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CUENTOS QUE NO SON CUENTO – Texto: M.J. Trigo, Ilustración: Mercedes Coifin.

Ay, Dios! ¿Qué hora serán? Las 3 y media. Con el sueño que tenía y ahora no puedo dormir. ¿Me levanto? No, voy a tratar de dormirme. En un rato me tengo que levantar. Tengo que descansar porque sino después ando como un zombie.

¿Y… ésta? Escuchá como ronca. Así parece re-tranquila. Pero cuando se pone picante atajala. ¡Alto bardo te arma! Y… pero me parece que tiene razón esta vez.

Me dejó preocupado lo que estuvieron diciendo en el grupo ayer. Todas boludeces, la verdad. Ese Romero esta al pedo todo el día. ¿Cuándo labura? Uno no hace más que dar una opinión y ya tiene que salir este estúpido a tapar todo lo que uno dice. Y además tergiversa todo, porque termina haciendo parecer que uno dice cosas que no dijo. Y entonces tengo que salir a explicar que yo no dije eso, que mete cosas que no tienen nada que ver, y que en realidad lo que trataba de decir era otra cosa. Entonces se hace una ensalada que nadie entiende y que nadie lee.

Yo le dije a Facundo que así no se puede. ¿Cuándo fue la última reunión que tuvimos? ¿Cuándo fue la última vez que discutimos política? Ya ni me acuerdo. Pero Facu dice que Romero es mi referente y que en todo caso se lo tengo que decir a él. Me dice que el maneja el barrio y que tiene muchos contactos. ¡Que va a menejar ese gi!. No le dije más nada porque vi que no daba, ya de movida me cortó los pelos. Y bueno… será así.

Yo creí que iba a ser diferente. La campaña pasada Romero ni existía. Es más en un momento estuvo en la contra. ¡Eso le tendría que haber dicho en el grupo! Pero… ¡qué boludo que soy! ¡Eso le tendría que haber dicho!  ¡Si él estuvo militando para el delincuente de Gutiérrez, que se viene hacer ahora el que la tiene re-clara si es un oportunista! Mañana en cuanto me levanto se la mando a guardar en el grupo. O mientras viajo en el colectivo. Eso… mejor mientras viajo en el colectivo.

¿Qué hora serán? 4 menos cuarto. ¡La puta madre! No lo entiendo del todo. Estas elecciones me ponen a hacer lo mismo que la elección pasada: fiscalizar, encargarme de las boletas, organizar un par de movidas para asegurar algunos resultados. La verdad me parece que desperdician la experiencia que tengo. No puede ser que las elecciones pasan y yo sigo en la misma. Pero Facundo me dijo yo te necesito ahí porque necesito tener a alguien de confianza en todos los lugares, ¿me entendés? Y la verdad que el pibe la tiene re-clara. Ese sí que la tiene clara.

Si no le digo nada a Romero es porque Facu quiere que lo tenga controlado y le informe. Yo sé lo que quiere y tiene razón. Romero se cree que dirige la cosa pero, no te digo que la manejo yo,… pero gracias a mí, y sin que se dé cuenta, lo tienen cortito. Bueno… ¿ves? Eso es nuevo. Eso la elección pasada no lo hacía. ¿Ves? Ahora tenés una tarea mucho más importante y mucho más delicada, de mayor responsabilidad, que es mantener a raya a este gato de Romero. No tengo que zarparla porque sino me van a cagar a pedos. No puedo desarticular lo que se está armando acá en el barrio, menos faltando tan poco para las elecciones. No, no le puedo decir que hace 3 años estaba con Gutiérrez porque se pudre todo. No porque no lo sepan, sino porque el código es que hay que hacerse el boludo.  

Qué lástima hubiera estado bueno decírselo, así… públicamente en el grupo, para que ya nadie pueda hacerse el distraído,… descubrirlo bah. Aunque ya todos lo sepan, decirlo, y más si lo digo yo, lo hubiera puesto re-loco. ¡Qué lindo hubiera estado!

Ahora me acuerdo que ayer ya se me había ocurrido pero que no se lo dije justamente porque es una gilada. Es echar nafta al fuego. Es al pedo, completamente al pedo. Por supuesto que Facundo quiere que me quede en el molde. Quiere que le cuente como viene la cosa para saber si este otro se la vende cambiada. Ese es mi laburo ahora. Y no es moco de pavo.

Pero claro… que cuando este Romero se corte solo, cuando salte la ficha que es un oportunista, ahí va a ser mi momento. Pero en esta elección tenés que seguir aguantando los trapos así. Y dejar de decir pavadas en el grupo, y largar un poco el celular porque sino después no podés dormir.

A ver qué hora es. Las 4. No ves que sos un boludo. Y Vivi sigue roncando. ¡Cómo duerme! Ojalá yo pudiera.

Antes de acostarnos yo le contaba que se juegan muchas cosas en estas elecciones. Si hacemos un buen papel Facu podría llegar a entrar en alguna lista la elección que viene. Dos años es muchísimo tiempo y pueden pasar un montón de cosas, pero con el bocho y las pelotas que tiene este chavoncito no sería de extrañar que entre de concejal… o de consejero escolar al menos.  Y, si yo le cumplo, seguro que estaría ahí con él. Ya me consiguió laburo, me arregló el tema aquel con la cana, y encima soy una de sus personas de confianza, porque sabe que yo estoy a muerte con él. Si hay que acomodar a alguno se lo acomoda y listo. No hay historia. Si hay que armar alguna movida, se la arma. No son muchos con los que pueda contar de la manera que puede contar conmigo. Por ahora me estoy portando bien, ¿o acaso no hago todo lo que me manda este forro de Romero?… 

Por eso yo le digo a Vivi que cuando lo conocí a Facundo nos sacamos el quini.  Pero de todos modos no para. Sigue y sigue: que soy un mulo, que este Romero te esta cagando, que no podés confiar en él. Y… tiene razón. Me dice que me puede pasar cualquier cosa, que me estoy metiendo en cosas jodidas. …¿Que Romero es un delincuente? Por supuesto. ¿Que es una basura?  Sí, claro. A mí también me encantaría pegarle cuatro tiros. Romperle la cabeza a mazazos. Y eso que Vivi no sabe ni la mitad de las barbaridades que sé yo de ese hijo de re-mil puta. Es lo peor de lo peor. Son terribles las cosas que ha hecho este tipo, terribles. Habría que cortarle la cabeza con una motosierra, pasarle con un camión por arriba, ida y vuelta y bailar arriba.

Pero bueno,… ahora hay que tragarse algunos sapos y trabajar en equipo porque en las próximas elecciones pasamos al frente.