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Muchos son los venezolanos que huyen de su tierra natal por cuestiones de violencia, inseguridad, falta de alimentos, medicinas o servicios esenciales. Según los datos son casi 5 millones de venezolanos y venezolanas que se encuentran viviendo en el exterior, la gran mayoría en países de América Latina y el Caribe, por lo que esto se ha convertido en una de las principales crisis de desplazamiento del mundo.

Tanto los acontecimientos políticos, socioeconómicos o de derechos humanos desarrollados en Venezuela obligaron a un número de mujeres, niños y hombres a irse a países vecinos. Es el caso de Jean Carlos, abogado y militar que salió de su país sin posibilidades y hoy en día vive en Cuartel V, una de las localidades más pobres del distrito.
Él cuenta su testimonio: “La familia de mi esposa ya se encontraba aquí en Argentina. Me ofrecieron una mejor calidad de vida. En cuanto a la situación de mi país está decadente porque faltan insumos, suministros, medicinas. En cambio aquí se consigue medicina, se consigue la leche. Y realmente la situación en mi país, que lo amo y lo quiero, tuve que abandonar mi país, por esas razones. No me arrepiento, por lo menos mis hijas están pasando una necesidad mejor”.

Jean Carlos llegó a la Argentina sin saber sobre albañilería, pero debió aprender sobre la marcha y conseguir alguna “changuita” para subsistir. Junto a unos amigos paraguayos iniciaron la construcción de su casa precisamente en el Barrio 1° de Marzo, gracias a otro amigo de Brasil nacionalizado en nuestro país, le tendieron una mano para que él y su familia tengan un techo, “nos dio una mano en el sentido de que nosotros estábamos pagando alquiler y en esos días me quedé sin trabajo. Entonces me prestó su casa para no estar tan desamparados”, comenta.

No solo tuvo la ayuda de quienes se podría decir, son una representación de la patria latinoamericana, sino de ACNUR (Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados). Esta fundación tiene el fin de ayudar y mejorar el acceso al territorio de los solicitantes de asilo, brindando información sobre sus derechos, como así también dando un apoyo socioeconómico mediante programas que faciliten el acceso al empleo, autoempleo y a servicios financieros. “Gracias a ACNUR es una fundación que está ayudando a los inmigrantes venezolanos, nos dio plata y yo iba a hacer una casilla. Y los hermanos paraguayos me dijeron que no, que casilla no porque al tiempo tienes que volver a hacer material. Construye, gasta eso que tienes ahí y nosotros te vamos a dar una mano. Y así fue, yo compré todo y me quedé sin un peso, pero trabajamos y en una semana levantamos la casa”, relata Jean Carlos.

El sueño de este venezolano es poder traer a su madre que hace un mes está establecida en Colombia. Lograr estabilizarse y continuar la terminación de su casa. Cuando uno le pregunta qué es lo que desea para sus hijas, su respuesta es concreta: “Darle una calidad de vida mejor, con una estabilidad y una firmeza. Tener un buen trabajo para salir adelante. Aparte de eso yo soy abogado.”

Pero uno se pregunta, ¿por qué para él la situación aquí es mucho mejor que la de la República Bolivariana de Venezuela, sin insumos, con falta de trabajo? ¿Por qué teniendo un puesto de militar o una carrera de abogado, no tienen posibilidades? Es difícil comenzar de cero. Lejos de su país natal, dejando su tierra y viviendo en Argentina, deseando construir una casa en un terreno irregular, no solo para su familia sino también para que su mamá pueda venir a la Argentina. No obstante, la búsqueda de un bienestar mejor ahí no termina, conseguir un buen trabajo, la espera del trámite del D.N.I, y sobre todo lograr aprender el oficio de albañilería para que al llegar la noche su familia tenga un plato de comida en la mesa… eso tan básico y humano sigue en pie.