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Todos los cálculos inflacionarios privados para el mes de diciembre, en orden del 30%, quedan cortos ante el relevamiento de la suba de precios en alimentos en el conurbano bonaerense, realizado por el Instituto de Investigación Social, Económica y Política (Isepci), alcanzando el 48,48%. Este salto en la “mesa de los argentinos” agrava aún más una situación social crítica, facilitada por la liberalización del mercado con Milei, la devaluación y el ataque a la condiciones de vida de los trabajadores, generando nuevos pobres e indigentes.

El informe elaborado por el Isepci consta de un muestreo de 850 comercios de cercanía en barrios de 20 distritos del conurbano bonaerense, donde realizan sus compras miles de familias trabajadoras.

Estas subas son el resultado de la continuidad de las medidas inflacionarias con Javier Milei, con la devaluación del tipo de cambio oficial y la liberalización y desregulación del mercado y los precios, combinados con el ajuste contra los trabajadores, despidos, congelamiento de ingresos populares, salarios y jubilaciones.

Según los datos del Isepci una familia con dos adultos y dos niños requirió en diciembre $271.572 para cubrir una canasta de alimentos a la que en noviembre podía acceder con $182.905.

Entre las subas se destacan la leche (128,47%), gaseosas (81,82%), arroz (63,04%), harina de trigo (55,56%) y polenta (50%), todos alimentos infaltables en la mesa de las familias trabajadoras.

Si se anualiza la inflación en el rubro alimentos, tenemos que para todo 2023 la misma fue de 323% en dicha región. Aquí se destacan el crecimiento de las carnes (354,03%) y productos de almacén (350%).

Para el caso de la Canasta Básica Total, que incluye bienes y servicios más amplios, la medición del Isepci arroja una suba mensual del 45,71% y un incremento anual del 292%.

A esta dramática situación se agrega que el gobierno no dará continuidad a la devolución parcial del IVA para la compra de productos alimentarios, por lo que acceder a productos de primera necesidad se vuelva cada vez más difícil, en un país con 6 de cada 10 chicos en la pobreza.

El salto en los precios de los alimentos también golpea con fuerza a los cientos de comedores populares que, con esfuerzo y sacrificio, se sostienen en los barrios pobres del conurbano bonaerense, y que son atacados con los recortes en los alimentos del gobierno nacional, al tiempo que crecen las necesidades y los comensales.

El gobierno nacional no está haciendo nada para detener esta situación, sino todo lo necesario para agravarla, habilitando la suba en los combustibles y tarifas en servicios esenciales que se trasladan directo a los bienes alimenticios. Además de habilitar indiferenciadamente las exportaciones y la internacionalización de los precios, en un país donde los salarios son lo único que no se paga a precio internacional.

No hay salida posible para los trabajadores en el marco de la orientación ajustadora del gobierno de Javier Milei, quien dijo querer evitar que el 90% de los argentinos termine en la pobreza y en tan solo menos de un mes viene esforzándose en no cumplir con su palabra.