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En la primera mitad de 2023 la pobreza alcanzó al 56,2 % de los niños y niñas. Son cifras alarmantes que reflejan las consecuencias de años de ajuste del macrismo y el peronismo para cumplir con el FMI. También de políticas que benefician siempre a los poderosos y hunden a las mayorías populares en la miseria. Ante esta crisis económica y social se impone dar vuelta la historia y tomar medidas de fondo.

Este miércoles el INDEC confirmó un aumento de la pobreza, una tendencia que se esperaba como consecuencia del impacto de la suba de los precios que devora los ingresos populares. De esta manera la pobreza alcanzó al 40,1 % afectando a más de 18 millones de personas, y la indigencia subió al 9,3%.

Los datos del primer semestre son alarmantes, la pobreza aumentó 3,6 puntos porcentuales frente al 36,5 % registrado en igual semestre de 2022. Sin embargo, están atrasados. La devaluación de Massa en agosto aceleró la inflación que llegó a un récord de 12,4 %, la mayor en tres décadas. Es esperable que en el tercer trimestre del año la pobreza sea aún mayor.

La medición de pobreza e indigencia por ingresos monetarios que realiza el Indec toma como base de estimación el acceso de los hogares y las personas a la canasta básica alimentaria (CBA) y a la canasta básica total (CBT). “En promedio, el ingreso total familiar aumentó un 50,4%. Las canastas regionales promedio aumentaron 52,6% (CBA) y 48,8% (CBT). Los ingresos en el período estudiado aumentaron a un nivel superior a la CBT e inferior a la CBA. Así, los pobres no indigentes presentan un leve descenso y los pobres indigentes muestran un incremento mayor en términos relativos, lo que da como resultado, en conjunto, un aumento de la pobreza”, explica el informe.

En cuanto a los grupos de edad según condición de pobreza, el informe mostró que más de la mitad (56,2%) de las personas de 0 a 14 años son pobres, datos que duelen.

A nivel regional, las zonas que mostraron niveles de pobreza superiores al promedio nacional fueron: el Noreste (NEA) con 42,0%; y el Gran Buenos Aires con 41,4%.

De la mano del FMI crece la pobreza

La pobreza no ha dejado de aumentar desde la dictadura, en 1970 llegaba al 4,6 %, según datos de Orlando Ferreres. Producto de los cambios introducidos por la dictadura genocida en clave neoliberal, que continuaron bajo el menemismo, se fue consolidando un nuevo piso estructural de 25%, que varía ante cada crisis.

En el primer semestre de 2018 la pobreza era de 27,3 %. Ese fue el año del regreso del FMI bajo el macrismo. Las constantes exigencias de ajuste fiscal y devaluación, impactan de lleno en los sectores más pobres. La inflación desgasta el poder de compra de los bajos salarios y de los ingresos populares, ensanchando las cifras de pobreza e indigencia.

En plena campaña electoral, se confirma una nueva estafa al pueblo trabajador. El gobierno prometió «llenar la heladera», “la vuelta del asado”, pero vaciaron la mesa de cada familia trabajadora en el país. A pesar de las recientes medidas de Massa en clave electoral, todo parece indicar que en el tercer trimestre del año la pobreza seguirá escalando, ya que se incluirá el impacto inflacionario de la devaluación de agosto. Es la consecuencia de gobernar bajo la bota del FMI, un rumbo que ni Bullrich ni Milei piensan cambiar.

El oficialismo festeja la creación de empleo privado en los últimos años, pero no dice nada sobre el fenómeno de trabajadores pobres y el pluriempleo para llegar a fin de mes. Peor aún, en los últimos ocho años -con los gobiernos de Cambiemos y del Frente de Todos- la transferencia de ingresos de los trabajadores a las grandes patronales fue de USD 101.000 millones, según un reciente informe del Centro Cifra. De ese total, USD 70.000 millones se transfirieron bajo la gestión de Alberto Fernández, Cristina Kirchner y Sergio Massa.