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Tomás Munaretto, cronista de Crónica TV, fue despedido por dejar al descubierto la paupérrima situación laboral a la que se ven sometidos los trabajadores de prensa. Luego de entrevistar a una persona que afirmaba que ganaba $6.000 por día, la producción le sugirió al cronista que le “haga un aporte”, a lo que Munaretto contestó: “Me pagan 1715 pesos la hora, trabajo en negro, no tengo obra social, no tengo vacaciones, no tengo aguinaldo y pago 137 mil pesos de obra social, no puedo hacer un aporte”.

Este hecho constituye una persecución por parte de la patronal contra todo aquel trabajador que se anime a denunciar las condiciones en las que trabaja, un clásico dentro del mundo periodístico, donde las patronales se valen de la licuación de los salarios mediante paritarias a la baja que negocian con la burocracia sindical, la polifuncionalidad para achicar la planta de trabajadores, el empleo informal para abaratar al mínimo el costo de la fuerza de trabajo, mientras los trabajadores de prensa no llegan a fin de mes y trabajan en condiciones deplorables y superexplotados.

Sin ir más lejos, la oferta salarial de la patronal de Crónica fue del 0%, en un contexto donde la inflación de los últimos 3 meses supera el 50%. En Canal 9 e IP la situación es aún peor, ya hubo despidos, ofertas de retiros voluntarios y en prensa, por lo menos durante la conciliación obligatoria, hubo un intento de quitar las horas extras. Esto último es importante en tanto los trabajadores poseen un régimen laboral de 6 o 7 horas pero trabajan entre 10 hs y 12 hs para llegar a un sueldo. Sin las horas extras los salarios se reducirían a la mitad.

Al mismo tiempo, el ataque del gobierno contra los medios públicos de comunicación también es un aval a la ofensiva patronal en el sector, como es el caso de Télam, la agencia de noticias que cerraría por orden del Ejecutivo, dejando a más de 700 trabajadores en la calle. Las patronales se encuentran a la espera de la reforma laboral que promete Milei, legalizando las precarias condiciones de contratación y la sobreexplotación.