«Se ata con alambre para la continuidad de una épica» que dejó de serlo pero poco importa, así se formatea la identidad militante.
El trabajo bien remunerado, en condiciones dignas y seguras, es una bandera de ascenso social o de lucha de clases, lo esencial pasa por no naturalizar lo opuesto.
En la Secretaría de Desarrollo Comunitario que conduce la militante del Movimiento Evita de Tres de Febrero, Lis Díaz, las /os trabajadores se reunieron en asamblea. Elaboran un documento en el que «afirman que desde el mes de julio efectúan los reclamos a la superioridad» pero no hay respuestas a la «falta de agua potable, a las precarias condiciones de higiene; a la corrección del cableado eléctrico y el avance de las filtraciones que cada día se notan más».
Por supuesto que la «asamblea» es el instrumento que interpela a las conducciones gremiales que se dejaron absorber cómodamente por la patronal y lee como un quiebre «la muerte de Matías Castillón»:

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