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A UNA SEMANA DE DOS MUERTES EVITABLES –

Sus compañeros /as siguen en la puerta de la escuela N° 49. Rodeados de dolor e impotencia, están de pie con la fuerza que los convirtió en una familia, energía que se recrea en los abrazos de alumnos, madres y padres que los buscan permanentemente. Los y las trabajadoras de la educación pública ya decidieron que no “hay ninguna posibilidad de aceptar rotación o desmembramiento temporal del servicio”.

Marcela Corvalán es maestra de 6° grado con veinte años de trabajo en la Escuela N° 49: “La escuela siempre fue un referente para todas las comunidades, los maestros somos los que siempre damos la cara, somos los referentes de sus hijos, como una guía. Lo que notamos es que la gente de arriba, las autoridades, no estaban preparadas para esto. Tuvimos charlas con gente de la Dirección General de Escuelas que traían todo estructurado de cómo pensaban que nosotros debíamos seguir , pero cuando comenzamos a realizar preguntas les sacamos todos los esquemas porque los maestros queremos volver a nuestra escuela, no queremos que nos repartan con nuestros alumnos a otros servicios, que encima no están preparadas porque todas son un desastre. Esa gente de La Plata se fue con dudas por saber cómo van a solucionar esto. A una semana de lo ocurrido la comunidad está organizada, lo hicimos los maestros y las madres que desde hace años están acá, porque somos una familia. Nuestra escuela es diferente a otras porque estamos ocho horas (doble escolaridad) y siempre nos organizamos así. Sandra y Rubén defendieron nuestra comunidad y seguimos su legado”.

AUDIO 1 CORVALAN

 

¿Este punto de frenar por completo la propuesta oficial de la Provincia de seguir en otros espacios es un verdadero quiebre?

Sí, incluso las inspectoras de todas las ramas vinieron hasta aquí, y a ellas también las desestructuramos con preguntas. Ante todo este problema somos nosotros los que les estamos dando las soluciones, pero vemos que al estar arriba (las inspectoras) se olvidaron que en algún momento fueron maestros, que estaban con los chicos en la escuela, pero parece que el poder los pone en otro lugar. Se olvidaron que los maestros estamos peor, que tenemos que poner plata de nuestros bolsillos para comprar el material o el pan, una cosa fundamental. Sandra era uno de nuestros pilares, recorría la comunidad para ver quién nos podía ayudar en un negocio de barrio, que es el negocio de un trabajador. Ahora seguimos organizados, les decimos a la gente que se quede tranquila porque todas las donaciones llegan, que las madres trabajan desde la mañana y hasta la noche, que cada maestro entregó su listado de alumnos y así las donaciones llegan a todos los niños /as de nuestra comunidad.

¿No pueden ingresar a la escuela?

No. Personalmente ayer tuve que reconocer una llave, después de estar tantos años en esta escuela, pero no me animé a entrar. Tengo compañeras que están muy mal, algunas con ataques de pánico, otras estuvieron internadas. Hay un grupo que estamos acá trabajando con las madres; otros con un equipo de psicólogos. Yo todavía no caía, y no sé cómo ocurrirá y en qué momento, pero todos /as estamos canalizándolo de distintas maneras.

AUDIO 2 CORVALAN