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LA CUESTION AMBIENTAL EN EL PERONISMO Y LA REALIDAD DE LA POLITICA ACTUAL –

Por María Victoria Marchisio (abogada especialista en Derecho Ambiental) – En ocasión de asistir a un curso sobre gestión legislativa ambiental y sustentabilidad que se llevó a cabo en el Instituto de Capacitación Parlamentaria de la Honorable Cámara de Diputados de la Nación, tuve el gusto de conocer personalmente a Yolanda Ortiz.

Quienes sepan quién es entenderán el placer que me generó tal experiencia, y quienes no, estarán conociendo a esta tucumana, doctora en Ciencias Químicas de profesión, que fuera la primer Secretaria de Recursos Naturales y Ambiente Humano de la Argentina. Es más, su puesto resultó inaugural en toda Latinoamérica, y su nombramiento vino de la mano de Perón.

Con su voz pausada y suave, y su cara y manos arrugadas de tanta experiencia que siguen el tono de voz, recuerda ante todos nosotros y con un nudo en la garganta -como siempre le sucede según ella misma afirma- lo que Perón le dijo el día que le ofreció el cargo: “Voy a tratar de prevenir para que no tengamos que salir a apagar incendios”, y la respuesta fue: “Usted habla mi mismo lenguaje, nos vamos a entender muy bien…”.

Contándolo y después de haber podido escuchar de boca de quien tanto admiro y había leído infinidad de veces, me parece mentira saber que en los años ´70, cuando Yolanda Ortiz era muy joven y era muy poco lo que se conocía de la cuestión ambiental o ecológica, un político de la talla de Perón –con sus matices todos, a favor y en contra, pero indiscutiblemente significativo y trascendente- pudo vislumbrar la seriedad y necesidad de cuidado de cuestiones que hoy resultan imperiosas, y que a diferencia de aquellos años, en que los políticos en su mayoría poco sabían, hoy conocen la problemática pero la evitan, porque es un tema que no atrae votos, ni clientelismo político, y que la prioridad que se da a lo económico hace tapar la calidad de vida del pueblo. Máxime, considerando que las políticas y gestiones que son obligatoria por ley, aunque quieran ignorarlas, son a corto y largo plazo para poder visualizar resultados concretos, y es por ello que no les importa a los políticos actuales que miran otras cuestiones, tranquilos por sobre un pueblo desinformado o manipulado y que por tal no puede defender sus derechos adecuadamente.

Perón le encargó ocuparse del medio ambiente. La apoyaba, aunque ella era la única mujer en un gabinete de hombres en el seno del Ministerio de Economía que no concebían la cuestión ambiental.

Era una época que nada reconocía a la naturaleza más que en su calidad de “cosa” útil a los hombres, en un antropocentrismo absoluto, y ella soñaba con marcar la diferencia y, nada menos que Perón, la acompañaba.

Coincidía esa época con la moda del conservacionismo. “La salvación de las especies en extinción, los pandas, los grandes paisajes, pero no había unidad en la defensa, todo aparecía por separado”, nos contó. Fue entonces cuando desde el gobierno de Perón y a instancias de ella comenzó a trabajarse en lo interdisciplinario teniendo en cuenta el paisaje urbano así como también en relación a la cuestión rural, a las mutaciones que sufriría el campo, y con el efecto que se provocaba con la migración de las poblaciones a las grandes ciudades.

Perón entendía que todas las disciplinas serían cruzadas por el factor ambiental. En un documento novedoso para la época decía que, entre todos los problemas, “el” problema era el ambiental, y que había que poner en valor los recursos naturales que abundaban en el país, por lo tanto la planificación de la Nación no podía estar divorciada de la atención que merecían esas riquezas. Esto es hoy por hoy lo que llamamos “transversalidad de las cuestiones ambientales” y del derecho ambiental específicamente. Aquí también podemos afirmar que Perón fue un precursor, y según Yolanda Ortiz, políticamente hablando, esto murió con Perón. Nadie más insistió con la temática del modo comprometido y sensible que se requiere. Tan siquiera los fanáticos que se jactan de peronistas en todos los sentidos. Bien valdría, creo yo, que algunos la lean a esta magnífica mujer, reconocida internacionalmente, y retomen la lectura de la faceta ecologística de Perón, para empezar a cumplir las leyes que los obligan a gestionar políticas ambientales, de una vez.

No son tantas las diferencias con la sociedad actual, cuando Yolanda Ortiz recuerda con esta frase textual que lástima que no fue comprendido, no lo entendieron los políticos ni la sociedad; en esa época todas las energías estaban puestas en una lucha contra el modelo, pero del otro lado no había propuestas alternativas”. Afirma que “en medio de tales disputas intentar hablar de la ecología era algo que no podían comprender ni los políticos más lúcidos, por lo tanto ni en su propio partido Perón encontró el eco que esperaba. Tampoco hoy el tema ambiental se ha instalado de la mejor manera, es cierto que las personas hablan más pero veo que aparece como negocio o como conflicto, falta la visión integral del nuevo paradigma”.

Esta maravillosa mujer vivió una vida de servicio y sus inclinaciones políticas nacieron desde su sensibilidad y ver y atender a las necesidades de la gente, la vida en las villas de emergencia y su obsesión por erradicar la inequidad, cuestiones todas que desde muy joven la acompañaron. Es decir, es una política hecha y derecha y merecedora de todas las letras de la palabra.

Lo que quiero resaltar con esta columna, es la esperanza que no muere en ciertas personas, aunque cada vez cueste más encontrar políticos de esta talla, de esta integridad y de este compromiso. Por fuera del Gobierno, Yolanda Ortiz nunca dejó de trabajar. Aún hoy sigue con las inquietudes de su juventud, tiene un discurso y una esperanza jóvenes, muy lúcidas.

Asesora ad honorem en la Secretaría de Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación, sigue proclamando el valor estratégico de los recursos naturales y la necesidad de defenderlos “con uñas y dientes” como ella misma dice, y marca lo que comparto absolutamente, “debe utilizarse la herramienta indispensable que es la educación”.

A modo de conclusión, lo que quiero resaltar es lo que pienso y lo que me llevó a querer escribir y de a poco compartir estas cuestiones con todos, para que vayamos tomando conciencia de la seriedad de la problemática ambiental ya que no nos resulta, en absoluto, ajeno. Todos, directa e indirectamente, somos víctimas de los problemas ambientales que incluso afectan en forma directa a nuestra salud, aunque no todos los médicos lo indican así. Mucho menos los políticos, que desatienden estas cuestiones porque no son redituables.

No necesitamos vivir en una gran ciudad en la que nadie duda de los factores contaminantes con que se convive. Pasa en un pueblo, en una pequeña ciudad, en un barrio pegado a un predio asediado con agroquímicos, en las cercanías de un Parque Industrial contaminado y en muchísimos casos más. Debemos reconocer, y tal lo que dice Yolanda Ortiz y consentía Perón, que “no hay un problema, hay una trama de problemas que están todos juntos, que tienen que ver con el contexto. Si sacamos pedazo por pedazo para analizar, aún cuando se vaya muy profundamente, no sirve de nada. Hay que contextualizar, entender la complejidad que hay ahí, es un ejercicio interdisciplinario. Pero si no hay comunicación, no es posible eso. Para hacer una política ambiental hay que romper con la lógica individualista”.

En el mundo entero confluyen los problemas económicos y ecológicos. Y entonces, no habrá salida mientras no profundicemos y no se pueda avanzar, a excepción que los políticos se involucren de verdad. Si no nos ponemos de acuerdo en este punto, estamos afectando de modo desfavorable el destino del ser humano.