forma de conversación real con las personas que adoptan posiciones críticas.

Críticas bajo presión

Los más críticos deben esperar registros domiciliariosprocesos penalesbloqueo de cuentas, traslados o despidos, hasta llegar al ingreso en un psiquiátrico. Incluso si se trata de opiniones cuyas posiciones no se comparten, en un Estado de Derecho, tal cosa no debe existir.

En Estados Unidos ya se discute si la crítica a la ciencia debe ser calificada como «delito de odio». La Fundación Rockefeller ha ofrecido 13,5 millones de dólares para censurar la desinformación sanitaria.

El director de la televisión WDR, Jörg Schönenborn, ha declarado que «los hechos son los hechos, pues estos se mantienen firmes». Si así fuera, ¿cómo es posible que a puerta cerrada los científicos discutan sin cesar e incluso estén en profundo desacuerdo sobre algunas cuestiones bastante fundamentales? Mientras no nos demos cuenta de esto, cualquier suposición de supuesta objetividad nos lleva a un callejón sin salida. Sólo podemos acercarnos a la «realidad», y eso sólo puede hacerse en un discurso abierto, de opiniones y hallazgos científicos.

Lo que está ocurriendo ahora no es una lucha sincera contra las «fake news». Más bien se tiene la impresión de que se suprime cualquier información, prueba o debate que sea contrario a la narrativa oficial.

Un ejemplo actual es el vídeo del informático Marcel Barz, de gran transparencia científica. En un análisis de datos brutos, Barz se asombra al comprobar que ni las cifras de exceso de mortalidad, ni las de ocupación de camas, ni la incidencia de las infecciones se corresponden con lo que hemos estado leyendo u oyendo en los medios de comunicación y en los políticos durante el último año y medio. También muestra cómo estos datos pueden utilizarse ciertamente para retratar una pandemia, y explica por qué lo considera deshonesto. El vídeo fue eliminado por You Tube después de 145.000 clics al cabo de tres días (y sólo volvió a ser accesible tras una objeción de Barz y muchas protestas). La razón aducida: «desinformación médica». También en este caso la pregunta es: ¿Quién tomó esta decisión y en qué se basó?

Los verificadores de hechos del Volksverpetzer desacreditan a Marcel Barz como falso. El veredicto de Correctiv es un poco más suave (Barz ha respondido públicamente y con detalle). El informe de los expertos preparado para el Ministerio Federal de Sanidad, que muestra que la utilización de los hospitales en 2020 por parte de los pacientes de Covid 19 fue solo del 2%, le da la razón. Barz se puso en contacto con la prensa con su análisis, pero no obtuvo atención. En un discurso que funcione, nuestros medios de comunicación le invitarían a debatir.

Millones de veces, los contenidos sobre temas de Corona se están borrando, como muestra la periodista Laurie Clarke en el British Medical JournalFacebook y compañía son empresas privadas y, por tanto, pueden decidir lo que se publica en sus plataformas. Pero, ¿se les permite controlar el discurso?

El servicio público de radiodifusión podría aportar un importante equilibrio al garantizar un intercambio abierto de opiniones. Pero, desgraciadamente, ¡no existe tal cosa!

Pasaportes digitales de vacunación y vigilancia

Las fundaciones Gates y Rockefeller diseñaron y financiaron las directrices de la OMS para las tarjetas digitales de vacunación. Ahora se están introduciendo en todo el mundo. Sólo con ellos es posible la vida pública, ya sea viajar en tranvía, tomar un café o buscar tratamiento médico. Un ejemplo de Francia muestra que esta tarjeta de identificación digital debería seguir vigente incluso después de que la pandemia haya terminado. La diputada Emanuelle Ménard ha pedido que se añada al texto de la ley lo siguiente La tarjeta de vacunación digital «termina cuando la propagación del virus ya no supone un riesgo suficiente para justificar su uso». Su enmienda fue rechazada. Esto significa que el paso hacia el control global de la población o incluso hacia un estado de vigilancia a través de proyectos como ID2020 es muy pequeño.

Australia está probando una aplicación de reconocimiento facial para garantizar que las personas en cuarentena se queden en casa. Israel utiliza pulseras electrónicas. En una ciudad italiana se están probando drones para medir la temperatura de los bañistas, y en Francia se está cambiando la ley para hacer posible la vigilancia con drones a gran escala.

Todas estas cuestiones necesitan un intercambio intenso y crítico dentro de la sociedad. Pero no está suficientemente cubierto por nuestras emisoras y no fue un tema de campaña electoral.

Perspectiva limitada

La forma de estrechar la perspectiva del discurso es característica de los «guardianes de la información». Un ejemplo actual lo ofrece Jan Böhmermann con su exigencia de que el virólogo Hendrik Streeck y el profesor Alexander S. Kekulé dejen de tener un escenario por no ser competentes (Nota del Trad. Es decir, se exige que estos médicos de alto prestigio no sean invitados a la tv o a entrevistas en la radio).

Aparte de que los dos médicos tienen un currículum muy respetable, Böhmermann ha reajustado así las anteojeras. ¿Ya no se puede escuchar a las personas que presentan sus críticas al rumbo del gobierno aunque sea con guantes de seda?

Mientras tanto, la restricción del discurso ha llegado hasta el punto de que en varias ocasiones la Corporación de Radiodifusión de Baviera no ha emitido los discursos de los diputados críticos con las medidas durante la transmisión de los debates parlamentarios del Landtag.

¿Es esta la nueva forma de entender la democracia en la radiodifusión pública? Las plataformas de medios de comunicación alternativos florecen, en primer lugar, porque los establecidos ya no cumplen su función de correctivo democrático.

Algo salió mal

Durante mucho tiempo he podido decir con orgullo y placer que trabajo para la radiotelevisión pública. Muchas investigaciones, formatos y contenidos destacados proceden de ARDZDF Deutschlandradio. Los estándares de calidad son extremadamente altos y miles de empleados realizan un trabajo excelente incluso bajo la creciente presión de los costes y las medidas de recorte. Pero algo ha ido mal en tiempos del Corona. De repente percibo visión de túnel y anteojeras y un supuesto consenso que ya no se cuestiona. (10)

La cadena austriaca Servus TV demuestra que se puede hacer de otra manera. En el programa «Corona-Quartett» / «Talk im Hanger 7» opinan tanto los partidarios como los críticos. ¿Por qué no es posible en la televisión alemana? (11) «No se puede dar un escenario a todos los locos», es la respuesta rápida. Hay que evitar el falso equilibrio, el hecho de que se escuchen por igual las opiniones serias y las no serias. – Un argumento asesino que además no es científico. El principio básico de la ciencia es dudar, cuestionar, verificar. Si esto deja de ocurrir, la ciencia se convierte en una religión.

Sí, efectivamente hay un falso equilibrio. Es el punto ciego que ha entrado en nuestras mentes y que ya no permite un debate veraz. Nos lanzamos hechos aparentes a los oídos, pero ya no podemos escucharnos. El desprecio ocupa el lugar de la comprensión, la lucha contra la otra opinión sustituye a la tolerancia. Los valores básicos de nuestra sociedad se tiran por la borda. Aquí se dice que la gente que no quiere vacunarse está loca, allí se dice: «Vergüenza de oveja dormida».

Mientras discutimos, no nos damos cuenta de que el mundo que nos rodea está cambiando a una velocidad vertiginosa. Prácticamente todos los ámbitos de nuestra vida están en proceso de transformación. La forma en que esto progrese depende en gran medida de nuestra capacidad de cooperación, compasión y conciencia de nosotros mismos y de nuestras palabras y acciones. Por nuestra salud mental, haríamos bien en abrir el espacio de debate, con atención, respeto y comprensión de las diferentes perspectivas. (12)

Al escribir estas líneas, me siento como un hereje; alguien que comete una traición y debe esperar un castigo. Tal vez no sea así. Tal vez no esté arriesgando mi trabajo con esto, y la libertad de expresión y el pluralismo no están en riesgo. Espero que así sea y espero un intercambio constructivo con los colegas.

Ole Skambraksole.skambraks@protonmail.com

Sobre el autor: Ole Skambraks, nacido en 1979, estudió ciencias políticas y francés en la Universidad Queen Mary de Londres y gestión de medios de comunicación en la Escuela de Negocios ESCP de París. Ha sido presentador, reportero y escritor en Radio France Internationale, editor en línea y gestor de la comunidad en cafebabel.com, director del programa matutino en MDR Sputnik y editor en WDR Funkhaus Europa / Cosmo. Actualmente trabaja como redactor de gestión de programas y diseño de sonido en SWR2.

Traducción para piensaChileMartin Fischer

*Fuente: Multipolar