Tiene sus pies puestos en el lugar que añora, por el que trabajó incansablemente y continúa haciéndolo. María Vallejos siente como propia la Plaza de Barrio Parque Paso del Rey y por la entrega fue reconocida por la actual gestión, a tal punto de incorporarla a la planta municipal. A dos años vista de ese momento le llega la notificación menos esperada: Recursos Humanos la cita para comunicarle que recibe un cambio de funciones, debe dejar la plaza y prestar su servicio limpiando el Palacio. Así opera Obras Públicas.
Pregunta la causa o razones y no obtiene respuestas. María comprende que la reacción puede estar vinculada al apoyo y acompañamiento que le brinda a Santa Ruiz, cooperativista, trabajadora, quien denunció en todos los medios posibles la entrega de comida en mal estado en la escuela de su hijo (Barrio La Perla), acción que derivó en la «apretada de una patota de mujeres en la Plaza de Barrio Parque».
«Si me quieren sancionar, dejar sin sueldo o echarme de la Municipalidad que lo hagan pero yo de esta Plaza no me voy», sentencia María, una mujer perseguida políticamente por entender las causas que no se negocian:
En una carta dirigida a la Presidenta del Concejo Deliberante, Araceli Bellota, habitantes de Barrio Parque Paso del Rey, solicitan a la máxima autoridad legislativa que intervenga en un hecho más de persecución política:
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