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«Notificamos que, como cierre del establecimiento, prescindimos de sus servicios a partir del 20/1/2025. Liquidación final e indemnizaciones serán depositadas en tiempo y forma en sus respectivas cuentas sueldo». Así dice el mensaje que les llegó a 360 obreras y obreros del calzado el primer día del año.


El telegrama está firmado por la gerencia de recursos humanos del Grupo Dass. La compañía, de capitales argentinos y brasileños, es el fabricante de las principales marcas de calzado deportivo del mundo, entre ellas Adidas, Nike, Under Armour, Umbro, Fila, Asics, entre otras.


El cartel del portón de entrada es toda una ironía: «Nuevo año, nuevos tiempos, nuevos desafíos». Hoy está cerrado.


En los últimos años Dass habían crecido fenomenalmente sus ventas, llegando a fabricar cerca de 3 millones de pares anuales en sus plantas de Coronel Suárez y El Dorado (Misiones). Las ganancias eran tan obscenas que el año pasado mostramos que mientras un par de Nike Air Force 01 costaba 114 mil pesos, la categoría A de los operarios ganaba 126 mil pesos mensuales. El mismo valor que uno de los cientos de pares que fabricaba por mes.


Dass se hizo famosa por monopolizar el mercado de alta gama. Hoy unas Nike Force están 260 mil pesos, pero las Air Vapormax superan los 450 mil pesos. Adidas tiene varios modelos por encima de 300 mil pesos, como las Adizero y las Terrex.


En cambio el acuerdo paritario de UITCRA dejó el valor de la hora por operario en 3029 pesos y el promedio mensual está en 550 mil pesos. Además hay trabajadores jornalizados, mensualizados, destajistas y a domicilio. Todos con distintos valores.


Dass no es una “pyme en problemas”. Se trata de una de las principales empresas del sector en todo el continente, con plantas en Argentina y Brasil. Su presidente es Vilson Hermes, empresario brasilero. Pero el “cerebro” de la empresa es H. Brian Handley, gerente de la marca en toda América del Sur y también directivo del CitiBank. Su familia estuvo vinculada a maniobras y estafas bancarias famosas junto a Raúl Moneta durante el menemismo.


Handley comandó durante los últimos años una serie de chantajes que le permitieron sacar provecho del Estado y sus trabajadores. Tras anunciar suspensiones en sus plantas, negoció con el gobierno de Fernández y Massa dólares e insumos, así como acuerdos con el sindicato por el valor de las suspensiones.

Un buitre.