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La adolescencia es, como es sabido, la etapa durante la cual el amor hace su entrada en la vida. Al menos es una afirmación que podría hacerse al ver “A dos metros de ti”. La película combina la iniciación sentimental con una enfermedad incurable que reduce la expectativa de vida en forma dramática. Stella (Haley Lu Richardson) es una adolescente de 17 años que padece Fibrosis Quística. Está internada en un centro de salud a la espera de un eventual trasplante de pulmones.  Es una chica muy activa que toma en sus manos la organización y seguimiento de su propio tratamiento que depende grandemente de su correcta, metódica y concienzuda aplicación. Alegre e íntegra, está siempre dispuesta a compartir conocimientos y experiencias en su canal de Youtube.

En el mismo centro de salud, Will (Cole Sprouse) también con fibrosis quística,  atraviesa un tratamiento experimental para encontrar una solución a la infección producida por una bacteria persistente que le imposibilita acceder a un trasplante. Con cierto cinismo, descreimiento y humor negro encuentra en desatender los cuidados prescriptos una forma de desplegar su vida un poco más allá de su afección. Stella y Will se conocen, se hacen amigos y finalmente se enamoran.

Sabremos desde el inicio que contraer la más mínima infección significaría poner en serio riesgo sus vidas. Pero no solo esto sino que el entrar en contacto con otro/a paciente con fibrosis quística el riesgo de perjudicar su seguridad sanitaria se multiplicaría enormemente.

Debido a esto están condenados a vivir su vínculo a 2 metros de distancia, o metro y medio que es la distancia que ellos deciden mantener, tal vez como una forma de ejercer su libertad dándose permiso para apropiarse de esos 50 centímetros.

Este planteo podría ser interesante y en algunos momentos mantiene cierta calidad en la forma de contar la historia. Ciertamente se vale de muchos lugares comunes y clichés propios de las películas de y para adolescentes enamorados.  Desde lo formal no ofrece nada novedoso.  Sin embargo, y como era de esperarse, emociona, pero no tanto por méritos de la trama sino por el tema que desde un principio plantea un desgarramiento: la muerte anunciada de personas jóvenes que empiezan a explorar la vida.

Las actuaciones principales y secundarias están al servicio de una historia que ofrece, más que personajes con carnadura, una serie de estereotipos que no obstante cumplen su cometido. Se trata de una película que no profundiza pero que al menos no resulta pretenciosa. Sólo intenta mostrar una historia de amor adolescente, las características de la fibrosis quística y la muerte que los acecha entreteniendo y emocionando hasta las lágrimas.

Un público que disfrutara “A dos metros de ti” es el público adolescente, ciertamente, pero más aun la disfrutara todo aquel que tenga la enfermedad o que tenga un vínculo con alguien que la sufra. Una niña de 10 años que padece fibrosis quística y que vio la película con nosotros aquí en Moreno comentó: “Me sentí dentro de la película”

LO BUENO: El encanto adolescente de sus personajes – Un guión que entretiene

LO MALO: Abundan los lugares comunes – No profundiza en los planteos

Se exhibe en el Hoyts Moreno hoy y hasta el miércoles. Doblada al castellano.

1- ALIANZA PARA POSTERGAR LA MUERTE

Desde el inicio la película plantea una oposición muy clara. La asistencia, el amor, la alegría, el humor están claramente del lado de la vida, para mantenerla y preservarla. En el otro polo esta la muerte, la tristeza, la depresión, la indiferencia, la enfermedad que esclaviza y condena.

La pelea se le presenta con toda claridad a Stella y entrega su tiempo y su fuerza vital a desplegarse en una firme decisión por la vida.

Cuando conoce a Will no comprende su cinismo, indiferencia y descuido de sí mismo. Lo siente como una afrenta. No es algo que Stella pueda admitir. Tanto es así que desliza un planteo: Will es un privilegiado por poder participar en un tratamiento experimental que podría mejorar sus posibilidades de sobrevida y más aún ayudar a las futuras y actuales generaciones de niños y jóvenes con fibrosis quística.  Stella está firmemente plantada en una alianza con diferentes actores: familiares, doctores, enfermeras. Pareciera que para ella se trata de una aventura colectiva. Con claros aliados y un más que claro enemigo. De un lado la vida y enfrentada a ella, la muerte… ahí, acechando.

Por eso propone a Will ser su guía y coordinadora para acompañarlo en el sostenimiento de un tratamiento que debe ser necesariamente riguroso para ser eficiente. Busca sumarlo a Will a la alianza por la vida.

2- UN AMOR PELIGROSO

Stella y Will hacen un trato: él le permitirá a ella ser su guía en el tratamiento y a cambio ella le permitirá a él dibujarla. Este vínculo es ciertamente peligroso lo que pone en guardia al personal de salud que intentará impedir la cercanía ya que si Stella contrajera la infección que habita en Will, la adolescente no podría ser beneficiada con un trasplante.

A medida que la historia avanza y el vínculo entre les dos adolescentes se hace más estrecho las concepciones de Stella empiezan a tambalear. El afecto no estaría tan claramente del lado de la vida porque de acortar distancias entre ella y Will los esfuerzos  colectivos por mantenerla con vida podrían fracasar. El amor, este amor, el que ellos van construyendo se conforma como altamente riesgoso, peligroso.

Es un amor prohibido, no por interdicciones de parentesco, no por el contexto social opresivo y represivo, no por mandato patriarcal, sino por una enfermedad que los pone ente la trágica disyuntiva de elegir la vida sin amor (sin ese amor) o por el contrario elegir este amor riesgoso, sincero, temerario y mortal.

3- CUIDARSE PARA VIVIR O VIVIR PARA CUIDARSE

El amor siempre entraña riesgos. Requiere para su realización un salto al vacío que podría simbólicamente acabar con la propia vida. Se trata de ese amor tortuoso y trágico propio del romanticismo, relacionado estrechamente con la muerte. Un amor condenado a ser vivido a la distancia, en este caso, a 2 metros o metro y medio.

Se pone en cuestión la moral burguesa que propicia la seguridad y la eficiencia que desacraliza la vida y la muerte. El cuestionamiento puesto en boca de Will que ya condenado no estaría corriendo, en realidad, ningún riesgo, es primero rechazado por Stella: El metro y medio sigue siendo condición necesaria para estar seguros.

Pero ante la presencia de la muerte inexorable y sorpresiva hace a Stella preguntarse: ¿Vale la pena resignar vivir la vida, el amor, por una sobrevida más segura? Hoy está aquí pero mañana mismo podría morir, ¿no sería más sensato vivir el poco tiempo que le quede de la manera más intensa y total aunque esto signifique acortar su vida? Preguntas límites de seres que viven peligrosamente. Stella, con estas preguntas, empieza a hablar de frente con la muerte, con la suya, que la espera. Siente que el sentido de su vida orientado a cuidarse para vivir se da vuelta y siente ahora que en forma mezquina vive sólo para cuidarse.

4-ELEGIR COMO ACTO DE DIGNA LIBERTAD

Su forma de vida pierde sentido y cobra otro que ahora mira a la muerte de frente. Y entonces la relación de Stella y Will se convierte en un amor heroico. Talvez uno de los pocos heroísmos que admite la cultura dominante: el que se origina ante la cercanía de la muerte por una enfermedad terminal. No es esta una muerte buscada para plasmar un objetivo superior a la propia vida (legitimado por la moral burguesa únicamente para la actividad militar-patriotica). Esa muerte, eventualmente posible por un riesgo tomado en forma voluntaria, constituye la estructura del acto heroico, inadmisible para la moral burguesa que preconiza la seguridad y la eficiencia.

Y no obstante esto, Will luego de salvarle la vida a Stella en lugar de condenarla, todo por cuestiones del azar, finalmente decide resignar ese amor por el bienestar de ella. La película coquetea un poco con la idea romántica del amor heróico para rápidamente volver a los carriles seguros y sensato que impone la eficiencia de la moral burguesa y el saber médico.

No puede dejar de puntualizarse que la película se reciente mucho cuando gradualmente se va deslizando de un tono de comedia dramática, al liso y llano melodrama, porque podía adivinarse que debajo de la extroversión de Stella su alegría y generosidad así como de la dureza cínica y algo burlona de Will se escondía un deseo sincero por llegar al otra/o y vivir una existencia trágica en un nivel de autoconciencia que merecía ser transitado y analizado, en la que decidieran vivir su vida y su muerte como un acto de libertad.

En el momento en que la historia arriba a su primer pico dramático, en lugar de profundizar las cuestiones planteadas de forma realista, se decide claramente privilegiar el amor estereotipado que el cine americano tiene reservado a los adolescentes y resolver mágicamente, Deus ex-machina, el conflicto planteado, una salida fácil que deja a salvo la moral burguesa y contentos a los padres de Stella y Will, a los médicos y enfermeras.

5 – ESPECTÁCULO EDIFICANTE

La relación de una sociedad y una cultura con la muerte es algo histórico. No es único e inmodificable ni derivado necesario de la condición de los seres humanos. La historia da cuenta de cómo se vivía el tránsito de la vida a la muerte en un mundo sin la medicina moderna, cómo el moribundo era protagonista con total dominio de su propia muerte.

Durante el siglo XX con la hegemonía del saber y poder sobre el enfermo de la corporación médica y los sistemas de salud, la ignorancia del paciente en relación a su propia muerte era algo buscado por conveniente y un valor en sí mismo. “Por suerte murió sin saber qué estaba pasando”.

Pero el neoliberalismo, en muchos sentidos, trae consigo un nuevo paradigma cultural que ha ido transformando, entre otras cosas, nuestra relación con la muerte.

 “A dos metros de ti” fue producida por CBS y dirigida por Justin Baldoni quien ya había dirigido “My last days” (Mis últimos días). Esta serie documental describe y relata en primera persona mediante entrevistas cómo personas diagnosticadas con alguna enfermedad terminal  transitan la experiencia de vivir sus últimos meses de vida.

Cada historia es distinta a las demás porque como bien puntualiza Baldoni no hay dos personas iguales y cada una de estas personas realiza decisiones muy personales. En tiempos de conexión permanente y acceso a la publicación on-line de registros de todo tipo, la experiencia de enfrentarse a la muerte producto de una enfermedad incurable ha sido expuesta en numerosas oportunidades muy tempranamente en blogs y otros medios electrónicos.

La serie que dirigió Baldoni a lo largo de varias temporadas se presenta como  inspiradora, una muestra de la entereza para vivir la vida dejando de lado las cosas materiales pero sin salir del contexto de clase media acomodada del primer mundo. Acerca al espectador a la experiencia de morir en un cálido y edificante entorno.

6- DESINTERES POR LO MATERIAL PARA DISIMULAR LAS DESIGUALDADES

En momentos de relaciones líquidas, de compromisos flexibles, de desapegos convenientes, compartir on-line  experiencias signadas por la soledad y el sin sentido, repone un abrazo comunitario, en gran medida ilusorio pero aparentemente efectivo.

Es preciso transmitir entereza, dignidad. Para que esto sea posible es condición necesaria, por lo tanto, que lo material y económico sea presentado como secundario.

Lo curioso y despreciable, es que ese desinterés por las cosas materiales se traduce, para potenciar el mensaje  edificante, en una reticencia a tratar todos los temas que hacen al efectivo acceso al derecho a una atención médica adecuada.

En “A dos metros de ti” se menciona muy al pasar que uno de los jóvenes se quedara sin cobertura médica al cumplir los 18 años. Esto ni siquiera produce un mínimo comentario de indignación en Stella ni en ningún otro personaje. Pero esa cuestión, que podría haberse planteado, se soluciona drásticamente con una temprana y sorpresiva muerte. Con la vida del personaje se va también cualquier inquietud acerca del desigual acceso a la atención médica.

7- VIVIR Y MORIR CON DIGNIDAD: TODO UN PRIVILEGIO

Al ser espectador de las atenciones de primer nivel que tienen Stella y el millonario Will, uno no puede dejar de preguntarse como vivirían Stella y Will las situaciones trágicas en las que están inmersos si hubieran nacido en algún barrio de Moreno. Ciertamente la entereza y la dignidad se tornarían casi imposibles cuando el maltrato, el desinterés de los servicios de salud y de funcionarios obligados a proteger a los niños más vulnerables hacen mella indeleble en la subjetividad;  hunden en la precariedad, la incertidumbre y la aceptación de la injusticia a las niñas y niños afectados con fibrosis quística como también a sus familiares. 

En Moreno y en otros contextos de exclusión, que en nuestro país tiene décadas de afianzamiento, las alianzas y el enemigo, que son tan claros para Stella, se desdibujan de manera perversa, porque aquellos que supuestamente debieran proteger a la niñez vulnerada (funcionarios, profesionales de la salud, ONGs) dan vuelta la cara con indiferencia profiriendo sermones paternalistas y  culpabilizadores para no reconocer su propio fracaso. Difícilmente un episodio de  “My last days” o una versión de “A dos metros de ti” situada en Moreno,  sería un mensaje edificante, cálido y una lección de entereza, sino más bien una denuncia rabiosa.

Vivir con Fibrosis Quística en Moreno: El derecho de vivir clickear aquí.